Bernabé González Filiano Oramas[1]

Varón 1585 - Sí, fecha desconocida

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  • Nombre Bernabé González Filiano Oramas 
    Nacimiento 1585  Garachico, Santa Cruz de Tenerife, Canarias, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    Sexo Varón 
    Fallecimiento Sí, fecha desconocida 
    ID Persona I39389  Los Antepasados
    Última Modificación 16 Ago 2017 

    Familia Francisca de Trigueros Enciso 
    Matrimonio 13 Ene 1622  [2
    • Para esa boda, la contrayente fue dotada por sus padres con 9.159 pesos corrientes. A raíz de alguno de esos casamientos de Francisca, su cuñado Juan de Vergara puntualizó en su testamento que: "gasté y consumí mucha cantidad de asienda, que a sus padres presté en joyas, preseas y esclavos y otras cosas". Como todos los miembros de su familia, la señora que me ocupa fue sepultada luego de su muerte en la Iglesia de San Francisco, en uno de los enterratorios excavados debajo de la peaña del altar de la Virgen de la Limpia Concepción.
    Hijos 
    +1. Isabel de Oramas Trigueros
     2. Basilia de Trigueros González Filiano,   n. Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
    ID Familia F15896  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 31 Mar 2011 

  • Mapa del Evento
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  • Notas 
    • En la isla canaria de Tenerife, sobre escarpadas rocas circuídas de peñascos y acantilados que se hunden en el mar, acurrucada bajo la falda imponente del eruptivo Teide, se encuentra la villa de Garachico. Ahí, el año 1585, nació Bernabé González Filiano, hijo legítimo de Diego González y de Mencía Hernández de Oramas, de quienes heredó una casa grande de dos pisos, en aquella rupestre localidad insular.
      De primer apellido español, seguido de otro al parecer de itálica filiación (recordemos que un genovés, Pedro del Ponte, fundó en 1505 a Garachico), mi antepasado "garachiquero" por su estirpe materna descendía de aborígenes canarios; los "guanches", altos, fornidos, alegres y valientes; de aquilinas narices, labios amplios y blancas dentaduras; cuya raza el arqueólogo francés Augusto Berthelot describe como "de tez curtida y rostro oval y descarnado, facciones regulares, frente saliente algo estrecha y grandes ojos vivos y rasgados, a veces verdosos, espesa cabellera rizada, que variaba del negro al rojo oscuro. Muchas familias se enorgullecen - apunta Berthelot - de llevar nombres guanches; Doramas, Bencomo, Magantino".
      Bernabé González Filiano y Oramas o Doramas, de tan exótico origen (su testamento y otros antecedentes suyos investigó mi recordado, querido y erudito amigo Raúl A. Molina), cuando tuvo edad suficiente, dedicose a los negocios del mar, al trafico negrero, y en uno de esos lances peligrosos resultó robado por los piratas.

      Comercio intérlope a la orden del día, con boda, pecunia y cofradía

      El arribo de nuestro canario a Buenos Aires data de 1614, en circunstancias en que el navío que lo trajo desembarcó clandestinamente en la costa 30 esclavos africanos. Y en la ciudad porteña, vinculado a la camarilla contrabandista que dirigía el poderoso vecino Juan de Vergara, el aventurero recién llegado vislumbró la alternativa de enriquecerse con rapidez, sin riesgos excesivos. Abandonó entonces las azarosas correrías marítimas, y en el embrionario poblacho rioplatense se instaló definitivamente. Ello quiere decir que aquí contrajo nupcias el 13-I-1622 con Francisca de Trigueros Enciso - viuda, a la sazón, de Tomás Rosende -, la cual pertenecía a una familia solvente y de arraigo en el país. El Licenciado en cánones Francisco Trejo bendijo esa boda, en la que actuaron como padrinos Juan de Vergara - que fuera marido de una difunta hermana de la desposada - y la tercera mujer de éste, María de Freire.
      Era Francisca de Trigueros hija legítima del antiguo poblador Diego de Trigueros y de su consorte Felipa Hernández Enciso; hija ésta del fundador de la ciudad con Garay, en 1580, Capitán Juan Fernández Enciso, y nieta del Gobernador del Paraguay Domingo Martínez de Irala (de cuyos personajes, respectivamente, trato en los estudios que dedico a los apellidos Trigueros, Fernández Enciso e Irala). Para sus esponsales con el tenerifeño, la contrayente resultó dotada con 9.159 pesos de a 8 reales. A raíz de éste, o del primer casamiento de doña Francisca con Rosende, en 1617, el cuñado de ella Juan de Vergara declaró en su testamento; "Gasté y consumí mucha cantidad de acienda, que a sus padres presté, en joyas, preseas y esclavos y otras cosas". Cuando murió Francisca Trigueros, sepultaron el cadáver en la iglesia de San Francisco, en el enterratorio de su familia, excavado al pié del altar de la Virgen de la Limpia Concepción.
      El 4-XII-1618, en el informe jurídico ofrecido por el Tesorero Simón de Valdés, a fin de probar que en la causa criminal emprendida contra él bajo la dirección de Hernandarias, los testigos habían declarado movidos por el interés o por el temor, compareció (sic) "Bernabé González Feliano, residente en Buenos Ayres, natural y vecino de Tenerife ... y dijo ser de treinta y cuatro años, poco más o menos, y aunque ha sido pesquizado en esos autos de contrabando, no le tocan las generales de la Ley". Afirmó, el deponente, que en la pesquisa contra Valdés y otros, incoada ante el actuario Juan de Munarriz, el vecino Linares le persuadió declarase, "haziéndole promesas que si lo hazía lo faborecía el governador Hernandarias de Saavedra ... e si no jurava, a este testigo y los demás les iría mal, dando a entender que se les harían grandes castigos, como después se vió en los tormentos que se dieron a diferentes personas".
      También el 5-XII-1619, en el proceso que contra el Gobernador Diego de Góngora llevó a cabo el Juez pesquisante Licenciado Matías Delgado Flores, compareció, ante el Escribano Domingo Fuentes, (sic) "Bernabé González Folian". En tales actuaciones mi antepasado figura como "morador en la ysla de Tenerife, que dixo hacía algunos días que estaba en esta ciudad". Declaró ser de edad de 34 años, poco más o menos, y que conoció a Góngora cuando este funcionario llegó a Buenos Aires en el mes de noviembre de 1618, en circunstancias en que - el declarante - "estaba preso en la cárcel pública por mandado del Gobernador Hernandarias".
      En esa oportunidad al inquieto Bernabé lo condenaron a destierro perpetuo, pero pudo salvarse y quedar en Buenos Aires. Tiempo después, el 3-I-1625, lo vemos a González Filiano de Procurador del Cabildo bonaerense, aunque su elección fuera impugnada por el Alguacil Mayor Francisco González Pacheco (antepasado mío), quien lo acusó de ser "pasajero que entró sin lisensia de Su Majestad y no poder tener ningún offisio antes de ser castigado por el delito que cometió, y buéltolo a embarcar a su costa". El Gobernador Céspedes, sin embargo, dispuso lo recibieran sus colegas en el cargo, por haber adquirido vecindad de acuerdo a las leyes; "ser castellano y ser casado con mujer que lo és, y vesina desta ciudad y descendiente de conquistadores destas provincias. En consecuencia, el impugnado sujeto asumió el ejercicio de las funciones capitulares hasta el 3 de noviembre, día en que pidió su reemplazo por ausencia forzosa.
      El 8-IV-1630, al día siguiente de morir Felipa Hernández Enciso, su yerno González Filiano pidió se depositaran los restos de su suegra en la sepultura familiar, en el templo de San Francisco, donde los Trigueros tenían fundada una Capellanía "en las constituciones de la Cofradía de N.S. de la Limpia Concepción".
      Fallecidos los suegros, mi ascendiente canario heredó una buena fortuna, que se sumaba a la amasada por él, sin duda contrabandeando. Ello le permitió disfrutar de tierras y solares, chacras y estancias, y de ser dueño de 27 esclavos negros aptos para todo servicio.
      En 1641, el hombre hizo postura en el Cabildo a fin de abastecer de "carne de baca y ternera" a los habitantes de este puerto. Murió cuatro años más tarde, bajo disposición testamentaria del 18-I-1645. En dicha escritura de última voluntad, el causante ordenaba se enterrara su cadáver, amortajado con hábito seráfico, en la iglesia de San Francisco, en el nicho de su familia, bajo la peana del altar de Nuestra Señora de la Limpia Concepción. Además de terciario franciscano, el difunto había sido cofrade de San Sebastián y Tesorero de la Santa Cruzada, lo cual revela que, en aquel tiempo, se podían cometer delitos fiscales reiterados sin mengüa de una sincera devoción religiosa, sistemáticamente practicada y laudablemente acogida.

      Los bienes del personaje de esta historia y un milagro de permanente memoria

      Vivió mi lejano abuelo al lado de las casas del Maestro de Campo Felipe Navarro, o sea en la actual calle Cangallo, entre Maipú y Florida, hacia o en la esquina Sudoeste de la última arteria, donde hoy se levanta un gran edificio de tienda que era, hasta hace poco, la sucursal de Gath y Chaves. Entre los objetos que contenía esa vivienda, el testador enumeró a ricas telas y piezas de plata labrada, a una cuja de jacarandá con cortinas de brocado, y a dos sillas de manos aforradas de seda. En cuanto a los inmuebles sucesorios - amén de distintas casas urbanas, tiendas y cuadras - González Filiano se declaró poseedor de cuatro chacras en el "Monte Grande", en el camino de la costa que hoy va a San Isidro; con sus poblaciones, atahona "moliente y corriente", y arboledas formando boscaje; y también de varias estancias sobre el río Luján y la Cañada de la Cruz, donde pastaban muchas cabezas de ganado.
      Una de esas chacras en el "Monte Grande" fue la que en su origen - 1580 - Garay repartió a Víctor Casco de Mendoza, con sus 400 varas de frente y la consabida legua de fondo; chacra cuyo dominio quedó vacante más tarde, y pasó a Lucas Medrano por merced que le hizo el Gobernador Pedro Esteban Dávila el 13-VII-1639. Un mes después, el 21 de agosto, Medrano vendió dicha fracción, por ante el Notario Pablo Núñez de Vitoria, a Bernabé González Filiano. Actualmente la extensión imaginaria de esa chacra, correría desde la Avenida Figueroa Alcorta (antaño lengua u orilla del agua), abarcando porciones del paseo de Palermo situadas a la izquierda de la Avenida Sarmiento, para atravesar luego gran parte del Jardín Botánico y rematar su fondo, más o menos, a la altura del Parque Centenario.
      Esa propiedad fue heredada por Basilia Trigueros Filiano, hija del causante y, a principios de 1666, pidió la posesión de ella el Capitán Bernardino Ramírez de Sagües, marido de la nieta de González Filiano; Francisca de Trigueros Paez de Clavijo - cual se detalla en el capítulo referente al linaje de Ramírez Sagües.
      Otra de las chacras de González Filiano, de 350 varas de frente - que Garay adjudicara inicialmente a Alonso Gómez - se encontraba a cuatro fracciones de distancia, hacia el Nord Este, de la chacra anterior. Dicho terreno lo heredó el clérigo Juan de Oramas y Trigueros - hijo de don Bernabé -, del cual, a su vez, lo hubo por herencia un sobrino de él; Sebastián Agreda de Vergara. Los sucesores de este último, donaron el bien, el 10-IV-1709, a los padres de la Compañía de Jesús. Como entonces los jesuitas llegaron a poseer, en el aludido paraje, un conjunto de 7 chacras linderas, que unidas medían 2.550 varas de frente por la invariable legua de fondo, es mas que probable que las otras dos chacras restantes que fueron de González Filiano, integraran en su momento aquella propiedad de los ignacianos; la famosa "Chacarita" de nuestra nomenclatura porteña; cuyo frente arrancaba del extremo norte del actual Hipódromo Argentino (línea del Río) o, si se quiere más arriba, desde la Escuela Superior de Guerra y Cuartel de Granaderos a Caballo (cresta de la barranca), para prolongarse atraves de la zona urbanizada llamada "Colegiales", hasta los límites ("cabezadas") del terreno de los Padres; hogaño barrio y cementerio popular que, felizmente, conserva su tradicional nombre de "Chacarita".
      Respecto de una de aquellas estancias sobre el río Luján, González Filiano la compró a los Capitanes Juan Velázquez y Juan Vázquez, este último consorte de María Rojas de Acevedo. Tal estancia es esa que la tradición recuerda como la de "Rosendo Oramas" (adviértase que la mujer de González Filiano era viuda de Rosendo o Rosende; que la madre de aquel era una Hernández Oramas, y que sus descendientes inmediatos se apellidaron Oramas y Trigueros). Por 1630 en ese campo - según el relato del Fraile franciscano Antonio Oliver, que glosó en 1812 el Padre Felipe de Maqueda - se empacaron los bueyes del carretón que conducía para Santiago del Estero, a la capilla de Sumampa, dos imágenes de la Virgen; una de la Consolación y otra de la Limpia Concepción; la segunda de las cuales interrumpió su viaje en dicho punto lujanero. La imagen de referencia quedó pues en el camino, y para su veneración se la albergó en una pequeña ermita levantada al efecto en el preciso lugar del empacamiento boyuno. Con posterioridad, la señora Ana Mattos Encinas, viuda del Sargento Mayor Marcos Sequeira, pidió al heredero de "Rosendo", llamado "el Maestro Juan de Oramas", cura de la Catedral de Buenos Aires (que no era otro que Juan de Oramas Filiano, o mejor dicho Ormas Trigueros), le concedieran la estatuilla de la Limpia Concepción, a lo que accedió dicho clérigo, no sin recibir como gratificación alrededor de 200 pesos. Después, la milagrosa Virgen, fue trasladada cinco leguas mas abajo, al campo de la piadosa estanciera, donde esta mandó edificar una capilla que resultó fundadora de la actual Villa de Luján, santuario nacional argentino.

  • Fuentes 
    1. [S112] Ibarguren Aguirre, Carlos Federico, Los Antepasados, A lo largo y mas alla de la Historia Argentina, (Trabajo inedito).

    2. [S112] Ibarguren Aguirre, Carlos Federico, Los Antepasados, A lo largo y mas alla de la Historia Argentina, (Trabajo inedito), Tomo XI, Los Trigueros (Confiabilidad: 3).