Notas |
- MARTIN ANTONIO DE ZAVALETA Y SALGUERO, nació en Elgueta, hacia el año 1720. Más tarde viajó al nuevo mundo con sus padres, y en Chuquisaca se recibió de Licenciado y Doctor en Leyes. Radicóse después en Buenos Aires, donde el 5-VI-1745 presentó al Cabildo su título de "Avogado de la Real Audiencia de la Plata", acordando los Regidores se le tenga por Asesor, guardando y haciéndole guardar "todas las onrras y preminencias que le son consedidas".
Corridos dos meses (11-VIII-1745), ante el Escribano Francisco de Merlo, "D. Martín Antonio de Zavaleta, abogado de la Real Audiencia de Charcas, al presente residente en esta ciudad", otorgó un poder a favor de Martín de Zavaleta, tío suyo, "vecino de San Sebastián, en el Señorío de Biscaya" (sic), para que compareciera ante el Rey, el Consejo de Indias y demás Tribunales superiores e inferiores, a objeto de que "pida y consiga - según las instrucciones que tiene - se me hagan qualesquiera gracias de puestos y exercicios que a mi estado competen", presentando a dicho fin las escrituras, memoriales e informes correspondientes.
Nueve años más adelante, el 13-V-1754, en la Catedral porteña, el Deán Francisco de los ríos, bendijo el casamiento del Licenciado Martín Antonio de Zavaleta con María Bernarda o Bernardina de Aramburu, baut. en Bs. As. el 28-XI-1722 . Fueron testigos de esa boda el ex Alcalde Juan Martín de Mena Mascarúa y el Abogado Juan Manuel de Labardén (quien con su esposa María Josefa Aldao y Rendón procrearía al futuro poeta y dramaturgo Manuel José, autor de "Siripo" y de la "Oda al Paraná").
Buceando en los añejos protocolos notariales que se custodiaban hace tres décadas en el Archivo de los Tribunales de la Capital, encontré las escrituras que resumo a renglón seguido:
El 26-IX-1757, ante Felipe Vázquez Pelayo, Bonifacio de Aramburu se comprometió a pagar a su cuñado el Licenciado Martín de Zavaleta, "abogado de las Reales Audiencias de este distrito", 500 pesos moneda corriente que éste le prestó "por hacerme amistad".
El 13-111-1759, ante Joseph Gorordo, Martín de Zavaleta dio poder a Domingo de Ibarra y a José Martín de Gardeazábal, residentes en España, a fin de que percibieran de Antonio Aguirre, vecino de Sevilla, 555 pesos que éste le debía.
El 17-IV-1760, ante Francisco de Merlo, el Licenciado Martín Antonio de Zavaleta "abogado de la Audiencia de Charcas", prestó a su cuñado Pedro Pascual de Aramburu, el cual se hallaba preso en la cárcel de la ciudad por causa que contra él se seguía de oficio por la Real Justicia, su "fianza de cárcel segura". Aramburu había pedido al Alcalde y Juez Diego Mantilla de los ríos, se lo pusiera en libertad, y a ese objeto dio su fianza Zavaleta. El delito de Pedro Pascual no sería grave, puesto que era excarcelable.
El 22 de noviembre de ese mismo año, el Cabildo, atento a una denuncia formulada por el Escribano Joseph Perrera Feo, resolvió tratar el caso del Licenciado Martín de Zavaleta por su tardanza en diligenciar una "Real Provisión", expedida por la Audiencia charqueña, en virtud de una Real Cédula del 13-X-1758 que ordenaba a todos los Gobernadores no salir de las provincias de su mando, ni sacar sus bienes de éstas, sin someterse previamente a juicio de residencia, bajo apercibimiento de que serían responsables los Cabildos si tales disposiciones no se cumplían. A ese respecto, el acta cabildeña bonaerense expresaba que Zavaleta, abogado audiencial, en vez de notificar aquella resolución de la Audiencia a las autoridades locales, "se avía escusado por estar enfermo, cuya diligencia a estado detenida por ver si se restablecía su salud, y mediante (este pretexto), es que siempre se escusa por las razones dichas". Así las cosas, acordaron los Regidores llevar el asunto "al Sr. Theniente General (Alonso de la Vega) para que Su Señoría se sirba exponer lo que este Cavildo debe executar".
El 29-VI-1762, ante José Zenzano, Bonifacio Aramburu, entonces soltero, dio poder para testar al Licenciado Martín Antonio de Zavaleta, "mi cuñado, abogado de la Real Cnancillería del Distrito", y a su madre María Ruiz de Ocaña, a la cual dejaba por su heredera.
El 16-X-1765, ante José Zenzano, Martín Antonio de Zavaleta vendió a Romualdo Pérez una negra llamada María Antonia de 36 a 38 años, juntamente con dos hijas de ella; una de 5 años y otra de 11 meses, que se llamaban Cathalina y María Ana, por el precio conjunto de 450 pesos. Y el 9-1-1767, ante Francisco Xavier Conget, Martín Antonio le compró a Juana Illescas un negro de nombre Christóbal, de 26 a 28 años, en 270 pesos. Asimismo ocho años después, el 29-VI-1775, Zavaleta le compraba ante Zenzano, a Juana González, mujer de segundas nupcias de Manuel de Señes, una negra criolla llamada Dominga, de 12 para 13 años, en 200 pesos de plata corriente..
Al cabo de trece años de matrimonio con Zavaleta, en su lecho de muerte, Bernardina Aramburu otorgó, el 18-III-1766, un poder para testar ante Joseph Zenzano, a favor en primer término de su marido, y en segundo lugar de Joseph Blas de Gainza Leyza (Comandante de Milicias de Caballería, casado con María Teresa de Eguía y San Martín). Horas después, la señora exhalaba el último suspiro. El 15 de julio siguiente, cumpliendo con su mandato, el viudo y Albacea de la causante, ante el mismo Escribano, extendió el testamento encomendado. Declaró en dicha escritura que, de acuerdo a lo dispuesto por la finada, sus restos habían sido sepultados en la Catedral de Buenos Aires, con mortaja y hábito de la orden franciscana. Que cuando doña Bernardina se casó, no trajo al matrimonio más que "la corta ropa de su descencia, y un escritorio de madera del Paraguay", una caja grande de cedro y un mulatillo llamado Hipólito. Que el marido, a su vez, aportó un capital de 13 a 14 mil pesos, cuya suma había disminuido, a la sazón, por la crecida familia, los gastos y las enfermedades contraídas por el propio Zavaleta. Que el mismo año de su boda, los cónyuges mandaron edificar la casa de su morada, en un sitio que perteneciera a la madre de Bernardina, María Ruiz de Ocaña, que con tal propósito compró Zavaleta en la calle "de la Trinidad" (ahora San Martín), distante una cuadra de la Catedral por la parte del Norte. Finalmente, a nombre de la testadora, el Albacea declaró los hijos que había procreado con ella, a los cuales enumeraré más adelante.
La viudez de mi antepasado duraría hasta el 24-III-1771, fecha en que resolvió casarse de nuevo con Bernarda Josefa López Aramburu, nacida en 1746 (sobrina carnal de su primera esposa, e hija de Matías López y de Agustina Josefa de Aramburu Ruiz de Ocaña - ver el capítulo sobre los apellidos Ruiz de Ocaña y Aramburu). De este segundo enlace con su sobrina política, nuestro Licenciado no dejaría posteridad.
Ya cincuentón corrido, don Martín Antonio, hallándose enfermo, otorgó testamento el ll-VIII-1773, ante Joseph Zenzano; declaró ser "hijo legítimo del Capitán Antonio de Zavaleta y de doña María Blanca Salguero, vecinos que fueron de la ciudad de Santa Fe", y que ambos murieron en la villa de Potosí; que el causante era viudo de Bernardina de Aramburu y casado en segundas nupcias con Bernarda Josefa López. Dispuso sepultarán su cadáver en la Iglesia de La Merced, amortajado con hábito mercedario. Enumeró a los ocho hijos habidos con su primera consorte. Recordó que trajo al matrimonio un caudal de 14.000 pesos, y que le compró una casa a "Miguel Ruiz" (de Ocaña, pariente de su esposa) sita a espaldas de la que tenía por vivienda. Citó a una hermana suya, "Feliciana", desposada en Charcas con un señor "Calle y Andía", y a su sobrina "Cayetana Muse!" y al marido de ésta el Escribano de Cámara charqueña "Juan Josef Toledo". Entre sus bienes especificó la casa de su morada en la calle de la "Trinidad"; a la importante biblioteca suya; a once esclavos domésticos de distintas edades y sexos; a una chacra en el pago de la costa (hoy Olivos), donde practicaba "el ejercicio de la agricultura". Chacra de 400 varas de frente y una legua de fondo, que su segunda mujer heredó de su padre Matías López, con casa, sala, tres cuartos, cocina, pozo de balde y dos galpones grandes; todo rodeado de monte con "plantas y varios árboles frutales" (*).
Tal propiedad la ubicamos, aproximadamente, donde hogaño se encuentra la estación Olivos del Ferrocarril Mitre, abarcando a lo largo de una legua hacía el Oeste, la parte urbanizada de aquella localidad, hasta alcanzar más o menos, el terreno del Olivos Golf Club.
Por último, el causante nombró Albaceas; en primer término a su mujer Bernarda Josefa López; en segundo lugar "a mi compadre don Eugenio Lerdo de Tejada"; y en tercera nominación "a mi compadre Joseph Blas de Gainza". Ello - como dije - ante José Zenzano, y los testigos Antonio de Herrera y Caballero, Juan Bautista de Azcuénaga y Francisco Martínez Mansilla.
Muy poco después, Martín Antonio de Zavaleta dejaba de existir. Su viuda de 32 años Bernarda Josepha López, figura en el censo urbano efectuado en 1778 por el Regidor Cecilio Sánchez de Velazco, de orden del Virrey Vértiz, habitando en casa propia, en la acera que miraba al Oeste de la calle "de la Trinidad" (hoy San Martín - en un solar vecino al Banco de la Provincia?), y junto con 4 hijos (hijastros) y 9 esclavos; Marta Luciana, negra de 28 años, casada; Joaquín, negro de 35 años; Juan, negro de 30; Dominga, negra de 18; Juan Jossef, mulato de 13; Felipe, mulato de 7; Pedro, mulato de 3; Manuel, mulato de 1; y Juliana, mulata de 5 meses.
por Carlos F. Ibarguren
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(*) Matías López compró esa propiedad el 13-X-1745, a su suegra, María Ruiz de Ocaña; la cual habíala heredado de su padre don Lázaro; quien a comienzo del siglo XVIII era dueño de la finca. Originariamente, tal extensión de 400 varas fronteras y una legua de fondo, se la adjudicó Garay a Hernando de Mendoza, cuyo lindero, por el costado Sur, resultaba el Conquistador Juan Ruiz de Ocaña, bisabuelo de Lázaro. Con posteridad, Mendoza transfirió su terreno a Juan Ortiz de Zarate, y éste lo vendió el 2-V-1605, por el precio de 100 pesos, a Juan de Esparza. Al cabo de más de un largo siglo y medio, la chacra de referencia vino a pertenecer a la segunda consorte de Martín Antonio de Zavaleta, en la forma que dijimos.
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