Pedro Duval Bache, (*)

Varón - Cir. 1818

Información Personal    |    Notas    |    Fuentes    |    Mapa del Evento    |    Todo    |    PDF

  • Nombre Pedro Duval Bache  [1
    Sufijo (*) 
    Nacimiento Chiclana de la Frontera, Cádiz, Andalucía, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [2
    Sexo Varón 
    Fallecimiento Cir. 1818  Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3
    ID Persona I126603  Los Antepasados
    Última Modificación 29 Jul 2021 

    Padre Francisco Duval 
    Madre Juana Bache 
    ID Familia F40319  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia María Manuela Victoriana Pérez Vázquez,   n. 5 Mar 1761, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. Sí, fecha desconocida, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Matrimonio 8 Ago 1785  Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [4
    Hijos 
    +1. Manuel Antonio Basilio Duval Pérez,   n. 15 Jun 1786, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 3 Sep 1863, Azul, Bs. As., Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 77 años)
     2. Dolores Leandra Duval Pérez de la Fuente,   n. 12 Mar 1789, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
     3. Benito Francisco Duval Pérez de la Fuente,   n. 20 Mar 1791, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
     4. Pedro Benito Antonio Duval Pérez de la Fuente,   n. 20 Mar 1796, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
     5. Doroteo Duval Pérez de la Fuente,   n. Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
    ID Familia F15768  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 23 Jun 2020 

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - - Chiclana de la Frontera, Cádiz, Andalucía, España Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsMatrimonio - 8 Ago 1785 - Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - Cir. 1818 - Buenos Aires, Argentina Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 
    Leyenda del Marcador  : Dirección       : Ubicación       : Ciudad/Pueblo       : Municipio/Alcaldía       : Estado/Provincia       : País       : No Establecido

  • Notas 
    • "Don Pedro Duval, surge en las gestiones en pro de la habilitación del puerto de la Ensenada de Barragán, en 1801, como un pionero del progreso; hombre sencillo, fuerte, pulcro, enérgico, vinculado a la sociedad colonial de Buenos Aires con lazos de parentesco. Dedicado al comercio y a la industria, su nombre es respetado, porque su acción eficaz graba honda huella en el desarrollo mercantil de la época. Dotado de virtudes públicas y privadas, éstas le rodean de prestigio, y su figura se destaca allí donde era necesario un consejo práctico y salvador. Amigo íntimo de Cervino, compañero de Belgrano, muchos documentos que datan de 1800 a 1810 lo presentan aunado a nobles iniciativas. Miembro del Real Consulado, su opinión pesa en el mismo, y así se consigna en las actas respectivas. Contrae enlace con doña Manuela Pérez, con quien tiene tres hijos: Manuel, Dolores y Pedro. Al primero lo envía a educarse a Hamburgo. Propietario de numerosas fragatas, en ellas comercia con la península, exportando frutos del país e importando negros y mercaderías de todas clases. Con decisión singular dirige sus propios negocios, y, por los párrafos de la carta transcripta, puédese formar juicio acerca de sus definidas orientaciones. Un apunte del señor Cestino, en la abundante correspondencia de Duval, le califica de 'infatigable obrero del progreso', y es justo así reconocerlo cuando se han leído legajos que revelan una labor fatigosa, continua y férrea.
      Desde 1794 hasta 1801, Duval lucha denodadamente por el puerto nuevo, y, triunfante éste, llena con sus buques las dársenas naturales del mismo, indicando a sus corresponsales en el viejo mundo las excelencias de la Ensenada. En el Real Consulado se hace oír en el sentido de estimular la navegación del Plata y proporcionar refugio seguro a los barcos, y al fin triunfa. Deseoso de predicar con el ejemplo, ordena a su socio de Cádiz, el señor Baudriz, la remisión de cargamentos por un valor de 100.000 pesos y los materiales respectivos para edificar una casa en la Ensenada, y compra extensiones de tierras en el mismo paraje. Esto llamó la atención, y aun el ingeniero Cervino no había terminado la traza del pueblo cuando muchos vecinos de Buenos Aires y Montevideo se hacían propietarios y levantaban viviendas. En el Archivo Cestino se encuentra la copia de un censo de las familias radicadas en 1801. Figura en él una partera - la única - Andrea Gutiérrez; el alcalde, Juan Mier; el capitán de infantería de Buenos Aires y comandante militar de la Ensenada, Manuel Salas, casado con Juana Celada; el teniente agregado al cuerpo de Blandengues, Antonio Uriarte, marido de María de los Santos González; el subteniente de artillería, al servicio del Fuerte, Pascual Gómez, esposo de Liberata Barragán, y los fuertes acopladores Gregorio y Manuel Garmendi.
      Según los recuerdos tradicionales, la casa de Duval, la Casa Grande como se la llamaba popularmente, ubicada donde ochenta años después estuvo la quinta de la familia Richardson, fué un modelo de arquitectura, y sus planos y construcción se debieron a Cervino y al mismo propietario. En medio del rancherío se levantaba el edificio de material, rodeado de un jardín cercado de pared. Los sólidos muros se componían de ladrillos traídos de España como lastre, de 16 pulgadas de largo, 7 de ancho y 2 de espesor, costando un cuartillo plata cada uno. Los patios embaldosados, los aljibes con sus brocales brillantes, los dormitorios espaciosos, los salones decorados al estilo de la época, rodeados de corredores amplios, y montes de magnolias, jazmineros, frutales, hacían de la mansión un sitio de descanso y de reoreo. Sobre la azotea se alzaba un mirador, desde el cual se divisaba el río y la dilatada campiña. El mirador constituía un lujo y un adelanto en la arquitectura colonial. '¡Cuántas veces subiré a la torre, escribía en 1803 Duval a su pariente Juan Olaguivel, a la sazón en Hamburgo, a descubrir con el anteojo si usted parece, sirviéndome de mucho desconsuelo no parecer nadie!' Fué tan óptima la construcción de la Casa Grande que en 1855, con sus ladrillos se construyeron las paredes de un cementerio de cien varas por cada costado. Durante muchos años se hospedó en dicha casa el prelado diocesano en misión por la Ensenada y Magdalena. El obispo Lúe y Riega recuerda en una epístola la forma generosa cómo fué recibido por Duval en 1808.
      En 1831 compró el señor Laprida dicha casa, con el objeto de establecer allí una grasería, permiso que le fué denegado por las autoridades,'pues podía infectar al pueblo con sus malos olores.' Esto hizo desistir de su empresa al señor Laprida, en perjuicio de toda la población, que prefería morir de hambre antes de trabajar entre, al parecer, malsanos miasmas.
      El derrumbe de la mansión, practicado por orden del señor Laprida, se hizo por los años 1839 al 40, enviando en chatas y caballos todo lo que podía aprovecharse: ventanas, puertas, marcos y rejas, etc. Con ellos levantó una casa cerca de la plaza del Retiro en Buenos Aires.
      El archivo de Cestino encierra cartas de Duval que muestran una faz interesante del comercio del Río de la Plata a fines del siglo XVIII y a principios del siglo XIX. La lista de casas del extranjero que tenían relaciones con Duval es numerosísima. Las había en la América del Sur, España, Francia, Estados Unidos, Alemania y Portugal, no figurando, naturalmente, ninguna de procedencia inglesa. Los nombres de esos comerciantes despiertan reminiscencias en la historia.
      Pobló Duval una estancia y envió a ella personal apto para las labores ganaderas. Levantó galpones cerca del arroyo Piloto, y, hallando que la tierra era buena para ladrillos, estableció tres hornos, con los que fabricó adobes, regalando 10.000 de éstos al obispado y otros tantos para la iglesia y el cuartel. Una epístola de Duval revela que en 1800 don José Laguna y don José Azcuénaga se alojaron en su fragata Ceres, mientras buscaban campo y terreno para adquirir en la Ensenada. Un detalle curioso de la arquitectura de 1801: Duval señala a sus apoderados las dimensiones de los aposentos de su casa y habla así: 'El maestro Pedro me encarga qué largo deben tener los marcos de los cuartos; a mí me parece que dos varas y media de largo y vara y tercio de ancho, son los que moderadamente veo en los de esta ciudad; dos de las ventanas de la calle, con
      concepto de que he de ponerles rejas...'
      Instalado Duval en la Ensenada, inicia la exportación de frutos del país, proveyendo de carne a los buques que lo solicitaban. Este último producto se entregaba en barriles, cuya fabricación se hacía en la Ensenada. Los barcos portugueses los tomaban fuera del Río de la Plata, eludiendo la vigilancia de la escuadra inglesa. El 26 de marzo de 1801 zarpa de la Ensenada el primer buque con carne tasajo, Nuestra Señora de los Dolores, para Boston (Estados Unidos de Norte América), y poco después despacha 50.000 cueros para Burdeos.
      Durante muchos años, Duval gozó de la simpatía colectiva bien ganada. Suave, cuando debía serlo, rígido sin crueldad, él mismo emprende sus operaciones, desde el menor detalle al conjunto más complejo. Tenía a sus órdenes, y en propiedad, cientos de negros esclavos, a los que hacía trabajar remunerándolos con largueza. Era entonces el tráfico humano una costumbre comercial incorporada al ambiente. 'Es bien sabido, escribe Luis María Torres, que el comercio negrero adquiría mayor incremento en las primeras décadas del siglo XIX, y la ciudad de Buenos Aires presentaba singulares atractivos para los que hicieran profesión de ese tráfico, al parecer altamente remunerado.'
      Duval trataba a los negros con dulzura, sin infligirles los martirios que hicieron de ellos una raza abyecta. 'A ver cómo acomoda usted estos carpinteros' - escribía a su representante en la Ensenada. - 'Ingéniese usted y pida favores, dándoles de comer de mi cuenta y mate; para esto puede pedirle a Olaguivel un negro de los míos, cuidando al mismo tiempo de los días de trabajo de cada uno.' En otra dirigida a don Antonio Arechaga, ordenábale el plan de trabajo de los esclavos y concluía; 'Cuidará usted también de darles galleta y tabaco a dichos negros...' En julio 30 de 1801, los negros se sublevan contra el tal Arechaga, por no haber cumplido éste las instrucciones de Duval, el que resuelve el conflicto ordenando: 'El primero que se embarque, lo meto en el cárcel, y después de darle un novenario, lo pongo en la plaza, o a la piedra, como estuvo el
      viejo Antonio... Dígales usted que Antonio Arechaga tiene orden de correr con todo y de darles tabaco y pan; ellos se me quejaron de que no les daba... Vigile a don Antonio, y que no les falte tabaco y pan...'
      Adquirió Duval dos fragatas, la Rosa y la Roble, de la matrícula de Norte América, y con ellas transportó a la Ensenada los negros que adquiría en las costas de África.
      Hasta 1810 Duval encabeza el movimiento del puerto, extendiendo las operaciones a las plazas más lejanas.
      Los esfuerzos que Duval realizara para el puerto nuevo le atrajeron erogaciones, males y enemigos,los que no abatieron su carácter firme. Entre esos males, figura la pérdida de buques en alta mar y el incendio, en Bahía, de la fragata Manchega, que conducía 300 barriles de aguardiente, 200 pipas de vino y lastre de sal y ladrillos. Las invasiones inglesas, y luego las guerras y la caída del virreinato mermaron y conmovieron sus negocios.
      En 1804 fallece su hijo Manuel en Cádiz, lo que le produjo honda pena.
      Su hermano político y primo, Juan Baudriz, quiebra en 1812, en Cádiz, y arrastra a Duval en el desastre. ¡Qué amarga decepción contienen los párrafos de una carta que le dirige a su pariente! ¡Con qué altivez y dignidad afronta la desgracia! 'Me has muerto, vuelvo a repetirte, porque me has hecho perder mi crédito, en una edad como la mía, escaso de salud, con cinco hijos, aún chicos, y que los miro sujetos a pedir limosna por tu causa...'
      Pedro Duval falleció en 1818, y sus escasos bienes pasaron a sus acreedores, incluso los de la Ensenada, por la que tanto bregara. Dichos bienes se remataron en marzo de 1819, y el síndico de su concurso lo fué don José María Morel y Pérez.
      (Gazeta, marzo 24/1819).
      Este pioner colonial, bien merece un recuerdo."

      (Artículo publicado en el Nro 1.112 de Caras y Caretas, 24 de enero de 1920). [3]

  • Fuentes 
    1. [S1315] Dato aportado por, Julio Jorge Pertiné, jjpertine(AT)estudiourien(DOT)com(DOT)ar.

    2. [S698] Pertine, Julio Jorge, Pertine, Julio Jorge, (jjpertine(AT)estudiourien(DOT)com(DOT)ar).

    3. [S378] Espel Polisena, Juan Ignacio, Espel Polisena, Juan Ignacio, (juaniespel(AT)gmail.com).

    4. [S378] Espel Polisena, Juan Ignacio, Espel Polisena, Juan Ignacio, (juaniespel(AT)gmail.com), https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939D-VB9J-GC?i=194&wc=MDBK-L38%3A311514201%2C316597501%2C317388801&cc=1974184.