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Marcelino José del Carmen Martínez Castro, (*)[1]

Varón 1807 - 1886  (79 años)


Información Personal    |    Notas    |    Fuentes    |    Mapa del Evento    |    Todos    |    PDF

  • Nombre Marcelino José del Carmen Martínez Castro  [2
    Sufijo (*) 
    Nacimiento 20 Abr 1807  Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Bautismo 21 Abr 1807  Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3
    • L.P. f. 165v. Administró el sacramento el presbítero don Mariano Perdriel. Fueron padrinos don Félix José de Castro y doña Baldomera Castro.
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 4 Jun 1886  Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    ID Persona I173447  Los Antepasados
    Última Modificación 5 Jun 2020 

    Padre José Martínez Escobar,   n. 1755, Galicia, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 1 Oct 1820, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 65 años) 
    Madre Manuela Inocencia Castro del Castillo,   n. Cir. 1775, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 5 Feb 1840, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad ~ 65 años) 
    Matrimonio 3 Ene 1793  Parroquia Inmaculada Concepción, Tigre, Bs. As., Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [4
    ID Familia F200653  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia María Lorenza Ayestarán Araneta,   n. 19 Oct 1816   f. Cir. 1895 (Edad 78 años) 
    Matrimonio 24 May 1851  [5
    Hijos 
    +1. Carmen Nazaria Martínez Castro Ayestarán,   n. 12 Jun 1852   f. 29 Dic 1927 (Edad 75 años)
     2. José Hilario Martínez Castro Ayestarán,   n. 1861, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 2 Jul 1920, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 59 años)
    ID Familia F169427  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 25 Ago 2014 

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 20 Abr 1807 - Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsBautismo - 21 Abr 1807 - Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 4 Jun 1886 - Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 

  • Notas 
    • Marcelino fue un hacendado en la Laguna de los Padres, en el Sur de la Provincia de Buenos Aires durante su juventud y recorrió gran parte de la Patagonia en tiempos en que era muy peligroso transitarla. Siendo muy joven simpatiza con la causa de Rivadavia y ofrece en 1828 sus servicios a éste distinguido general, vencedor en los campos de Navarro; servicios que fueron de indisputable importancia.
      La tiranía de Rosas lo encuentra entre sus enemigos y no trepida en abrazar la causa santa de dar en tierra con el tirano. Así le vemos, sin vacilaciones, tomar intervención activa en la "Conjuración Maza" y escapar de una muerte sentenciada; más tarde, siempre dominado por el odio al tirano, promueve y coopera de manera decidida y enérgica en la Revolución del Sur de la Provincia de Buenos Aires de 1839, de la cual fue el nervio, el alma y el todo, sin faltar a la verdad histórica debidamente documentada. A esta altura, el estanciero de la Laguna de los Padres se había transformado en un gran conspirador contra las autoridades ilegítimas y brutales de su país. Don Marcelino no calculaba las distancias ni le arredraba el peligro. Su vida en aquellas circunstancias fue un continuo luchar por colocar en situación conveniente a la revolución. En esta gloriosa aunque desgraciada empresa fue él sin duda la personalidad más destacada.
      Para hacer una apretada síntesis de su actuación principal y múltiple durante la Revolución del Sur de 1839 contra la tiranía de Rosas, se transcribe literalmente parte de un artículo del General Mitre publicado en "La Nación" el 29 de Octubre de 1880 titulado "El Grito de Dolores", que dice así (Capítulo IV): "La figura de Don Marcelino Martínez, rodeada de sombras misteriosas, se presenta por primera vez en plena luz, y al leer todo cuanto a sus trabajos concierne, se le tributa un homenaje de admiración y simpatía. El es el vínculo que une la conjuración de la ciudad con la de la campaña, el que se aboca resueltamente con los hombres más influyentes del mismo partido de Rosas, pone en contacto a Rico y a Castelli, abre comunicación con el General Lavalle y va a verle sigilosamente a la isla Martín García y luego a Entre Ríos arriesgando cuatro veces su vida bajo el puñal de la Mazorca en estos viajes; y luego es él quien aviva el fuego oculto de la insurrección y determina su explosión con sus trabajos y su incontrastable resolución".

      Persisten de la época de esta Revolución de 1839 dos episodios protagonizados por Marcelino que se relatan a continuación. Se incluye también a continuación una síntesis histórica de los hechos de la revolución de 1839.

      Approchez-vous

      Este episodio ocurrió en momentos en que él protegía de la Mazorca de Rosas a dos ciudadanos, Rodríguez Peña y Diego de Arana, y los preparaba para evadir nuestro territorio. Adolfo P. Carranza, que escuchó este hecho del mismo Marcelino, narrado con los colores más vivos, indica la enorme simpatía y veneración que despertaron los sacrificios innumerables realizados por Marcelino poniendo en juego su vida. En medio del Río de la Plata, a la altura de Olivos, con el agua arriba de su cintura, Marcelino llamaba al botero francés de aquel lugar que debía poner a salvo a sus amigos gritando a viva voz "Approchez-vous', frase inexistente en francés ya que desconocía a este idioma. Rodríguez Peña, sin corregir su error, le indicaba que repitiera aquella frase para que el botero se acercara.

      Prisión y Fuga de Antonio Reyes

      Este segundo episodio tuvo lugar en 1854, un par de años después de la batalla de Caseros que, en 1852, liderada por el General Urquiza, derrocó a Rosas. Este episodio fue publicado en el diario "El Tribuno" el 29 de noviembre de 1880 por el mismo Marcelino en una nota titulada "La prisión y fuga de D. Antonino Reyes" y sólo se mencionan aquí algunos de los numerosos hechos más destacados.
      Se encontraba en la cárcel sentenciado a muerte Don Antonino Reyes, quien se escapó al abrigo de la noche de un calabozo horas antes de su ejecución, gracias a las ingeniosas sugerencias y protección de Marcelino. Su condena fue posteriormente revocada por un tribunal competente. Según indica Marcelino, hubo un sujeto que no nombra, que tenía un puesto con unas 700 vacas en la "Laguna de los Padres" que lindaba con la estancia de Marcelino. Este sujeto traicionó a quienes lideraron el levantamiento contra Rosas de 1839 y ocupó después de esta una posición distinguida. Había prestado su entusiasta adhesión a la causa pero cuando surgió el movimiento no quiso incorporarse. Por este motivo se mudó a la ciudad y pidió a D. Antonino Reyes que buscara un comprador para las 700 vacas entre sus relaciones. Entre los empleados a sus órdenes contaba Reyes con un joven de apellido Echagüe a quien distinguía con su predilección. Quiso favorecerlo y le propuso la fundación de una estancita con dicho ganado, cuyo precio podría pagar en plazos, para lo cual ofreció su garantía. Aceptado el negocio por los interesados salió un Comisionado para recibir la hacienda pero, en vez de arrear las 700 cabezas, se llevó otras 500 pertenecientes al establecimiento de Marcelino, que había quedado abandonado después de la revolución. Este sujeto quedó en Buenos Aires donde levantó una fortuna, siempre adicto al orden de cosas que dominara.
      Tuvo lugar la caída de Rosas y D. Antonino Reyes y fue imputado por su pretendida injerencia en el fusilamiento de Camila O'Gorman. El Tribunal citó a ciudadanos que tuvieran alguna acusación contra él, para que cooperaran en armar el juicio.
      Un día se le notificó en su calabozo que el individuo referido por Marcelino como entusiasta de la Revolución y luego desertor de sus filas, había presentado una demanda en reclamo de 3,000 cabezas de ganado que le habían sido sustraídas por Reyes de la Laguna de los Padres. El notificado contestó que el único ganado que el demandante poseía en esa época había sido comprado y pagado en ese momento por un dependiente suyo. Pero de nada valía la palabra del condenado y necesitaba testigos. Fue en esa circunstancia que D. Manuel Medrano solicitó el testimonio de Marcelino, recordando que había sido vecino. Marcelino sólo conocía a Reyes por referencia y supo de algunos actos caritativos que había ejercitado desde su puesto en el gobierno, pero le merecía la misma prevención que otros hombres de Rosas. Al leer la acusación contra Reyes, Marcelino se dio cuenta de que la verdadera intención de ejecutarlo era echar mano a todos sus bienes y declaró que la acusación era falsa desde la primera hasta la última palabra y que esto podía ser corroborado por los Sres. Sáenz Valiente (Bernabé, Casto, Pedro y Anselmo), por D. Ambrosio Molino Torres y D. Agustín Delgado. Al día siguiente el demandante retiró su escrito por lo cual no figura en el proceso.
      D. Antonino Reyes conocía muy bien los antecedentes políticos de Marcelino. Por sus manos habían pasado muchas órdenes terminantes de que se le quitara la vida. Así fue que se extrañó mucho de recibir protección de un antiguo enemigo político tras haber sido acusado por un antiguo aliado político. Marcelino lo fue a visitar a la cárcel y Reyes le manifestó su enorme gratitud por la actuación. Marcelino le dijo que sólo obedeció al imperio de su deber, por lo cual no le debía nada, y se ofreció a ayudarlo bajo la consideración de que en política era su enemigo irreconciliable.
      Poco tiempo después D. Ceballos, escribano del Tribunal, fue a visitar a Marcelino para comunicarle que los jueces acababan de firmar la sentencia de muerte de Reyes, indicándole al oído que a estos jueces les había temblado la mano. Marcelino se amargó mucho con esta noticia y quiso ser el encargado de llevársela a Reyes. Se presentó Marcelino en el calabozo y Reyes, al verlo, le pido que se sentara a su lado y Marcelino le dijo "prepárese, mi amigo, a recibir una nueva desagradable". "Ya lo supongo" comentó Reyes agregando "Pobres mis hijitos!".
      Esta exclamación terminó de conmover a Marcelino y ambos guardaron un solemne silencio. "Pierda cuidado" dijo Marcelino de repente dejando caer su mano sobre la rodilla de Reyes, "No han de conseguir su muerte!".
      A esto le contestó Reyes: "Y cómo me salvo?" Marcelino le indicó "Aunque sea saliendo por ahí" señalando la bóveda del calabozo. Más tarde se retiró de la cárcel con la firme determinación de continuar ayudando a Reyes.
      Al poco tiempo de este incidente Reyes lo mando llamar para comunicarle que había conseguido que le facilitaran la huida de la cárcel. A las 11 de la noche de ese día se les suministraría un poderoso narcótico a los centinelas y la evasión estaba concertada para la medianoche. Sin embargo, una vez en la calle no tenía a donde refugiarse: algunos amigos a quienes su señora había visto se habían esquivado y por eso resolvió contactarlo a Marcelino, su enemigo generoso. Marcelino se sorprendió mucho con esta revelación hecha a boca de jarro pero prometió preparar todo sin pérdida de tiempo. Encontró al bote ballenero que le había servido en la época de peripecias contra Rosas y lo indujo, con la promesa de una buena remuneración, de llevar a un comerciante que acababa de quebrar, al Uruguay durante la noche. Se colocaron botes balleneros en 4 o 5 puntos de la costa acordados, y alquiló caballos para las doce de la noche diciendo que debía llevar a su mujer a un médico de Flores a esa hora. Llevó a Reyes durante la noche a la costa con la promesa de que éste no debía nunca hostilizar a su partido político. Sin embargo, el río estaba muy agitado esa noche y los balleneros no pudieron llegar a la costa. La situación se hacía difícil con la llegada del amanecer y resolvieron que Reyes permaneciera oculto en un bosque vecino mientras Marcelino volvía a la ciudad. Al día siguiente, la evasión de Reyes era el único tópico de las conversaciones y Marcelino notó con alivio que nadie daba con la pista del fugitivo. Desde Belgrano, Marcelino volvió a convenir con el ballenero el traslado a la noche siguiente. Sin embargo, otra vez una importante creciente del río complicó los planes. Corrían circulares por todas partes para aprehender al preso fugitivo y la situación era poco segura. Marcelino le propuso a Reyes volver a la ciudad y esconderlo en el aljibe vacío de su casa, pero Reyes objetó que la circunstancia de ser conocido en ella lo hacía muy riesgoso. Recordó Marcelino que los "Tapiales de Ramos" (en San Martín) estaban a cargo de un amigo suyo, D. José de Gracia, y allí podría encontrar las seguridades necesarias. Un mayordomo de Reyes, un gaucho de apellido Zamora, que residía muy cerca de allí, sería el baqueano de Reyes. De Gracia ocultó a Reyes en el último piso del mirador de su chacra y convinieron en que Reyes partiría esa misma noche con dos baqueanos a el Rosario donde dominaba el gobierno de la Confederación (que no incluía a Buenos Aires). Esta vez también se frustró la salida de Reyes de la Provincia de Buenos Aires: la noche era terriblemente oscura y los conductores se extraviaron. Felizmente, acertaron a pasar por la quinta del coronel retirado D. Pedro José Díaz, quien debía muchas atenciones a Reyes cuando cayó prisionero en el Quebracho. Permaneció allí un par de días hasta que una noche partió con dos baqueanos (uno era Zamora) y llegaron, después de dos días de penosas jornadas a el Rosario y se instaló allí en el hotel de Colón. Al enterarse de su llegada a un destino seguro, Marcelino se lo comunicó a la mujer de Reyes, que lo abrazó llorando diciéndole que sus hijos sabrían siempre reconocer su noble acción, respetando su nombre.
      Debe de haber muchas historias de fugas oportunas de cárceles pero es muy raro escuchar una historia de una de estas fugas, si existiera, orquestada por un enemigo político del preso. [6]

  • Fuentes 
    1. [S507] Zigiotto, Diego M., Zigiotto, Diego M., (dzigiotto1(AT)gmail.com).

    2. [S462] Herrera Vegas, D.J. y Jáuregui Rueda, Carlos, Familias Argentinas, (Ediciones Callao 1823, Buenos Aires).

    3. [S84] Castillo Illingworth, Santiago, Castillo Illingworth, Santiago, (josancas53(AT)yahoo.com.ar), https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:9396-XR93-S6?mode=g&i=390&cc=1974184.

    4. [S378] Espel Polisena, Juan Ignacio, Espel Polisena, Juan Ignacio, (juaniespel(AT)gmail.com), https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939D-VWCS-L?i=203&cc=1972912.

    5. [S1315] Dato aportado por.
      Teresa González del Solar de Dufourq teresadejesus1510(AT)hotmail(DOT)com

    6. [S1556] Zuviria, Martin de, Zuviria, Martin de, (dezuviriam(AT)gmail(DOT)com).