
Cir. 1886 - 1903 (~ 17 años)
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| Nombre |
Sara Álvarez Reynolds [1] |
| Nacimiento |
Cir. 1886 [1] |
| Sexo |
Mujer |
| Fallecimiento |
Feb 1903 |
Buenos Aires, Argentina [1] |
| ID Persona |
I240911 |
Los Antepasados |
| Última Modificación |
10 Dic 2024 |
| Padre |
Manuel Antonio Amadeo Álvarez Latorre, n. 18 Abr 1837, Corrientes, Corrientes, Argentina |
| Madre |
Manuela Reynolds Lastra, n. 11 Ene 1858, Buenos Aires, Argentina f. 3 Jul 1943, Buenos Aires, Argentina (Edad 85 años) |
| Matrimonio |
3 Sep 1879 |
Basílica Nuestra Señora del Socorro, Buenos Aires, Argentina [2] |
- Lº Año 1879 Fº 523. Ts.: don Tomás Álvarez, de 41 años, dom. en el partido de Pergamino, nat. de Corrientes, y doña Isabel Reynolds de Díaz, de 26 años, dom. en Charcas 142.
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| ID Familia |
F4869 |
Hoja del Grupo | Family Chart |
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| Mapa del Evento |
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 | Fallecimiento - Feb 1903 - Buenos Aires, Argentina |
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| Leyenda del Marcador |
: Dirección
: Ubicación
: Ciudad/Pueblo
: Municipio/Alcaldía
: Estado/Provincia
: País
: No Establecido |
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| Fotos |
 | Álvarez Reynolds, Sara Año 1903. Revista Caras y Caretas. Buenos Aires, Argentina.
Archivo particular de Juan Manuel Medrano Balcarce. |
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| Notas |
- Nota necrológica publicada en Caras y Caretas el 21/2/1903, n.º 229, página 33.
"Después de haber sufrido con ejemplar resignación las torturas de cruel enfermedad, ha dejado de existir el sábado anterior la señorita Sara Álvarez Reynolds. Por su juventud, pues apenas contaba 16 años, por su hermosura y por las raras dotes de su inteligencia clara y su exquisita instrucción, sobresalió entre las más distinguidas. La ha arrebatado la muerte, cuando florecían en su imaginación las más hermosas esperanzas y cuando las ilusiones alboreaban en su mente. Irreparable desgracia es para los miembros de su familia y para sus relaciones, la desaparición de la señorita Álvarez Reynolds. Constituía el encanto de un hogar feliz, centro de reunión de distinguidas familias a quienes cautivaba por las agudezas de su ingenio y por la afabilidad de su carácter. Gratos recuerdos deja entre todos cuantos la han conocido y que han sabido valorar sus méritos, que eran muchos y dignos de imitarse. Sus amigas enviaron gran cantidad de coronas y flores, y acompañaron el féretro hasta su última morada. La escena en la Recoleta fue una de las más emocionantes. Hondo sentimiento de tristeza se expresaba en todos los rostros. Las más conocidas familias concurrieron al sepelio de sus restos, para tributarle la postrera expresión del afecto que supo granjearse". [1]
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