Notas |
- HERNAN SUAREZ MALDONADO, nacido entre 1565 y 1568 en la Isla de Tenerife, al pié del imponente volcán Teide, hijo de Blas Sánchez de Sambrana y de Leonor Suárez Maldonado, su mujer. Hernán arribó a nuestras playas por 1587, y pasó directamente a Córdoba del Tucumán, donde contrajo enlace con Elvira Osorio, hija natural del conquistador Damián Osorio, habida en Ana de Rosales, viuda de Diego de Cáceres (ella pasaría luego a 2as nupcias con Francisco Escobedo) e hija bastarda del conquistador Blas de Rosales. De estos personajes - Osorio, Cáceres y Rosales - he de ocuparme más adelante.
A más de lo que acabo de apuntar, la escritura de "Carta de Dote" atinente a Elvira Osorio, otorgada en Córdoba el 26-III-1591, ante el Escribano Juan Nieto y los testigos Alonso de la Cámara y Andrés Mejía (yernos, aquel de Hernán Mexía Mirabal y éste de Jerónimo Luis de Cabrera), expresaba; "que habrá un año se trató el casamiento" de Hernán Suárez Maldonado con Elvira Osorio, "hija legítima (sic) de Damián Osorio y de Ana de Rosales". El caudal adjudicado a la contrayente por doña Ana, su madre, ascendía a la suma de 7.809 pesos, representados, entre otros bienes; por un solar edificado en la esquina de la plaza de la ciudad de Córdoba, cuyo lote originario fue del fundador Blas Rosales y, que luego de su muerte adquirió Damián Osorio, el 12-VIII-1574 en pública almoneda; además de otro terreno que había sido de Osorio; y dos "cuadras" urbanas, una que perteneció a Osorio y la otra a Rosales; y también una casa "en el ancón (ensenada) de Santa Olalla, río abajo"; y una chacra "camino de Guanasacat", a media legua de la ciudad, en la "cañada", de 2.000 piés de frente y fondo (que Osorio recibió de merced del Teniente de Gobernador Lorenzo Suárez de Figueroa, el 3-XII-1574); y 1.300 ovejas grandes y chicas, entre machos y hembras; y 200 cabras, 10 puercas, un "berraco" (chancho padrillo), 300 yeguas con 12 crías, y un caballo castrado "quatralbo" (de manos y patas blancas). Bienes todos estos que tasaron los Capitanes Alonso de la Cámara y Tristán de Tejeda, firmando también la escritura Melchor Ramírez Camacho, como "curador" del novio Suárez Maldonado, "menor de veinte y cinco años y mayor de veinte y dos", a la sazón.
Por el año 1600 Hernán y Elvira su mujer, se trasladaron de Córdoba a Buenos Aires, y acá instaláronse para siempre. En la ciudad porteña ambos cónyuges descollaron entre los vecinos más caracterizados, y en el nuevo asiento adquirieron casas, campos e importantes bienes. Así dos solares fronteros a la manzana llamada "del Adelantado" (el baldío que en la traza primitiva se señaló para Juan Torres de Vera y Aragón, incluído en la actual Plaza de Mayo). El 24-IV-1606, "Hernán Suárez Maldonado, vecino desta ciudad y doña Elvira Osorio su legítima mujer" - cual reza la escritura pertinente - vendieron a Fernando de Villarroel Becerra dichos dos lotes (en cuyo terreno hoy en día se contiene la mitad del palacio del Ministerio de Bienestar Social y del Banco Hipotecario Nacional). Tales solares unidos lindaban, en aquella época; por el Oeste, "calle de San Francisco en medio (ahora Defensa), con solar y casas del Capitán Antonio Bermúdez" (hogaño el edificio del Banco Ganadero y de otros escritorios); al Sur "con solar que fue del Capitán Tomás Garay" (vendido por éste a Miguel de Rivadeneira - mi antepasado -, y que al presente comprende la otra mitad del Banco Hipotecario); al Norte, calle en medio (hoy Hipólito Yrigoyen), "con cuadra del Gobernador Juan Torres de Vera y Aragón"; y por el Este caía la barranca hacia las toscas y playas del río. El precio de la venta fue de 1.200 pesos de plata corriente, que se abonó de antemano a los enajenantes. En seguida, Villarroel Becerra transfirió "a la Señoría del Señor Hernando Arias de Saavedra, Gobernador destas provincias", el solar lindante "con casas que compré a Hernando Juárez Maldonado"(sic); o sea una de las dos fracciones que conformaban el ángulo Noreste de la manzana (circuída actualmente por las calles Hipólito Yrigoyen, Defensa, Alsina y Balcarce).
Otra vivienda poseyó el aludido matrimonio en la manzana denominada "del Poblador", en la que Juan de Garay había hecho construir su primitivo rancho en 1580. Esa manzana pasó luego a la viuda de Garay. Fraccionado más tarde su terreno por los descendientes de esta señora, los esposos Suárez Maldonado-Osorio compraron "un cuarto de solar" de dicha heredad (hoy ubica su fachada el Banco de la Nación Argentina, frente a la Plaza de Mayo). Y bien; el 17-III-1606 los Suárez Maldonado vendieron, mediante escritura autorizada por el Escribano Francisco Pérez de Burgos (antecesor mío), el "referido cuarto de solar, a vos el hermano Bernardo el Gran Pecador" (o sea Bernardo Sánchez enigmático ermitaño sospechado de espía secreto de la corte), con "casas que habemos y tenemos en esta ciudad, donde al presente vivimos"; cuyo inmueble limitaba "con casas del Capitán Manuel de Frías, y -descampado de Torres de Vera y Aragón en medio - con "casas y solar del Gobernador Hernandarias". La venta incluía a la vivienda y "sus maderas, tablazones y cañas que en ella hay, y seis sillas de cadera y un bufete de madera". Todo se transfería al "Hermano Pecador", junto con "una estancia que habemos y tenemos ... en el río que dicen de Luján, en el pasaje y camino desta ciudad a la de Córdoba, que tiene de frente, por el mismo río, media legua de medir, y la tierra adentro, hacia la ciudad, legua y media; que nos hubimos y compramos del Capitán Ruy Días de Guzmán" (futuro cronista de La Argentina ) - según lo puntualizaron los esposos vendedores. Así como que dicho predio rural "alinda por la parte del río abajo con estancia del Capitán Antón Higueras de Santa Ana", comprendido el recodo fluvial "Paso de las Carretas" en su perímetro; y la estancia se traspasaba "con todos los ganados mayores y menores, vacas, ovejas, bueyes, carretas, casas, corrales, aderezos, peltrechos, arados y tierras de labor; yugos y canoas, y todo lo demás que allí existe de presente; caballos, aves, y dos redes de pescar; y ansí mismo con la dicha estancia os vendemos dos esclavos negros llamados Francisco y Diego Congo, de a veinte y un años, poco más o menos cada uno". La campestre propiedad (al margen del río Luján, al presente entre los pueblos de Pilar y Matheu) y aquella finca urbana (frente a la Plaza Mayor) enajenábanse por el precio de 4.500 pesos de plata contante y sonante de a 8 reales, abonados por el adquirente "Bernardo el Pecador" ().
El 24-IV-1605, Hernán Suárez Maldonado le compró al Capitán Antonio Acevedo, vecino de Santa Fé, estante en "la Trinidad puerto de Buenos Ayres ... una suerte de tierras en el término de esta ciudad, río arriba del puerto de los Navíos, como a dos leguas desta ciudad" (Matanzas ?); que lindaba, por una parte con García de Tamborejo, y por otra con Pedro Bernal. El precio de compra se estipuló en 160 pesos de plata, "que me habeis dado y pagareis el día de Navidad, primero que viene" - al decir de Acevedo; quien hubo el bien de Pedro Bernal en 90 pesos. Poseyó Bernal la "suerte" en virtud de las mercedes con que lo agraciaron los Gobernadores Ramírez de Velasco y Rodríguez Valdes y de la Banda, cuando ese campo se hallaba en medio de las "suertes" originarias de Cristóbal Altamirano y del "General Juan de Garay".
Once meses después (5-III-1606), Suárez Maldonado le vendió a otro antecesor mío, el Capitán Pedro Gutiérrez, "media suerte" de aquella anteriormente comprada, "con más doscientas ovejas buenas de dar y recibir, y ocho carneros para padres, de la misma calidad ... todo por el precio de 54 hanegas de harina de trigo, buenas de dar y recibir, encostaladas y bien acondicionadas", de las que se habían entregado 34, antes de otorgarse la escritura respectiva.
Fue dueño también Suárez Maldonado de una chacra a "la vera del gran Paraná, acia el camino do bienen de la Ciudad de Santa Fé". Tratábase de la chacra que Garay otorgara a su compañero Pedro Franco, de 400 varas de frente mirando al Río de la Plata (que hoy abarca parte del Hipódromo de Palermo), y la consabida legua de fondo; distante como legua y media al norte de la ciudad, en el vasto paraje costeño que se denominaba "Monte Grande". Dicho dominio pastoril - según el inventario obrado a la muerte de su titular - tenía "casas de vivienda y una tahona grande que no muele, perchel y árboles frutales, aperos de chacra y un carretón viejo". Andando el tiempo, la nieta del causante: María de Guzmán y Maldonado; y su marido el Sargento Mayor Manuel de Contreras, donaron (28-IX-1689) al Colegio de los Jesuitas el bien de referencia, que vino a acrecentar, con otras seis "suertes" mas agregadas, la célebre "Chacarita" de los padres: 2.450 varas fronteras, en conjunto, y la invariable legua de fondo ().
A propósito de tales fincas de cultivo, el 2-IV-1612 se leyó en el Cabildo una representación de los vecinos Benito Gómez, Domingo Gribeo y Gil González, la cual expresaba que al "no estar medidas y amoxonadas como deben las chácaras del Monte Grande, hay entre ellas diferencias por no saber cada uno lo que le pertenece, y pidieron se midan y amoxonen las tierras de dicho pago". El Ayuntamiento encomendó entonces fiscalizar el trabajo al Alcalde Mateo Leal de Ayala y al Alférez Real Pedro Gutiérrez (mi antepasado), cuyos realizadores, sobre el terreno, fueron el Regidor Francisco Bernal y "el piloto Pedro Fernández Pié de Palo", quienes con "aguxa de marear" se pusieron a medir las "chácaras" con "rumbo norueste sueste", y al llegar a la que fuera de Pedro Franco, "dixo Hernán Suárez Maldonado que es suya", y "amoxonóse 400 varas" ().
El "Arroyo Maldonado"
El 30-VI-1614 tratóse en el Cabildo "como era nezesario aderezar la puente que estaba echa sobre la azequia del molino de Hernán Suárez Maldonado, que es una legua desta çiudad, por aberla desbaratado y rrobado las aguas, y ser dicho camino muy pasagero". La corriente que había destrozado dicho puente fue la del arroyo ya conocido en aquel tiempo como "Arroyo Maldonado", y el "camino muy pasagero" era "el camino por do bienen de la ciudad de Santa Fé": el que señalara Garay por delante de las chacras que en 1580 repartió a los primeros pobladores.
El frente de la "suerte" de mi remoto progenitor - que ubico con la imaginación sobre la cresta de la barranca - comprendería, hogaño, el pentágono formado por las calles Santa Fé, Luis María Campos, Dorrego y Avenida Intendente Bullrich, donde se levantan los modernos cuarteles de los regimientos 1º y 2º de infantería. Desde estas dependencias militares, con rumbo Oeste Noroeste, extendíase la antigua chacra a través de las cuatro cuadras que flanquean las calles Bompland y Dorrego, prolongadas hasta el barrio "de la Paternal" y la Avenida San Martín, que marcaría el fondo de la legua; y el costado Norte, de dicha parte trasera, apenas rozaría el ahora cementerio popular de la Chacarita.
En mi juventud lejana alcancé a conocer los viejos "cuarteles de Maldonado", con sus torreones y almenas que les daban aspecto de castillete de juguetería. A pocos metros de una de sus murallas, más acá del terraplén del ferrocarril, corría en su lecho barroso el arroyo epónimo; cuyo flujo chirle mandó entubar, en 1929, el Intendente Cantilo. A partir de entonces, dentro de enormes caños enfilados por debajo de la Avenida Bullrich, que a continuación soslayan al Hipódromo Argentino y subterráneamente atraviesa la gran rotonda del Bosque de Palermo (donde ayer estuvieron el pabellón del Tiro Federal y la cancha de fútbol del Club Estudiantes), el "Arroyo Maldonado" - límite cien años atrás del municipio porteño - vuelca su escaso caudal en el Río de la Plata.
Prosigo con las propiedades urbanas y rurales de mi antepasado
El 12-I-1610, el Gobernador Marín Negrón habíale dado de merced a Hernán Suárez Maldonado una "quadra" en la ciudad, que lindaba, calle en medio, con Diego de Vega (el judío capitalista socio de Juan de Vergara ); por "la banda de arriba" con unos hornos de teja "en la quadra por la esquina San Francisco"; y "por la banda de abajo", calle en medio, "con quadra de Santo Domingo". A dicha propiedad, Hernán le adicionó otro terreno aledaño que compró el 2 de febrero siguiente a Manuel Méndez y a la mujer de éste María Guerra. Presumo que en ese amplio espacio, mi lejano abuelo estableció su última residencia. El inventario de sus bienes sucesorios consigna que el causante - junto a otras propiedades - poseía "unas casas sobre la barranca del río y traza desta ciudad, con el sitio y demás cosas que le pertenecen". Constaba la tal vivienda de sala, dos aposentos y una despensa, "cocina muy bieja" y "huerta con un pozo, una pila de piedra y baldes de cobre"; además del patio.
El 10-XII-1610, Hernán Suárez Maldonado le vendió a Mateo Leal de Ayala un "solar que llaman de la Higuera", que el enajenante comprara al clérigo Pedro Sarmiento, "en la calle que va de la Plaza a Santo Domingo". Ese "solar de la Higuera" ubicaríase ahora -creo - en la calle Defensa, entre las de Belgrano y Moreno, en la acera que mira al Este. En aquel entonces lindaba por su frente, calle en medio, con solar de Diego de Vega (más tarde de "Bernardo el Hermano Pecador"); por el Norte con más terreno de Suárez Maldonado (que con el de "la Higuera" había sido originariamente de Pedro Franco); por el Sur con Manuel Avila; y por el Oeste con fondos del lote que perteneció a Pedro Ruiz ().
Poseyó también nuestro personaje en la ciudad, "cuatro tiendas de alquiler", de las que "solo sirve una de ellas".El 9-VI-1617, el Gobernador Hernandarias le otorgó de merced a Suárez Maldonado una estancia en el pago de Las Conchas, de 800 varas de frente lindera con la de Miguel Gómez de Saravia. En dichas tierras pastoreaban en 1649 "800 vacas de la una y de la otra parte del Río". Asimismo el estanciero que me ocupa tenía poblada en 1649 una segunda heredad pampeana sobre el río Paraná de las Palmas, distante 16 leguas de la ciudad (hoy en las proximidades del puerto de Zárate), "con ganado bacuno y más de setenta obejas que se hallaron".
El 25-II-1626, el gobernador Céspedes benefició a los hijos de Suárez Maldonado con unas tierras ubicadas entre los ríos de las Palmas y de Areco, contiguas a otras que habían sido de Francisco Pérez de Burgos (mi antepasado, heredadas luego por su yerno Francisco de Manzanares), y por otro rumbo con "la linde de tierras de Juan Pavón, costeando por el río abajo de Areco hasta la boca del Baradero y río de las Palmas", y de la desembocadura de este río hasta lindar con tierras de Hernán Suárez Maldonado, vuestro padre" - según expresaba el título de merced correspondiente. En agosto de 1646, la vecina María de los Cobos, viuda de Nicolás Ocampo Saavedra, vendió a Suárez Maldonado sus derechos sobre unas tierras cercanas a las de su marido; y, más tarde, esas fracciones acrecidas pasaron a poder de los jesuitas.
En otro orden de cosas, habida cuenta de que "los vezinos de este puerto son muy pobres e no tienen caudal para comprar nabíos en la cantidad de poder navegar", Hernán Suárez Maldonado le pidió, en 1604, al Gobernador Hernandarias, autorización a fin de exportar las harinas, cecina y cevo de las permisiones", en los barcos que "entraron en este puerto con negros del contrato, y otros que traxo el Señor Obispo" - fray Martín Ignacio de Loyola, sobrino de San Ignacio. Tal pedido fue resuelto favorablemente por Hernandarias, y "se señalaron seis o siete navíos para dicho efeto".
La actividad pública de mi antepasado
En 1611 el Cabildo eligió Regidor a Hernán Suárez Maldonado, a quien (en el mes de agosto) dicha corporación encargó conjuntamente con mi 10º abuelo el Depositario General Pedro Gutiérrez, se le informara sobre los aranceles vigentes de los carpinteros, herreros, zapateros y sastres lugareños. He aquí unas pocas muestras de esos precios: Los carpinteros: "por hacer una casa con sala de tres tirantes con sus dos cámaras de madera los palos rollizos por labrar", cobraban 25 pesos, "y siendo labradas a hacha y azuela con sus canes (cabeza de viga)", 50 pesos.- por "unas puertas llanas con sus vergüenzas (listones) siendo para un rancho", 5 pesos; por "una ventana llana de una vara de alto sin cruçeros", 4 pesos; por "una caxa de arcabuz", un peso; por "una silla de sentarse, 3 pesos.- Los herreros cobraban: por "un freno con todo su aderezo", 3 pesos; por "una desjarretadera bien calzada de açero", 3 pesos; por "unas espuelas llanas bien acabadas", 2 reales.- Los sastres recibían: por "una capa ropilla y calzones llanos", 6 pesos; por "un vestido apasamanado de hombre", 10 pesos; por "un jubón de seda con su molinillo" (guarnición), 4 pesos; por "un vestido de terciopelo, ropa y saya, con un pasamano y guarnición ordinaria de basquiña", 12 pesos.- Los zapateros percibían: por "unas botas de camino enceradas con sus vueltas", 6 pesos; por "unas chinelas de corcho", 2 pesos; por unos borceguíes con sus zapatos", 6 pesos; por "unos zapatones de cordobán", 2 pesos; por "unas botinas de muger", 2 pesos ... etc, etc.
En 1613 - siendo Gobernador interino Mateo Leal de Ayala - a Hernán Suárez Maldonado lo designaron Alcalde de Hermandad. Ello, sin duda, porque el nombrado mantenía vínculos estrechos con la pandilla de Juan de Vergara, que contrabandeaba esclavos africanos. En el gran proceso de 1615 contra los vergaristas, fautores del comercio ilícito, el Fiscal Nicolás Ocampo Saavedra acusó a Suárez Maldonado "de ser obligado amigo de los confederados, comprador de negros desorejados, a los cuales hacía manifestar (exponer públicamente) Enrique Enríquez Díaz de Guzmán, íntimo amigo de Juan de Vergara. Y el 13-VI-1615 el inculpado depuso contra Simón de Valdés y Mateo Leal de Ayala.
En 1616 nuestro hombre ocupa otra vez el cargo de Regidor, con "bara" de Fiel Ejecutor, que (27 de junio) recibe de manos del Gobernador Hernandarias. Y en 1623, por voluntad del Cabildo, asume las responsabilidades de Alcalde de 1º voto. En el ejercicio de estas funciones, cierto día, Suárez Maldonado se topó con mi antepasado Alonso Agreda de Vergara, que en su carácter de Oficial Real inspeccionaba un navío en el puerto, y al discutir ambos acerca de las atribuciones de cada cual en el derecho de visita, "Alonso Vergara le dijo al dicho Alcalde que era borracho y loco y ladrón y otras razones deste tono que dieron escándalo a los oyentes" (según lo testificó Miguel de Rivadeneira en una Información del 2-VIII-1628). Por lo demás, Suárez Maldonado fue uno de los testigos "llamados y rogados" en el testamento que otorgó, el 30-III-1634, ante el Escribano Pablo Núñez, Francisca de Valdéz y de la Banda - hija natural del Gobernador don Diego -, mujer legítima que había sido de 1as nupcias de Juan Bautista Justiniano, y de 2as de Francisco de Areco.
El 19-VIII-1637, el Gobernador Pedro Esteban Dávila convocó a los moradores porteños más antiguos a "Cabildo abierto", a fin de tratar sobre las nuevas "primicias" que - amén del diezmo de las habituales ofrendas de trigo, maíz y cebada - pretendía recibir de su grey el Obispo recientemente electo para Buenos Aires, Fray Cristóbal de Aresti. En dicha asamblea deliberóse acerca de los tributos tradicionales que aquí se daban a la Iglesia; ya que Monseñor Aresti reclamó, so "pena de descomunión", le pagaran "premissas de ganado, abes y otras cossas que nunca an acostumbrado de dar". Estuvieron presentes en la reunión 15 calificados vecinos, entre ellos 4 antepasados míos; Gaspar de Gaete, Cristóbal Naharro, Pedro Gutiérrez y Hernán Suárez Maldonado. Este último, cuando le llegó el momento de opinar, "dixo que de quarenta años a esta parte, como labrador que a sido y tiene estancia y chácara, no ha pagado ni bisto pagar más premissas que de trigo, maís y cebada".
Negados así los pollos, lechones y recentales que pretendía cobrar Su Ilustrísima, éste no pudo reprimir su cólera y, en represalia, ordenó el retiro del sitial destinado en la Catedral al Gobernador. Dávila, entonces - según se dijo -, intentó desterrar al diocesano, mediante embarque forzado en cierto navío que le llevaría a España. Lo cierto fue que, al poco tiempo, cuando acá vino el reemplazante de Dávila, Mendo de la Cueva y Benavídez a iniciarle juicio de residencia a su antecesor, Monseñor Aresti pidió a de la Cueva el arresto de Dávila, y al no acceder el nuevo mandatario a tal reclamo, resultó excomulgado por el rencoroso mitrado.
Testamento y fin del antepasado de esta historia
Hernán Suárez Maldonado pagó tributo a la muerte después de testar el 11-II-1649, "enfermo en cama y sano de juicio y en mi cumplida memoria y entera boluntad", ante el Escribano Tomás Gómez Gayoso y los testigos llamados y rogados, Capitán Antonio Ramírez Piollino, Juan de Cerqueira, Juan Guerrero y Cristóbal Negrete. En esa escritura de última voluntad el otorgante ordenaba la inhumación de sus restos en la Iglesia Catedral, "en la sepultura que allí tengo y en que están enterrados algunos de mis hijos y otros deudos". Dijo haber sido "casado y velado con Doña Elvira Osorio, ya difunta, hija del Capitán Damián Osorio y de Doña Ana de Rosales", y que el llevó a su matrimonio un capital de 4.000 pesos. Enumeró a sus hijos legítimos que vivían en ese momento. Precisó que "las casas de su morada" se levantaban en un solar sobre la barranca del río, a los fondos de la finca de Diego de Vega, con frente a la antigua calle de "la Ronda" (ahora Balcarce). Tal propiedad alzábase en la "quadra" que - según dije más atrás - recibió mi antepasado como merced del Gobernador Marín Negrón el 12-I-1610, y que resulta actualmente la manzana comprendida entre las calles Balcarce, Belgrano, Paseo Colón y Moreno.
A su hijo Hernán, el causante le donó dos esclavas de servicio nombradas María e Inés, con tres crías; la negrita María y dos mulatillos. Esto porque "nos ha servido a mí y a la dicha doña Elvira Osorio, su madre, desde sus tiernos años, con mucho amor, obediencia y boluntad, gobernando con su asistencia personal y industria y travajos nuestras aciendas de campo y ciudad, y procurándonos sustentar las dichas aciendas y nuestra casa, personas y demás familia, en el tiempo que fue soltero, como después de cassado". La abnegación filial valióle a Hernando "el Mozo" una mejora consistente en el tercio del quinto de la herencia paterna - aunque ya se le habían anticipado partes de su legítima de padre y madre. Tal mejoramiento de bienes suscitó luego un enojoso pleito entre los hijos del finado. Después de mandar pagar la limosna de 25 pesos a la imagen de Nuestra Señora de Copacabana que se veneraba en el Hospital de San Martín, de cuya institución fuera Mayordomo; el testador nombró albaceas a sus hijos Hernán y Lorenzo; quienes iniciaron la testamentaria, el 17-V-1649, ante el Alcalde Jacinto Vela de Hinojosa; quien dispuso se inventariaran los bienes sucesorios; inmuebles, urbanos y rurales, semovientes, herramientas, enseres, ropas, alhajas y esclavos (15 negros y mulatos de ambos sexos y diferentes edades).
En cuanto Elvira Osorio ella había hecho abandono de este mundo en 1643, seis años antes que su marido, y tras de otorgar dos testamentos; el 23-X-1630 y el 8-III-1638, y un codicilo el 15-XII-1642. En aquella disposición postrera de 1638, que pasó ante el Escribano Pablo Núñez de Vitoria y los testigos, llamados y rogados, Diego Hernández, Pedro González, Cristóbal Gutiérrez, Gabriel García Pacheco y Manuel de Silva - el cual firmó en nombre de la testadora, que no sabía firmar -, la causante hallándose postrada y "enferma en cama", declaró estar casada con Hernán Suárez Maldonado, y que era (sic) "hija lexítima de Damián Osorio y de Ana de Rosales, su mujer, mis padres difuntos que Dios alla, vecinos que fueron de la ciudad de Córdoba". Dijo también ser "hermana (era hermanastra) de Fray Cristóbal de Cáceres", residente en la ciudad cordobesa; y mandó se depositaran sus despojos en la Iglesia del convento bonaerense de San Francisco, "en la sepultura que en ella tengo".
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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