Maestre de Campo Luis de Aguilar Mercado

Varón Cir. 1723 - 1789  (~ 66 años)

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  • Nombre Luis de Aguilar Mercado  [1
    Título Maestre de Campo 
    Nacimiento Cir. 1723  [1
    • El 22 de julio de 1760, dice bajo juramento ser de 35 años. El acta de defunción hace constar que tenía más de 67 años.
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 18 Jun 1789  [1
    • Dió poder para testar el mismo día de su fallecimiento, en primer lugar a su sobrino, el Pbro. Don Ignacio Norry, en segundo lugar a Don José de Figueroa y en tercer lugar a su hijo, Don Manuel Ignacio Aguilar. Su estado de postración era tan severo que no pudo sostener la pluma para firmar. Fue sepultado al día siguiente
    ID Persona I369320  Los Antepasados
    Última Modificación 24 Dic 2022 

    Padre Maestre de Campo Ignacio de Aguilar Lazarte,   n. Cir. 1690   f. Cir. 1755 (Edad ~ 65 años) 
    Madre María de Mercado Núñez de Guzmán   f. 1780 
    ID Familia F151754  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia 1 María del Rosario Figueroa Moreno Briceño,   n. 20 Ago 1744 
    Matrimonio 26 Ene 1789  Catedral Nuestra Señora de la Encarnación, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    • Fueron testigos Don Fermín de Paz y Figueroa (esposo de D. María Ventura Figueroa Moreno) y José Miguel Paz. No tuvo sucesión legítima. [1]
    ID Familia F124052  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 24 Dic 2022 

    Familia 2   
    Hijos 
    +1. Manuel Ignacio Aguilar   f. 17 Abr 1819
    ID Familia F124053  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 24 Dic 2022 

    Familia 3   
    Hijos 
     1. Juan Francisco Aguilar
    ID Familia F124061  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 24 Dic 2022 

  • Mapa del Evento
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  • Notas 
    • El 2 de marzo de 1767 el Gobernador Fernández Campero le hizo merced de tierras en Mancopa. Fue evaluador de las haciendas jesuíticas confiscadas por la Junta de Temporalidades en 1772, y el 9 de diciembre de 1774 él mismo compró en remate, por $ 410, el potrero de la Ciénaga?, lindero con otro que ya tenía, llamado la Hoyada (que había adquirido en 1771, labrándose la escritura correspondiente el 4 de marzo de 1775.
      Testó en su nombre el Maestro Norry el 17 de octubre de 1786. Cuando leemos el poder para testar y el testamento redactado por el Presbítero Norry tenemos la sensación que los espíritus de ambos no son concordantes. En el poder para testar como en todos las situaciones en las que participó y que: quedaron registradas para la posteridad surge la personalidad del militar de alto rango, solterón y distinguido, referente familiar, muy respetado en su comunidad, con autoridad innata que ejercía con prudencia y moderación, en un estilo más bien paternal, que gozaba de la vida y no se privaba de placeres, que atraía y era atraído permanentemente por el sexo opuesto, en relaciones transitorias y de poco compromiso, y seguramente un sibarita «de buena copa y mejor mesa. El testamento nos brinda en cambio la imagen del hombre abatido, consternado y arrepentido, pidiendo constantemente perdón, y más parece una postrer confesión. Resumiendo, según este instrumento todos sus bienes pertenecían a los herederos de su finada madre, sus hermanas supérstites y los descendientes d las que ya habían fallecido, ya que en todos los negocios que había emprendido había fracasado y todo lo que estaba en su poder eran bienes de terceros. Uno de los beneficiados por esta situación, era, casualmente, el redactor del documento, el ya mencionado Presbítero Ignacio Norry. Y también sintetizando, los perjudicados directos eran sus dos hijos naturales, Manuel Ignacio y Juan Francisco, a quienes expresamente había designado sus herederos en el poder para testar. Y, es obligatorio que nos preguntemos ¿para qué lo hiza?, ¿herederos de qué? Porque no tiene demasiado sentido, y más parece una broma macabra designar herederos de un gran quebranto. Por supuesto que no pecaríamos de demasiado suspicaces si sospecháramos que el Maestro Norry algo había puesto de propio en la redacción del testamento, modificando lo suficiente y con gran habilidad la última voluntad del mandante. También así lo creyeron los hijos del maestre de campo quienes iniciaron un larguísimo derrotero tribunalicio como se relatará más adelante. Pidió ser amortajado con el hábito de San Francisco, y ser sepultado en esa misma iglesia. Mandó que una merced de cuatro leguas de tierras en el paraje de Mista (fuera de las compradas), y porque recelaba que fuera en perjuicio de los circunvecinos, fuera adjudicada a los padres dominicanos de esta ciudad para que con el rédito de su justo precio se invierta en misas anualmente las que se debían aplicar por su alma o por la de aquel que mejor derecho tuviera a dichas tierras.
      Comunicó que trajo a esta ciudad todo el caudal adquirido por su hermano el maestro Don Gerónimo el tiempo que fue beneficiario del curato del Río Cuarto, y lo tomó a su cargo y cuidado, con un total aproximado, según hacía memoria, de mil vacas, de mil y más yeguas, muchos caballos, mulas y bueyes y que de este caudal nunca dio cuentas a su hermano, y que dispuso de estas especies a su arbitrio, a pesar de que dicho cura le había ordenado no echar mano de dicho caudal si no era para la manutención de su madre y hermanas. También comunicó que como apoderado de su hermano que siempre lo había sido le hizo éste continuas remesas de todas las especies de animales cuadrúpedos que le redituaba su nuevo curato de Chicligasta desde los últimos años de la década del cincuenta hasta el año en que murió dicho cura y que para el acomodo de este ganado le permitió comprar no sólo la estancia de Mista sino también posteriormente el potrero de La Hoyada adonde condujo dicho ganado por mandato de su mencionado hermano. Asimismo informó que como apoderado testamentario de su finado hermano, cobró muchas dependencias de sus feligreses como constaba en varios documentos que paraban entre sus papeles. También expresó que Don Gerónimo le permitió comerciar en el tráfico entre las ciudades de Buenos Aires y Jujuy, dándole el dinero y cediéndole varias dependencias de su curato para la construcción de carretas, dándole los bueyes suficientes y demás adminículos necesarios y que para su infelicidad no sólo no utilizó en ellas, sino que tuvo un quebranto tan grande que forzó a dicho cura a nuevas contribuciones.
      También comunicó que habiendo tomado por ese tiempo una factura de géneros de Castilla fiada por Don José de San Pedro Llorente y por otros en la ciudad de Buenos Aires con el producto de dicho negocio compró dos familias de negros y que hallándose después en descubierto dicho negocio, fue compelido por el Sr. Don Gerónimo Matorras, gobernador que fue de ésta y por Don Antonio Figueroa liberando providencia a esta ciudad a Don Fermín Ruiz Poyo, vecino de ella para que sacase a pública subasta las dos mencionadas familias de negros y remitiese lo producido a la de Salta. Entonces pidió a dicho cura su hermano las rescatase con las mulas que estaban en el potrero de La Hoyada y demás animales; y que habiendo aceptado su hermano entregó las mulas y caballos en el potrero de San Javier a Don Francisco Borja Arias comisionado para el recibo de ellas como consta en la documentación que para en sus papeles. También comunicó que una tercera familia de negros que deja, la tomó fiada de Don Gaspar Salcedo, vecino de Córdoba y que exigiéndole éste por la satisfacción de su importe, hallándose sin dinero alguno se hizo ésta con el dinero que dicho cura su hermano tenía en esta ciudad perteneciente al Juzgado de Diezmos que obtenía dicho cura y que esto constaba de los mismos que entregaron dicho dinero, quedando dichos negros para su finado hermano. También comunicó que fue apoderado y albacea testamentario de Don Gerónimo, conjuntamente con el Dr. Don Miguel Gerónimo Sánchez de la Madrid, cura y vicario que fue de esta ciudad, declarando única heredera a su madre D?. María de Mercado.
      Muerto su hermano, satisfizo todos los gastos demandados por sus funerales, sepelio y misas, como consta en los recibos que se encuentran entre sus papeles.
      Luego de este fallecimiento, entró a administrar no sólo los bienes que ya fueron mencionados, sino también los otros que quedaron por su muerte, dado que era apoderado y dado también que su madre se hallaba en la más avanzada y notoria decrepitud, y que nunca hizo inventario de dichos bienes ni menos extendió el testamento de dicho su hermano cura por su derecho.
      También comunicó que su citada madre sobrevivió a Don Gerónimo dos años poco más o menos y que en estos la asistió en forma de su tutor y que muerta en la misma decrepitud pagó su entierro, funerales y misas, como consta en los recibos, pero que ni entonces hizo inventario alguno de los bienes citados ni de los demás que quedaron ni que tampoco pasó a hacer las particiones entre sus hermanos y herederos.
      Igualmente comunicó que sobrevivieron a su madre D". María de Mercado esposa del finado Don Ignacio de Aguilar sus hijos legítimos de este matrimonio: D?. Ana y D'. Bartolina Aguilar ya difuntas, D*. Francisca, D". María y D*. Gerónima solteras, D*. María Mercedes viuda y Don Luis Aguilar (este otorgante).
      Que a D* Francisca y a D*. María solteras las ha raantenido en su compañía, suministrándoles el sustento diario y no más, y lo mismo hizo con D*. Ana viuda en el tiempo que vivió ésta.
      También declaró para descargo de su conciencia que dichas señoras eran herederas y dueñas de todo el caudal que al presente manifestaba por el compuesto que tenía hecho del título que dejó su hermano cura por herencia a su madre, declarando asimismo que si hubiera al presente de rendir las cuentas no podría satisfacerlas con lo que dejaba, y que pedía a dichas sus hermanas lo perdonaran por Dios lo que hubiere desbaratado de estos caudales y lo que presumiendo adelantarlo había perdido para su infelicidad.
      Igualmente dijo que tenía a censo del convento de San Francisco unas tierras heredadas de su finado padre Don Ignacio de Aguilar que al presente tenía pobladas encargando procurasen sus hermanas redimir dicho censo y no permitieran se desmembrasen estas tierras. También comunicó haber comprado por arrendamiento a las Temporalidades de los ex Jesuitas el Potrero de la Ciénaga y desde su compra no había satisfecho el correspondiente rédito esperando se le abonase con el monto cel salario que le asignasen las temporalidades por su personal trabajo de medición y entrega de dichas haciendas y por lo que se le asignó por el oficio de fiscal que ejerció en los aseguros de ellas.
      Tuvo dos hijos ?habidos en dos hermanas, las que con él se hallaban dentro del tercer grado de consanguinidad, el primero, habido en viudez en una de lis hermanas, llamado Manuel Ignacio, y el otro, Juan Francisco, habido en la otra hermana cuando fue soltera? y que a estos, por tener mucha compasión y lástima por la pobreza en que quedaban me rogó y me pidió por Dios me interesase con sus hermanas para que cediéndoles como a tales la parte (que condonándole las pérdidas que habían sufrido en su poder su caudal) que le podía corresponder como a heredero de D*. María de Mercado, los admitiesen como a hijos naturales suyos'?.
      Vivió durante más de 30 años en la casa de su hermana D*. María, donde se crió su hijo Manuel Ignacio. En recompensa le donó una de sus esclavas, la negra Josefa, lo cual con el tiempo fue una causa más de controversia entre sus parientes supérstites.
      Recién en 1806 pudieron sus dos hijos varones entrar en posesión de los bienes, ya que las hermanas de Don Luis y sus descendientes litigaron prolongadamente para que se las declarase herederas, lo que finalmente no ocurrió, debiendo Don Thomas Javier Norry, en cuya posesión estaban por fallecimiento del primer albacea, e: Maestro Don Ignacio Norry, traspasarlos a Don Juan Francisco Aguilar, que consiguió que Don Joseph de Molina fuera su fiador. Tiempo después, Don Manuel Ignacio consiguió el aval de Don Juan Sosa Valladares, además de hipotecar una casa que poseía en la plaza.
      Fueron tan intrincadas y difíciles las relaciones entre todos los mencionados, que a veces Don Juan Francisco y Don Manuel Ignacio actuaban solidariamente, y a veces se enfrentaban; así también ocurrió, por ejemplo, con Don Juan Sosa Valladares, que eventualmente en 1811 pasó de fiador a ser acusado de retener bienes de la testamentería, específicamente una negra esclava y el potrero de La Ciénaga; Don Juan demostró que había adquirido ambos bienes en pública subasta'?.
      Los bienes de Don Luis traspasados a sus hijos fueron los siguientes: los títulos de los mencionados potreros de La Ciénaga y de La Hoyada, un escritorio que contiene doce gavetas con cerradura y llave de mediano uso; un cajón de servicio; un libro de pergamino que tiene once fojas escritas que quedan rubricadas; un negro llamado Francisco; una negra llamada María Antonia; otra llamada María del Señor; un negro llamado Manuel Salvador; una negra llamada María Josefa con tres hijos llamados Miguel, Pedro Pablo e Isabel.
      Sus hijos reclamaron a Tomás Norry los siguientes faltantes: el negro Pedro; el negro Mariano; ovejas, mulas, vacas, yeguas y caballos; dinero.
      [1]

  • Fuentes 
    1. [S1682] Méndez, Máximo y Zelarayán, Luis Marcelo, Aguilar, (Centro de Estudios Genealógicos de Tucumán), Boletín nro. 4, Diciembre 2004.