Notas |
- Nació el 19 de diciembre de 1779, en la Noble Villa de Abando, comarca ubicada en el Gran Bilbao, provincia de Vizcaya, País Vasco, España. Fue bautizado, el mismo día, en la parroquia de San Vicente Mártir, en Abando, Bilbao Vizcaya, País Vasco, España.
Vino al Virreinato del Río de la Plata, radicándose en Buenos Aires, donde ejerció el comercio. Tiempo después, se radicó en San Miguel de Tucumán. Contrajo matrimonio por poder, en 1809, con su sobrina Doña María Vicenta del Carmen de Zavalía Laguna, previo consentimiento paterno. Dado el estrecho parentesco existente entre los contrayentes, puesto que se trataba de la hija de su hermano mayor Pedro Antonio, fue necesario solicitar la dispensa por consanguinidad, la cual fue acordada.
Estableció su residencia familiar en el solariego inmueble, heredado por su mujer y que había sido la sede del Congreso de 1816, que declaró la Independencia Nacional, hoy sede de la Casa Histórica de Tucumán.
Pedro Patricio se dedicó al comercio, por lo que, habitualmente, viajaba entre Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Potosí. Al cabo de unos años, habiendo adquirido algunos conocimientos de agrimensura, obtuvo la habilitación como "Agrimensor de Gobierno".
Con el tiempo, y merced a su actividad comercial, pudo hacer cierta fortuna, permitiéndole adquirir una extensa estancia en la Sierra de Medinas, distante a unos ochenta kilómetros de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Durante las luchas civiles, tomó activa participación por la causa federal, según lo atestigua la siguiente carta remitida al Gobernador de Tucumán:
"Córdoba, octubre 24 de 1841. Año 32 de la Libertad, 26 de la Independencia y 12 de la Confederación Argentina.
Señor General Don Celedonio Gutiérrez.
Muy señor mío y amigo: Después del feliz resultado de una campaña tan gloriosa para nuestras armas federales, contra los pérfidos salvajes unitarios, solo faltaba, para complemento de la felicidad de nuestra hermosa provincia; el acertado y sabio nombramiento en la digna persona de V.E. para su Gobernador. Este acontecimiento me ha enajenado de gozo, y protesto ante V.E. con las veras de mi corazón, que al felicitarlo veo un porvenir dichoso que cicatrizará las profundas heridas, que le han causado aquellos desnaturalizados hijos, que ya mordieron con rabia la tierra, que siempre los maldecirá o corren despavoridos a ocultar su vergüenza, lejos de un suelo que han manchado con sus crímenes. Pero, para que se verifique tan fausto vaticinio es preciso que V.E. no se deje rodear de ciertos hombres que, con la capa de nuevos federales, no son más que unos egoístas, aspirantes, o unos agentes ocultos que el maldito bando unitario deja en los pueblos, para asegurar, cuantas veces puedan, sus parricidas planes. Estoy persuadido de que V.E. me ha hecho siempre la justicia de creerme hombre de bien, y amante de la justicia, y por lo mismo me he atrevido a hacerle una advertencia dictada por la experiencia y por el mucho conocimiento que tengo de los sujetos que componen ese vecindario. Yo solo espero la salida de una tropa de carretas, para regresar al ceno de mi familia, después de dos años de padecimientos y quebrantos, causados por los salvajes. Entre tanto reitero a V.E. los parabienes, y me ofrezco, como siempre, su más obsecuente amigo S.S.Q.S.M.B. Pedro Patricio de Zavalía. P.D.:Al cerrar esta carta ha llegado el chasqui con la noticia de haber sido muerto en Jujuy el cabecilla salvajón Lavalle y aquí viene lo de miel sobre buñuelos".
Tal hecho, lo hizo ganarse el afecto de Gutiérrez que lo designó, como agrimensor, encargado de la construcción de la pirámide erigida en la plaza principal de Tucumán, para homenajear al ejército federal de Oribe. Pedro Patricio murió el 29 de junio de 1857, dejando cinco hijos. Los Zavalía y Andía Varela eran nueve hermanos. [2]
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