Notas |
- Domingo Cullen, nacido en 1791 en las Islas Canarias y de ascendencia irlandesa, tuvo una relevante actuación en el Río de la Plata., a donde se trasladó muy joven, a la edad de veinte años. Se radicó primeramente en la ciudad de Montevideo, en donde ejerció prósperamente el comercio. Años más tarde, cuando integraba una diputación del cabildo de Montevideo ante el gobernador de Santa Fe, Brigadier Gral. Estanisláo López, es que conoce a quien sería su esposa, Joaquina Rodríguez del Fresno, joven viuda cargada de hijos.
El matrimonio se realiza por poder, el 26 de octubre de 1824, representando a Cullen el entonces coronel Pascual Echagüe. A partir de aquí, Cullen se radica en Santa Fe, y comienza a intervenir de manera destacadísima en la política local, con relevancia nacional. Fue Ministro General del Gobernador López (a la sazón su concuñado, ya que las esposas de ambos eran hermanas), gobernador delegado en reiteradas oportunidades, y gobernador propietario elegido por la Junta de Representantes en reemplazo del recientemente fallecido Estanisláo López (junio de 1838). Por cuestiones que exceden al motivo de este artículo, su elección es desconocida por Juan Manuel de Rosas y por Echagüe (gobernador de Entre Ríos), lo que motiva la renuncia de Cullen, quien procuraba con esto evitar males mayores a la provincia. Mas el renunciamiento no fue suficiente, sino que Rosas "iba por su cabeza". Cullen una vez que dejó el gobierno se dirigió a la Provincia de Santiago del Estero, buscando refugio al abrigo de su compadre Felipe Ibarra, ante la inminencia de una invasión a Santa Fe.
Poco duró la hospitalidad de Ibarra, quien ante las presiones de Rosas, entregó a su protegido, cual Juan El Bautista. Famosa es la triste frase que habría de pasar a la posteridad, conque Ibarra le comunica a Cullen su arresto: "Póngase, compadre, unas medias de lana gruesa, que le van a remachar una barra de grillos".
No bien la "patrulla" que lo llevaba a Buenos Aires lo entrega a una partida rosista al transponer el Arroyo del Medio, le es comunicada la noticia de su inminente fusilamiento, sin juicio previo alguno. Exiguo es el tiempo que le dieron: el suficiente para "aclarar sus cuentas" con el Creador, asistido por el cura de San Nicolás, y para dirigirle una carta a su esposa, admirable por la serenidad de espíritu que trasunta: "En este momento me intiman que debo morir; así lo ha querido la Providencia Divina... Mándame hacer funerales pero sin pompa ni magnificencia; no está nuestra casa para muchos gastos que no podemos soportar. Ruega tú y mis hijos al Señor por el descanso de mi alma; es mi Dios mi único consuelo en este momento crítico. Sé felíz más de lo que has podido ser en compañía de tu desgraciado esposo que, de veras te ama y ruega al Señor por tu prosperidad. Domingo Cullen". Domingo Cullen muere fusilado por orden de Rosas en la Posta de Vergara, el 22 de junio de 1839. Sus restos fueron enterrados en el mismo lugar, y permanecieron allí hasta el año 40, en que Lavalle, al frente de su ejército y camino a Santa Fe, los exhuma a pedido de Pedro Rodríguez del Fresno (cuñado de Cullen y oficial de Lavalle) y los traslada a Santa Fe, siendo enterrados en el Convento de Santo Domingo, en donde reposan, y cuya tumba fue declarada Monumento Histórico por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.
por Juan F. Del Pazo
Fuente: http://www.clubdelprogreso.com/index.php?sec=04_05&sid=43&id=3763&page=1
|