Notas |
- Había venido del Perú con el cargo de alguacil mayor de la ciudad, en nombre de su titular Cristóbal Ortiz de Riquelme, y que comienza a ejercer desde abril de 1605 hasta febrero de 1607. Vecino de significación, ocupa importantes oficios concejiles: regidor de sexto voto en 1610, de cuarto voto en 1612 y en 1615, de segundo en 1619; procurador y síndico en 1613,1614 y 1624; alcalde de segundo voto en 1613 y en 1619; alguacil mayor el 7 de abril de 1615; procurador el 15 de junio de 1615. Hombre de empresa, estuvo complicado en casi todos los negociados del comercio negrero de su época. Ingresa al partido «confederado» con el que se solidariza en sus actividades políticas. Con ese motivo se lo acusó de haberse complicado en las persecuciones contra Bernardo de León, a quien le hace quitar su empleo de depositario general, que sus compañeros hacen recaer en su persona. Del mismo modo, en la oposición a la entrada de los abogados en 1613. Procurador a cortes el 6 de junio de 1623. Alguacil mayor en 1619. Había casado en 1607 sin llevar «otro caudal que su persona bien tratada». Tampoco había recibido dote alguna, lo que había compensado en la convivencia que habia hecho en casa de sus suegros, sustentado por ellos durante once años seguidos. Habla ayudado a sus cuñados a tomar estado, asi a Ana de Burgos, que casó con Diego Serrano de Araya y Duarte, a Catalina de Salvatierra y a Juan Bautista de Salvatierra. También ayudó a su propio suegro, que estuvo enfermo mucho tiempo y habia quedado muy pobre, por haber gastado su hacienda en el viaje que hizo con su familia desde Santa Fe a esta ciudad. Fallecido bajo disposición testamentaria del 13 de enero de 1642 (Ats.25.431), a los setenta y seis años de edad, en que declaraba estaba «muy viejo y enfermo y pedía ser enterrado en el convento de Santo Domingo», de donde era «hermano recibido en capítulo formal». Asimismo, declaraba era cofrade del Santísimo Sacramento, de la Santa Vera Cruz, de la Nuestra Señora del Rosario, de la Soledad, de la del Carmen, y de las Animas del Purgatorio. Figuraban entre sus bienes: sus casas que lindaban con las de Sebastián de Acosta, con las de Juan Azocar, y calle en medio hacia el rio con solar y tiendas del convento de Santo Domingo, que hubo por dote y merced. Una chacra en el pago de Montegrande, que fue de su suegro; una merced de tierras en el río de las Palmas, llamadas del Baguaque que le fue hecha por Hernandarias de Saavedra; otras tierras de su suegro, junto a los algarrobos, que fueron de Juan Ortiz de Zárate, junto a la ciudad; cinco yuntas de bueyes, tres carretas viejas; tres azadones; cinco esclavos; varias piezas de plata, por treinta marcos; dos sillas, un cofre y dos cajas viejas. Designó albaceas a su mujer, a su hija Juana, al licenciado Martin Marlínez de Ulate, comisario del Santo Oficio y a don Manuel de Frias y Martel. [2]
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