Aníbal Gerardo Aguirre Saravia, (*)

Aníbal Gerardo Aguirre Saravia, (*)[1]

Varón 1923 - 2008  (84 años)


Información Personal    |    Medios    |    Notas    |    Fuentes    |    Mapa del Evento    |    Todo    |    PDF

  • Nombre Aníbal Gerardo Aguirre Saravia  [1, 2
    Sufijo (*) 
    Nacimiento 26 May 1923  Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 20 May 2008  San Isidro, Bs. As., Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [4
    ID Persona I89565  Los Antepasados
    Última Modificación 7 Mar 2024 

    Padre Aníbal Aguirre Cardozo 
    Madre Justina Saravia Zerdán,   n. 26 Oct 1894, San José de Metán, Salta, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Matrimonio 15 Abr 1921  Salta, Salta, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [5
    ID Familia F93804  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia María Celina Angélica Ros Artayeta Quesada,   n. 3 Abr 1930   f. 20 Abr 2011, San Isidro, Bs. As., Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 81 años) 
    Matrimonio 12 Jul 1956  Iglesia San Martín de Tours, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [4
    Hijos 
    +1. Santiago Aníbal Aguirre Saravia Ros Artayeta
    +2. Ignacio Martín Aguirre Saravia Ros Artayeta
    +3. Alejo Miguel Aguirre Saravia Ros Artayeta
    +4. Ramiro Aguirre Saravia Ros Artayeta
    +5. Celina María Aguirre Saravia Ros Artayeta
    ID Familia F31588  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 28 Ene 2013 

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 26 May 1923 - Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsMatrimonio - 12 Jul 1956 - Iglesia San Martín de Tours, Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 20 May 2008 - San Isidro, Bs. As., Argentina Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 
    Leyenda del Marcador  : Dirección       : Ubicación       : Ciudad/Pueblo       : Municipio/Alcaldía       : Estado/Provincia       : País       : No Establecido

  • Fotos
    Aguirre Saravia, Aníbal Gerardo
    Aguirre Saravia, Aníbal Gerardo

  • Notas 
    • Nació el día 23 de mayo del año 1923 en Buenos Aires, en la calle Hortiguera a metros de Avenida Rivadavia (Primera Junta) y falleció en su casa en Martínez, partido de San Isidro, el 20 de mayo de 2008. Era hijo del porteño Aníbal Aguirre y de Justina Saravia, natural de Salta y descendiente directo de los Gómez de Saravia, llegados a estas tierras en el siglo XVI.
      Debido a problemas de salud y siendo muy chico, el médico que lo atendió recomendó a sus padres que lo trasladaran a un clima más seco, por esta razón, la familia se estableció en la Provincia de Salta. Esto lo llevó a formar parte del centro de Residentes Salteños del cual fue un gran colaborador.
      Vivió su adolescencia y juventud en su casa paterna de la Avenida Quintana en Recoleta y en el establecimiento rural de su familia en Cañuelas, donde conoció la cultura rural gauchesca argentina. Estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires. Fue un apasionado bibliófilo y un devoto investigador de la Iconografía Histórica Argentina, disciplina que promovió y consolidó científicamente, continuando la obra de Eduardo Schiaffino, de Alejo Buenaventura González Garaño y de Guillermo Horacio Moores, entre otros pioneros de nuestra historiografía del arte.
      Aguirre Saravia, junto a Bonifacio del Carril, posicionaron a la Iconografía Histórica Argentina en un lugar de privilegio en Latinoamérica con obras que hoy son clásicos de obligada consulta como la célebre "Monumenta Iconográphica" y la "Iconografía de Buenos Aires". Me atrevo a decir que luego del fallecimiento de Alejo B. González Garaño, el Dr. Aníbal Aguirre Saravia se convirtió en el máximo erudito en Iconografía Histórica Argentina. Recorrió los archivos, bibliotecas y museos de Europa y América, investigando y recolectando toda referencia a nuestro pasado. En su producción bibliográfica relativa a la iconografía se computan libros, catálogos de exposiciones, certificados de autenticidad de obras de arte, colaboraciones varias en publicaciones afines, etc. Su erudición fue en verdad extraordinaria, hablaba cinco idiomas, pasaba horas investigando en el Archivo General de la Nación, en el Museo Histórico Nacional, en el Museo Histórico Saavedra, en el Museo Roca y en el Museo Mitre, miembro del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, del Fondo Nacional de las Artes y de toda institución donde pudiese colaborar con su apasionada erudición y cientificidad. Otra de las instituciones de las cuales formó parte fue el Museo Pueyrredón donde ejerció como Secretario en la época en qué era vocal la señora Victoria Ocampo entre los años 1970 y 1972. También fue un activo miembro de la Asociación Amigos del Regimiento de Granaderos a Caballo Gral. San Martín para el cual colaboró redactando la Historia del Regimiento desde sus inicios en la Plaza del Retiro.
      Tuve el honor y el placer de ser su discípulo y colaborar con él en proyectos de investigación y como profesor adjunto en la Cátedra de Iconografía Histórica Argentina en la Escuela Nacional de Museología entre los años 2004 y 2008. Cátedra por él fundada y que dirigió por más de treinta años ad honorem. Realmente amaba la Cátedra, consciente de la relevancia de la documentación visual para la museología, intentó transmitir esta valorización con inusitada pasión y generosidad a sus alumnos y a sus discípulos. Sobre estos últimos agrego, lamentablemente, que uno de ellos, de apellido Argerich, falleció trágicamente en un accidente automovilístico, siendo sucedido por Héctor Izuel, que con el tiempo se radicaría en el exterior y, por último, el autor de estas palabras.
      Debo confesar que me resulta imposible escribir sobre él con la prudente distancia histórica, debido a que Aníbal G. Aguirre Saravia ejerció una fuerte gravitación no solo en lo profesional, sino también en la dimensión humana, en rigor de verdad, para mí fue como un abuelo, siempre dispuesto a ayudarme y siempre preocupado por las diversas alternativas de mi existencia. En efecto, mi intención es comunicar aspectos de su persona que de otra manera jamás se conocerían y de esta manera contribuir a una apreciación más integral de su vida y de su obra.
      En este punto considero que una de sus virtudes, quizá la más importante para la ciencia, fue su incorruptible cientificidad, que practicó al extremo, sin importar las consecuencias. Recuerdo el profundo desagrado que le producía la comercialización de falsificaciones de arte, en particular, cuando sus protagonistas eran reconocidos coleccionistas que priorizaban sus ganancias y que permitían la reproducción de falsificaciones en libros y manuales de historia y de arte argentino, dañando la cientificidad de la Iconografía Histórica Argentina. La defensa de esta última lo llevó a posturas inflexibles y a negarse a autentificar obras que consideraba falsas o mal atribuídas. Su honestidad intelectual con el tiempo cimentó una sólida reputación. Esta condición moral lo determinaba a advertir sobre la presencia y reproducción de falsificaciones en investigaciones publicadas de las que había participado, dando cuenta de su incorruptible honestidad intelectual.
      Su biblioteca y su colección de arte, especializadas ambas en historia argentina y en iconografía argentina, era una de las más importantes del país y su dispersión y posterior destino en manos privadas constituyen una gran pérdida para la accesibilidad pública de nuestro patrimonio. No entraré en detalles, solo diré que su biblioteca y su colección, conformadas por su exquisito y erudito criterio de selección, eran un verdadero paraíso.
      Quisiera comunicar circunstancias compartidas con él que permiten apreciar y comprender, en parte, aspectos de su pensamiento y de su filosofía. La primera refiere a su inquebrantable fé en el pueblo argentino, en la nobleza y los valores que, según él -ferviente nacionalista-, poseían los argentinos. Esta reflexión tuvo como contexto los años inmediatos a la profunda conmoción del año 2001, y terrible crisis social, política y económica que sufrió el pueblo argentino. Yo era muy joven, mi adolescencia había transcurrido en la decadente argentina neoliberal, y sentía una profunda desazón y sensación de fracaso de mi país. Sus palabras fueron un faro en la tormenta, consciente de la gravedad y la incertidumbre que vivía un joven como yo. Esa responsabilidad y empatía se tradujo en inolvidables palabras de ánimo, siempre agradeceré ese gesto, verdadera solidaridad en la adversidad.
      La primera vez que visité su casa en La Lucila, Martínez, cerca de San Isidro, a dos cuadras de avenida Libertador, me llamó la atención su primer acto: Buscó en su biblioteca el diccionario heráldico y nobiliario de Atienza y me leyó la información relativa a mi apellido Saldias, ante esto le comuniqué la historia de mi familia, de mi abuelo Saldias Bengochea y Agesta Ustariz, que había migrado a nuestro país en 1920 y de nuestra tradición familiar de reivindicar el euskera y la independencia del Antiguo Reyno de Navarra. Mi intervención fue recibida por él como un gesto de responsabilidad patriota. Luego la conversación derivó en aspectos históricos y políticos de la argentinidad y de los historiadores de nuestro país a quienes conocía en profundidad.
      En uno de los numerosos libros que me obsequió, por aquel entonces yo vivía circunstancias de recursos muy limitados, hallé una hoja manuscrita con breves reflexiones y citas, recuerdo una en particular: "Sufficient unto the day is the evil thereof", King James, un aforismo que aparece en el sermón de Mateo: 6, 34, de la Biblia encargada por el Rey James. La traducción sería: Suficiente hasta el día es su maldad y es utilizada para dar cuenta del momento del día cuando, por cuestiones obvias, es necesario descansar y abandonar alguna cuestión cuya resolución implica una perjudicial y estresante atención. En el sector inferior de la cita aparecen cuentas impositivas que, seguramente, agobiaron el prudente espíritu sereno del abogado apasionado por el arte y la bibliofilia.
      Por último, recuerdo que la última vez que estuve con él, me confesó -como una premonición- que estaba leyendo las cartas de Colón, en especial, aquellas que hablaban de emprender un viaje a lo desconocido. Me gusta pensar que de esa manera inició su último viaje, luego de una vida dedicada a democratizar el conocimiento, con la certeza de que "La obra dura más que el obrero" y que había sembrado esa pasión por nuestra Historia en un joven que lo extrañaría con infinita tristeza.
      por José Joaquín Saldias.

  • Fuentes 
    1. [S1] Medrano Balcarce, Juan Manuel, Medrano Balcarce, Juan Manuel, (jmedrano76(AT)hotmail.com).

    2. [S1365] Marcelo Quesada Güiraldes, La descendencia de Héctor Cipriano Quesada y Casal, (Buenos Aires, 2010).

    3. [S1371] Agrelo, Juan Jose, Agrelo, Juan Jose, (juanjoagrelo(AT)hotmail.com), (2 Sep 2020), https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:KNPH-8DK.

    4. [S510] Sadous, Eduardo A., Quince Genealogías, (Editorial Armerías, Buenos Aires 2009).

    5. [S1147] Family Search, (www.familysearch.org), https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:3QHV-J38K-9SMN-C?cc=3006885.