| Notas |
- Jurisconsulto. Huérfano a temprana edad, se dedicó al comercio en el establecimiento de don Gabriel López, del que llegó a ser gerente cuando apenas tenía 19 años. No descuidó su preparación intelectual, logrando recibirse de bachiller en ciencias en la Universidad de San Carlos. Luego ocupó el cargo de contador fiscal de la Provincia que desempeñó durante ocho años, desde 1879 hasta 1886. Tentó después diversas carreras universitarias, ingresando sucesivamente, a las facultades de ciencias fisico-matemáticas y medicina, hasta que en 1880, abrazó definitivamente el derecho, graduándose de doctor en jurisprudencia en 1884. Fue designado en 1881, profesor de matemáticas en el Colegio Nacional de Monserrat, y tres años después, se le nombró abogado del Banco Hipotecario Nacional. En 1888, obtuvo la cátedra de Derecho Internacional Público en la Universidad de Córdoba. Fundador del diario La Montaña, de Córdoba, fue colaborador entusiasta de numerosas publicaciones científicas y literarias. En marzo de 1891, llegó al Senado provincial del que fue vicepresidente, y el 7 de febrero de 1892, resultó electo diputado nacional junto con el Dr. Jacinto R. Ríos. Reelecto en 1896, por un nuevo período, tuvo una actuación brillante durante ocho años en que permaneció en el Congreso, destacándose por sus progresistas iniciativas relativas al cultivo de la remolacha y elaboración del azúcar, los proyectos de liquidación del Banco Nacional, sobre jubilaciones, préstamos hipotecarios, extinción de la langosta, arreglo de las garantías de ferrocarriles y sobre la construcción de una colosal obra, conocida con el nombre de Canal Huergo, propiciado y defendido calurosamente
por él, en el Congreso, lo que dio lugar a que en adelante se lo llamara Canal Almada, que partiendo desde la ciudad de Córdoba, terminaba en San Lorenzo (Prov. de Santa Fe) sobre el río Paraná. Propugnó la colonización, y en 1891 vendió parte de unos predios adquiridos a la Congregación de la Virgen de Monserrat, para que se estableciesen en ellos, un grupo de tiroleses austríacos, formándose la Colonia Tirolesa, que es hoy base de una próspera zona de establecimientos agrícola-ganaderos. A la finalización de su mandato en 1900, se trasladó a Europa, sorprendiéndole la muerte en el balneario de Montecatini, provincia de Lucca (Italia), el 11 de septiembre de I 900. Sus restos fueron repatriados al mes siguiente, y descansan en el Cementerio de la Recoleta. Hablaron en el acto del sepelio, los señores Miguel C. Morel, Héctor C. Quesada y el R.P. fray Ambrosio de la C. Álvarez. Se había casado con doña Teresa Pérez. Era un pensador distinguido, de palabra fácil y persuasiva. Una calle de la ciudad de Córdoba lleva su nombre. [2]
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