| Notas | 
Guillermo Schindler había nacido en Hamburgo el 15-II-1840 (contaba pues 31 años cuando se casó), de padre alemán y madre francesa: Juana María Carolina Ruaux, tales sus nombres y apellido completos. Después de recibir esmerada educación, Guillermo, a los 17 años (1857), viajo a las Antillas, de donde regresó a Hamburgo al año siguiente. Vino a Buenos Aires en 1861 (con sus 20 "febreros" cumplidos), muy recomendado por "altos personajes alemanes" a las autoridades argentinas. En nuestra patria ingresó como Oficial en el ejército, siendo pronto Ayudante del General Wenceslao Paunero, a cuyas órdenes inmediatas tomó parte en la campaña contra el "Chacho" Peñaloza, en Córdoba, y más tarde realizó una incursión por territorio chaqueño. Fue luego destinado como subteniente al fortín "Huetel", a la compañía "granaderos" del 1º batallón de infantería de línea - 446 hombres de tropa - subordinados al Teniente Coronel Manuel Roseti; fuerza dependiente de la antigua Comandancia militar en el vecino partido de 25 de Mayo, que tenía por misión contener los malones indios del cacique ranquel Coliqueo.En 1865, al declararse la guerra contra el Paraguay, Schindler declina el ofrecimiento que le había hecho el entonces Ministro del Interior, Rufino de Elizalde, a fin de que ocupara un puesto burocrático en algunas de las oficinas a su cargo. El joven caballero teutón resolvió correr la suerte de sus camaradas en aquel trance supremo que ponía en juego la vida a estímulos del honor y del coraje personal. Así, incorporado a aquella 1ª compañía del batallón I de Infantería de línea - heredero del cuerpo de "Patricios" -, el 22 de abril parte de su guarnición fronteriza hacia Buenos Aires. Y aquí, el 5 de mayo, dicha unidad, con su jefe el Teniente Coronel Roseti y sus oficiales - entre estos el Teniente 2º Guillermo Schindler -, se embarca en el vapor "Pampero" destinada a Corrientes, para unirse a las fuerzas del General Paunero. A su turno, el 12 del mismo mes, el batallón III de línea, venido de Tapalqué al mando del Coronel Ignacio Rivas, remontaba también el río rumbo a Corrientes, desde el puerto de El Tigre a bordo del vapor "Pavón".
 El General Paunero, Comandante en Jefe del 1º Cuerpo del Ejército Argentino (que saliera el 25 de Abril por vía fluvial hacia el teatro de operaciones correntino), después de tomar tierra en Bella Vista, había retrocedido hasta el Rincón de Soto, en la confluencia de los ríos Paraná y Santa Lucía. Allí se le incorporan los batallones I y III de línea que dijimos; y el 19 de mayo se embarca otra vez Paunero, encabezando un destacamento - que distribuye en los transportes "Pampero" y "Pavón" y en algunos remolques - compuesto por los siguientes batallones: Iº de línea, bajo la jefatura del Teniente Coronel Manuel Roseti; IIº de línea al mando del Teniente Coronel Adolfo Orma; IIIº de línea conducido por el Coronel Ignacio Rivas, Legión Militar a órdenes del Teniente Coronel Juan Bautista Charlone, Personal de escuadrones de artillería Nº II, que comandaba el Mayor Joaquín Viejobueno, y el Nº III obediente al Mayor Estanislao Maldones; efectivos estos destinados al rescate de la ciudad de Corrientes, caída en poder del enemigo. Cooperaban además con el General Paunero, un pequeño contingente del Brasil y la escuadra imperial del Almirante Barroso: 9 buques de guerra con 59 cañones ("Paranahyba", "Araguary", "Iguatemy", "Mearim", "Jequitinhonha", "Beberibe", "Belmonte", "Ipiranga" e "Itajahy".
 Ocupaban a la ciudad de Corrientes, a la sazón cerca de 2.000 soldados paraguayos, subordinados al Mayor Francisco Martínez. El día 25 de mayo de aquel año 1865, a las tres y media de la tarde, el General Paunero hace desembarcar a sus tropas de asalto, bajo la protección de la escuadra brasileña, en el paraje denominado "La Batería", al extremo nordeste de la villa. Ahí, distante como a 200 metros del río, levantábanse las construcciones de un viejo cuartel, a cuya vera corría un arroyo superado por un puente que unía el lugar con el poblado inmediato. Las embarcaciones transportadoras de los infantes argentinos se acercan a la playa. Haciendo punta vienen el Teniente Coronel Charlone (piamontés, que fuera veterano conmilitón de Garibaldi) y la 6ª compañía de la Legión Militar al mando del Comandante Agustín Valerga, en tanto los navíos brasileños rompen fuego sobre "La Batería", donde fusileros paraguayos - batallones 1º y 3º de guarnición en la ciudad - habían marchado en apoyo de las fuerzas del cuartel, dispuestos, tras los parapetos del puente y los meandros del arroyo, a rechazar a las tropas atacantes.
 Charlone pone pié en la playa al amparo de un monte de naranjos y despliega a sus legionarios en línea de tiradores, pero al subir la barranca recibe nutrida descarga de sus oponentes, y varios tiros de atrás, mal apuntados por la escuadra brasilera. Heroicamente, sin embargo, carga Charlone sobre el enemigo, al frente de su pequeño grupo - apenas 250 hombres -, y en la embestida cuerpo a cuerpo recibe un sablazo en la cabeza, dado por un oficial paraguayo que pago con la vida su temeraria acción. Entre tanto, en el momento más crítico, alcanzan a ese primer escalón los refuerzos que han desembarcado en zaga; tres compañías restantes de la Legión, tres del Batallón III de línea, dos del I (en pos de su Comandante Roseti, del Mayor Basavilbaso, de los Capitanes Echegaray y Fuentes, del Teniente 2º Schindler ...), y dos del regimiento II. Y seguidos por sus soldados arremeten Ignacio Rivas, Manuel Roseti, Benjamín Basavilbaso, Felipe Aldecoa, Lindolfo Pagola, Emilio Saez, Teodoro García, Carlos Smith, Alonso Morel, Rafael Bosch, Félix Benavides, Francisco Leyría, Daniel Cerri, Guillermo Schindler y otros oficiales. El combate se generaliza, y en medio de una lluvia de balas y del estruendo de la fusilería, se entrechocan sables y bayonetas entre ayes de dolor y maldiciones de coraje.
 "Al poco rato - puntualiza en uno de sus partes el General Paunero - marchó el Comandante Roseti con dos compañías de su batallón a apoyar a sus bravos compañeros, y fue entonces cuando, arreciando el combate, se tomó el puente, las tres piezas de artillería, y se obligó al enemigo a emprender la fuga". (Al tomarse el puente, Schindler recibió un balazo que le destrozó la cadera, cayendo al suelo sobre el charco de su propia sangre). "Sucesivamente - se lee en el parte citado - las fuerzas que desembarcaban marchaban al campo del combate, presentándome yo personalmente allí para dirigir y hacer completo el triunfo" ("acompañado de mi Ayudante de campo, Capitán D. Napoleón Uriburu" - dice Paunero en otra comunicación). En esa circunstancia - les relató Schindler a sus hijos - Paunero, al verme herido por tierra con escalofríos de fiebre, me echó encima su capote de general, dándome ánimo con palabras llenas de afecto. Declinaban las últimas luces de la tarde, cuando penetraron los triunfadores a Corrientes, vivaqueando esa noche en la plaza 25 de Mayo.
 "Las pérdidas argentinas fueron enormes - dice la publicación del Ministerio de Guerra Historia de los Premios Militares -, pues apenas estuvieron empeñados 900 hombres y alcanzaron en muertos; 1 jefe, 2 oficiales, y 69 de tropa; y heridos a 3 jefes, 19 oficiales (Schindler inclusive) y 229 de tropa, que hacen un total de 302 hombres fuera de combate". Los paraguayos tuvieron 400 bajas - "quedó el campo cubierto con sus cadáveres", destaca Paunero - y 100 prisioneros; y como trofeos dejaron en la arena una bandera, varias cajas de guerra, 250 fusiles y 3 cañones - uno de hierro y dos de bronce -.
 "Entre los bravos que habían mordido el polvo - precisa la antedicha obra editada por el Ministerio de Guerra - se contaban a los jefes Charlone, Sagari, Aldecoa, Soldani, Basavilbaso, Valerga e Ivanowski, y los oficiales Rebución, Pérez Millán, Morel, los dos Estrada, Beruti, Boneo, Flores, Grela, Ugalde, Smith, Diez, Schindler, Garay, Paz, Portela y otros; el joven doctor Félix Amadeo Benitez, ministro del Gobernador Lagraña, que empuñando un fusil peleó como soldado, el diputado nacional doctor Torrent y otros patriotas ciudadanos".
 He aquí el parte íntegro del Jefe del Batallón I de Línea Teniente Coronel Roseti, al Jefe de la Infantería Coronel Ignacio Rivas:
 "Participo a V.S. que el 25 del actual, habiendo recibido orden de desembarcar en el puerto de Corrientes lo efectué con la 1ª y 2ª compañía de mi Batallón inmediatamente después que lo hizo la Legión Militar, cuyo Cuerpo era conducido a tierra por el vapor nacional Pavón, que remolcaba la goleta a cuyo bordo iban las citadas 1ª y 2ª Compañías; estas tropas eran conducidas a tierra por la lancha de la mencionada goleta, y fueron entrando en combate gradualmente y a medida que desembarcaban; la ya dicha 1ª compañía era mandada por el Sargento Mayor graduado, Capitán D. Fernando Echegaray y Teniente 2º D. Guillermo Schindler y la 2ª por el capitán D. Ruperto Fuentes, Teniente 2º D. Alejandro Aguirre, y dirigidas al combate por el que firma y el Sargento Mayor, 2º Jefe del Cuerpo, D. Benjamín Basavilbaso, a quienes acompañaron, en calidad de Ayudantes, los Oficiales de la Plana Mayor, Capitán D. Alonso Morel, Ayudantes Mayores D. Fortunato Benavente y D. Carlos Smith, Teniente 1º D. Félix Benavides y el Subteniente de banderas D. Carlos Oromí, quien hizo brillar el Estandarte del Batallón en los más encarnizado del combate. Después de empezada la acción, llegó a remolque la goleta que conducía la compañía de Granaderos, cuyo Capitán D. Ricardo Méndez desembarcó con 16 hombres tomando parte en ella. La fuerza total del Cuerpo que se halló en este hecho de armas asciende a 2 Jefes, 11 Oficiales y 120 individuos de tropa, de los que hay además 7 muertos, cuya relación nominal se adjunta a V.S. para mayor inteligencia. Me es satisfactorio recomendar muy particularmente a la consideración superior, al Sargento Mayor del Cuerpo D. Benjamín Basavilbaso, por su bravura y serenidad en el combate, como también por iguales causas a los Aspirantes D. Hipólito Aguiar, D. Nicanor Solar, D. Francisco Saez y D. Nicanor Rodríguez, y asimismo a los Oficiales ya nombrados, que de igual modo que la tropa que desembarcó, han cumplido dignamente con su deber. Creo también de mi deber poner en conocimiento de V.S. que el Ayudante Mayor D. Valentín Monterosa, no teniendo colocación por su calidad de Ayudante de un jefe que aún no manda Cuerpo, se incorporó a la primera guerrilla del Batallón de mi mando, armado de un rifle que tomó al primer soldado que cayó en tierra, batiéndose como simple soldado. Es cuanto tengo que comunicar a V.S. en cumplimiento de las órdenes recibidas. Dios guarde a V.S. muchos años. (Firmado) Manuel Roseti".
 Los jefes inmediatos del bisabuelo de mis hijos, Coronel Manuel Roseti y Mayor Benjamín Basavilbaso, murieron gloriosamente al frente de su Batallón I de línea; aquel en el asalto de Curupaytí, éste en la batalla de Tuyutí. En cuanto a Schindler - herido de gravedad en la toma de Corrientes - tuvo que ser llevado a Buenos Aires donde, gracias a los esfuerzos de un médico amigo, pudo salvarse. Y aunque la larga convalecencia le impidió seguir al servicio del ejército, su actuación fue honrosa y justicieramente reconocida al otorgársele la medalla oval de plata - para Oficiales - en cuyo anverso podía leerse; "La República Argentina a los vencedores de Corrientes", en torno a un escudo nacional flanqueado con banderas, y en su reverso mostraba un Sol en medio de la fecha; "25 de Mayo de 1865". También poseyó don Guillermo la medalla de plata del combate de Yatay, con escudo de la República Oriental, entre las palabras "Vencedores - Del Yatay", y en opuesta cara la inscripción "17 de Agosto de 1865". A la verdad, el Teniente 2º Schindler no participó en ese hecho de armas - lo habían herido sesentisiete días antes en Corrientes -, pero como el Presidente uruguayo General Venancio Flores - que comandó a las tropas aliadas en Yatay - quiso premiar a los Oficiales argentinos del Batallón I de línea, por la estrecha y valiente cooperación de este cuerpo, en vísperas y durante dicho encuentro campal, les concedió a todos ellos la referida condecoración.
 En la ciudad de Corrientes, solo un naranjo, rodeado por verja protectora, sobrevive hoy en día del tupido naranjal que cobijó a los soldados argentinos en su intrépido desembarco de 1865. Y ahí, a corta distancia, el puente de "La Batería" se conserva aún cual reliquia de tiempos heroicos, ostentando en la parte central de su parapeto, dos placas votivas de bronce con las siguientes leyendas; "La Patria a sus hijos caídos el 25 de Mayo de 1865: Aquí el brazo argentino triunfó - 25 de Mayo de 1865".
 Producida su baja militar, don Guillermo se dedicó de lleno a los negocios, en especial al renglón del seguro. A fines de 1865, por iniciativa de Francisco Moreno Visillac (padre de nuestro "Perito" por autonomasia, Francisco P.) organizóse en el país la primera Compañía de Seguros, o sea "La Estrella". Inspector de la misma fue Guillermo Schindler, figurando entre sus fundadores, junto con Moreno, Tomás Armstrong, Eduardo Lumb, Patricio Peralta Ramos, Vicente Casares, Federico Chas, Leonardo Pereyra y otras personalidades del mundo comercial y financiero porteño de aquella época. Representó también, el abuelo alemán de mi mujer, a empresas de navegación brasileñas, fue miembro de la "Cámara Sindical de Comercio" y, por algún tiempo Cónsul honorario de Hamburgo en Buenos Aires. Su recto y perseverante quehacer económico le proporcionó un holgado pasar. Adquirió amplia morada en la calle Esmeralda 556 - después de domiciliarse en las calles del Temple 53, Santa Fé 350 y Parera 64. En 1902 le compró a Francisco Madero Ramos Mexía la estancia "Pichimán" - 1.895 hectáreas - en el partido bonaerense de Maipú. Y falleció a los 75 años de edad, en su casa de la calle Esmeralda, el 19-V-1915 a las 3 de la tarde de angina al pecho - según certificación del médico Dr. Ricardo A. Nölting. Su viuda, doña Emilia Brabo, le seguiría al sepulcro mucho más tarde, el 17-VIII-1939, cumplidos los 85 años. Había testado la señora el 15-X-1926, ante el Escribano de la Capital Federal Alberto Pombo, legando el quinto de sus bienes al hijo Enrique, a quien nombraba Albacea de su sucesión.
 Por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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