Notas |
- AGUSTÍN NIÑO CASTELLANOS (llamado como su abuelo materno) nació en Salta hacia 1722 y allí contrajo nupcias por el año 1748 con Laurencia de Córdoba y Gaete (hija de Fernando Fernández de Córdoba Ruiz de Llanos, Encomendero de "Tilián", y de Francisca de Gaete y Ruiz de Villiegas, de cuyos antecedentes genealógicos y referencias biográficas trato en los apellidos Fernández de Córdoba y Gaete).
En ocasión de su matrimonio, a Agustín Niño Castellanos, su madre no le dio dote alguna; en cambio Laurencia de Córdoba Gaete fue dotada mediante un aporte equivalente a 800 pesos; 200 en plata "y lo demás en varios trastos". Sobre esto el Cura Rector propietario de la Iglesia Matriz de Salta, doctor Francisco Ruiz de Villegas, tío abuelo y "padrino" de Laurencia, hizo donación a su ahijada de unos "retazos de tierras en los exidos de esta ciudad" (Salta), que lindaban; a la parte del Poniente con tierras del Sargento Mayor Bernardo de Córdoba (tío carnal de la agraciada), al Oriente, "hasta donde terminan las tierras de Clemente Lorca"; al Sur con tierras del Maestre de Campo Manuel Frias; y el Norte "con la acequia de la ciudad". Dicha chacra, a fines del año 1748, los cónyuges Niño-Córdoba, ante el Alcalde Josef Saravia, la vendieron a Josef de Elgueta en 52 pesos y 4 reales.
Los bienes de mi antepasado
Por su parte, Agustín Niño Castellanos, en 1761 heredó de su madre las "casas de su morada"; mas sucedió que sobre el inmueble pesaba inpaga aquella hipoteca a favor del Hospital de San Andres, amén de haber otras deudas a "las Temporalidades" y a otros acreedores, por lo que en 1788 se concursó don Agustín; y a pedido del Síndico, Miguel Francisco Gómez, salió su morada a remate. Los tasadores judiciales Francisco Astigueta y Antonio de Oro Rodríguez, estimaron en 3.425 pesos el valor de la finca; y el 6-III-1789 realizóse la subasta "en las puertas de la Tesorería principal" por voz del pregonero Pedro Pablo Martel, y ante la "Junta de la Almoneda", presidida por el Gobernador Andrés Mestre, y compuesta por José Medeiros, Abogado y Teniente Asesor sustituto, el Tesorero Gabriel Güemes Montero, el Contador Diego Rabaza y el Fiscal de la Real Hacienda José Alejandro Palacios. Pujaron en el remate José Antonio Castellanos Arias Velázquez (primo 2Q de Niño) y Pablo Lesser, éste en representación de Miguel Vicente Sola, quien finalmente adquirió la casa en 4.150 pesos.
La referida vivienda ubicaríase hoy en la actual calle España, entre las de Balcarce y 20 de Febrero - en la otra cuadra, al "Poniente", de la célebre mansión que fuera de Tinco, y después de su yerno Sola -; y medía 20 varas de frente y 78 de fondo, "hasta el Tagarete". Con posterioridad, el 1-VII-1805, ante el Escribano Marcelino Miguel de Silva, los sucesores de Sola vendieron la antigua casa de Escobar Castellanos o de Niño Castellanos, a Francisco de Lezama, futuro suegro del procer Facundo Zuviría.
Poseyó también Agustín Niño Castellanos parte de las tierras llamadas "San Gerónimo de Sumalado" (Sumalao), que compró a Sebastián Díaz y a la mujer de éste Antonia de Córdoba. En dichas tierras había un horno de quemar cal, hecho por los padres del convento de La Merced. Estos religiosos pretendían ser dueños del terreno donde estaba el horno, lo que motivó un pleito con la familia de Córdoba; y asimismo con Niño, que los demandó alegando que los mercedarios lo querían despojar.
Tocante a sus actividades públicas, Agustín Niño Castellanos se desempeñó como Alcalde de Hermandad en 1754, en los términos del actual departamento de Anta, y posteriormente como Alcalde ordinario del Cabildo de Salta.
El fortín "San Fernando del Río del valle" y las expediciones al Chaco
El año 1750 el Gobernador Victoriano Martínez de Tinco, a fin de preservar y defender los territorios de Salta, Jujuy y Tucumán de las frecuentes invasiones de los mocobíes, tobas, mataguayos, abipones, chumapies, malbaláes y demás parcialidades belicosas del Chaco, planificó la instalación de una cadena de fortines en dicha frontera. Al efecto levantáronse los fuertes o "presidios" de San Fernando del Río del Valle, de San Lorenzo de Pitos y del Tomillar o Piquete; cuyos reductos quedaron establecidos después de una campaña militar al Chaco que realizó Tinco con los tercios sáltenos, jujeños y tucumanos - puesto que los milicianos de Catamarca, mandados por el General José Luis Díaz, dispersáronse tras un amotinamiento.
Internóse la expedición ordenada por Tinco, unas 100 leguas en las selvas chaqueñas, donde rindió y redujo a abipones, malbaláes y mataguayos. Probablemente mi antepasado Niño Castellanos, tomó parte, con las milicias de Salta en esa "corrida", ya que a poco de fundarse "el Real Presidio de San Fernando del Río del Valle", don Agustín resultó nombrado su Comandante.
Dicho "Presidio" - puesto bajo la protección del Rey San Fernando, y que significaba su nombre también un homenaje al anodino Monarca contemporáneo Fernando VI - "se había construido con murallas de adobe, garitas, cubos, cuatro casas prinicipales, Iglesia y treinta y dos cuarteles"; y a su amparo levantóse el pueblo de "Dolores", para civilizado cobijo de los indios amigos de nación "Malbalá", con su iglesia y sacristía de adobe, un cuarto para el doctrinero, almacén de víveres y cárcel, y el rancherío destinado a los aborígenes, uno de estos actuaba de Corregidor, y otro de Alcalde.
Así pues, como autoridad suprema de tal bastión fronterizo, al mando de 70 soldados, fue nombrado Agustín Niño Castellanos, con el título de "Cabo Comandante del Real Presidio de San Fernando del Río del Valle". Ese fortín y pueblo de malabaláes, quedó emplazado en una punta o rincón que formaban dos brazos ribereños de los ríos Valle Dorado y Seco, que bajan de las sierras de Lumbrera.
Años después, en 1759, se intentó llevar a efecto otra operación militar al Chaco, combinada por los Gobernadores del Río de la Plata y el Tucumán, Pedro de Cevallos y Joaquín de Espinosa y Davales, respectivamente. El plan consistía en establecer una comunicación regular al través de esa región silvestre entre Corrientes y Santa Fe con Tucumán, Salta y Jujuy. Pero en su conjunto el vasto proyecto fracasó. Las fuerzas de Corrientes - 400 hombres - al mando de Bernardo López Inclán - que llevaba como baqueano al jesuíta salteño Cayetano de Ibarguren Castañares, cosmógrafo y capellán - se internaron en las espesuras chaqueñas; más la hostilidad de los indios y los desbordes de ríos y lagunas detuvieron el avance de los correntinos, que, desmoralizados, tornaron al punto de partida. Igual cosa sucedió con el contingente de Santa Fe, puesto bajo la responsabilidad de Vera y Mujica.
En cambio las milicias de Tucumán, Salta y Jujuy - cerca de 1.000 combatientes y 3.000 indios auxiliares -, pese a la insuburdinación de los efectivos de La Rioja que se negaron a concurrir a esa guerra, lograron someter y amedrentar a casi todos los salvajes enemigos. El Gobernador Espinosa y Dávalos, en tan eficaz campaña - que llegó hasta 35 leguas de Corrientes - resultó secundado por la siguiente plana mayor; el Maestre de Campo General de Tucumán, Felipe Alurralde: el Maestre de Campo Luis de Sosa, tucumano también; el Gobernador de armas de Salta Joseph Arias Rengel; los Maestres de Campo José de Saravia, salteño, y Francisco de Toledo Pimentel, cordobés de naciminento; y el Comandante del Real Presidio de San Fernando del Rio del Valle, Agustín Niño Castellanos, mi 5Q abuelo.
Corridos once años, el 24-VII-1770, nuestro personaje seguía al frente de su fortín, puesto que en dicha fecha, ante el Escribano de Salta Miguel Ruiz de Llanos, "Agustín Niño, Cabo Comandante del Real Presidio de San Fernando del Rio del Valle", otorgó un poder a favor de Juan Blanco Cruz, para que este entendiera en todos sus asuntos.
De como aquella vez "los trapos sucios no se lavaron en casa"
Los últimos años de su vida, don Agustín, "Comandante reformado de los Fuertes de esta Frontera", los pasó en la ciudad de Salta en la mayor pobreza. En 1798 vióse obligado a litigar en un pleito por demás escandaloso. Su yerno Calixto Ruiz de Gauna le demandó por la herencia de su hija, "Manuela Niño Castellanos", esposa fallecida del actor. Y por si esto fuera poco, terció en autos "el muchacho Manuel Juárez Araya, hijo de Mateo Suarez y de María Araya, finados", que pretendía - cual estampó Niño en un escrito (12-VI-1798) - "constituirse en hijo natural de la dicha mi hija, por influjo y sugestión del contendiente Gauna, que lo tiene a su servicio".
El Comandante Niño afirmaba, en dichas actuaciones, que Ruiz de Gauna había pasado a caballo frente a su casa, y, con motivo del pleito profirió palabras injuriosas, delante de otras personas, contra él y sus hijas Margarita, casada y María, soltera. Alegaba, el hombre, no tener quien lo patrocinara judicialmente, pues el único "abogado secular" (seglar) "era el Bachiller Josef Alejandro Palacios, quien proteje y defiende a Gauna, y el Dr. Vicente Anastasio de Isasmendi, presbítero abogado, "es compadre y amigo íntimo de Gauna". Pedía Niño, en consecuencia, al Alcalde de 2do voto Miguel Francisco Gómez que le nombrar un abogado ad litem , ya que en Salta no había "Abogado de pobres", y el suscripto no podía pagarlo por ser "pobre de solemnidad, declarado por la Audiencia de Charcas".
Como el Juez Gómez se ausentó "por tiempo ilimitado" a su hacienda de campo, distante 9 leguas de la ciudad de Salta, Niño recurrió a la Audiencia de Buenos Aires en queja y recusación contra dicho magistrado que lo perjudicaba; alegando también contra el Escribano Juan Antonio Molina, al que acusaba de homicidio, "executado en un muchacho su sirviente", por cuyo delito se le seguía un proceso criminal.
Por su parte el Alcalde Miguel Francisco Gómez contestaba, el 3-X-1798, a la Audiencia porteña, que en nada se le había faltado a la defensa de Niño, y que todo lo aseverado por éste era falso, "sugerido por el perverso influxo del sopatinta Nicolás León de Ojeda, hombre conocidamente malo, que no tiene que perder y que vive de la discordia".
El 10-II-1804, como la causa criminal contra el Escribano Molina se hallaba finiquitada, y la queja de Niño Castellanos "ha cesado por ser otro el Alcalde que conoce en su causa" (de la filiación de Manuel Juárez Araya), la Audiencia mandó archivar el expediente de recusación al Juez.
Con anterioridad, el 24-III-1800, ante "el Regidor Alcalde Vitalicio de la ciudad de Nueva Oran", Escribano Antonio Moro, comparecieron Agustín Niño Castellanos y Calixto Ruiz de Gauna y manifestaron; haber transado entre los dos el pleito por la herencia de Manuela Niño Castellanos y Córdoba, hija del primero y mujer legítima del segundo, referente a la estancia llamada "San Jerónimo de Sumalau" y a una casa y tienda en el barrio de la Vifia, de la ciudad de Salta. Las partes se pusieron de acuerdo y protocolizaron que Gauna se quedaba con la estancia, y Niño con la casa y tienda urbanas.
Agustín Niño Castellanos, bajo testamento otorgado en 1805, falleció en Salta el 7-XII-1807, aproximadamente a los 85 años de edad. Su mujer Laurencia de Córdoba Gaete habíale precedido en el viaje sin retorno, casi dos décadas antes, en 1788.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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