Notas |
- El Teniente de Navio José Bellamy Fernández de Córdoba nació en el Puerto de Santa María (Cádiz) el 4 de Septiembre de 1849 (La enciclopedia del año (1899), Rivadeneyra, 1900, pag. 159).
Fue hijo de Montagne Bellamy (natural de Birmingham, Inglaterra) casado en Cádiz con Francisca Fernández de Córdoba, natural de Madrid. Nieto paterno de Obadiam Bellamy y Maria Montagne, naturales de Birmingham. Nieto materno de Francisco Fernández de Córdoba, natural de Málaga, Brigadier de los RR. EE., y María del Carmen Lazariaga, natural de Cartagena de Indias (conf. Real compañía de guardias marinas y Colegio naval: catálogo de pruebas de caballeros aspirantes, Volumen 7, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto Histórico de Marina, Dalmiro Valgoma y Díaz-Varela, Instituto histórico de marina, 1956, pág. 287).
A los 16 años "...ingresó en la Escuela Naval en 10 de Julio del 66, y ascendió á Guardia marina de segunda clase en 12 de diciembre de 67, á primera clase en 17 de Diciembre del 75, a Alferes de navío en 31 de Enero del 73, a Teniente de navío en 27 de Diciembre del 81 y a Teniente de navío de primera clase en 12 de Julio del 94" (Revista general de marina, Volumen 44, Ministerio de Marina, 1899, pag. 525).
Asistió en 1875 y 1876 a los combates de Joló (Filipinas), a bordo de la goleta Valiente, y formó parte de la compañía de desembarco que hizo la primera expedición sobre Joló.
Contrajo matrimonio en Cádiz con Doña María del Carmen Sancho-Miñano García Quijano, hija del Coronel Alejandro Sancho-Miñano Domínguez Buiza y Doña Amalia García Quijano Ruiz de Bustamante.
Doña María del Carmen Sancho-Miñano falleció el 25 de noviembre de 1885.
Don José Bellamy volvió a contraer matrimonio.
En 1894 comandaba el cañonero Buluzan, en Filipinas.
Siendo ya Teniente de Navío, el 11 de marzo de 1897 fue destinado como Gobernador politico y militar de Balabac, en Filipinas, donde murió heróicamente en combate el 2 de enero de 1899.
Bajo el título "Un recuerdo a la memoria de un héroe", se publicaba en Madrid el 23 de septiembre de 1910 en el periódico "El Heraldo Militar", la siguiente nota:
"Al leer en la Prensa de estos días la heroicidad del comandante Sr. Fortea en las islas Batanes, en el trágico fin do nuestras desgracias y tristezas, me he acordado que á fines de aquel mismo año sacrificaba también su vida en el cumplimiento de su deber militar un oficial de Marina, al parecer ignorado, el teniente Sr. D. José Bellamy, gobernador que era de la Isla de Balabac.
"Dispuesto por el general que representaba á España en Filipinas la retirada del destacamento que defendía la isla, por convenir así al mejor servicio, tan pronto se verificó se sublevaron los moros naturales de ella, los que, unidos á los filipinos que allí había, intimaron la rendición á su gobernador; éste, con gran resolución y valentía, se negó á ello, y, repartiendo las armas do que disponía entre su esposa, el fraile recoletano, cura párroco del puiblo y el secretarlo del Gobierno, se aprestó á la defensa.
"Y se resistieron valerosamente hasta que, muertos el gobernador y el secretario, se hicierón dueños de la isla los insurrectos.
"A los pocos días llegaban á Zamboanga el fraile y la señora viuda de Bellamy, ésta en tan lamentable estado, que no pudo soportar la terrible pena de su inmensa desgracia y sucumbió en el Océano Indico.
"¿Y no sería justo que, como se hizo con Fortea, se levantase á la respetable memoria del infortunado Bellamy su epopeya de gloria, concediéndole las mismas honras y distinciones, ya que sin elementos de combate y sin recursos de ninguna clase, abandonado en aquellas soledades del mar de Joló supo defender hasta el ultimo momento uno de los baluartes de nuestra dominación en el Sur de Filipinas, manteniendo enhiesta la sacrosanta enseña de la Patria? -José Padriñan-".
"Esto se inserta en Heraldo de Madrid, y toca al señor ministro de Marina ordenar la información necesaria y proponer lo que proceda para honrar la memoria del heroico teniente de Marina".
El Teniente de Navío Don José Bellamy Fernández de Córdoba, "se hallaba condecorado con la placa de San Hermenegildo, medallas de Joló y Alfonso XII y era benemérito de la patria" (Revista general de marina, Volumen 44, Ministerio de Marina, 1899, pag. 525) [2]
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