Notas |
- Fue hijo de Juan Agustín de Almeyra y de Petrona de Gorría Rodríguez de la Torre. Fue bautizado a los tres días de edad el 4 de abril de 1791 (Libro 17. Bautismos Catedral de Buenos Aires. Folio 6).
Estudió en el Colegio de San Carlos, realizando estudios mayores de latinidad y recibiendo sus diplomas de filosofía y teología de manos del Rector del nombrado Colegio, el Canónigo Dr. Chorroarín.
Ingresó en el Instituto Médico-Militar en 1814 para seguir la carrera de medicina. Siendo practicante combatió la viruela y fue un propagador de la vacuna en la campaña. El 22 de septiembre de 1819, siendo todavía alumno del Instituto Médico, fue nombrado Cirujano del éjercito que comandaba el Brigadier don Cornelio Saavedra. En 1820 se le concedió el título de médico y cirujano. Continuó desempeñándose como cirujano en la expedición del General Lamadrid contra el caudillo entrerriano Ramírez. Sirvió también a las órdenes del Gobernador de Santa Fé, don Estanislao López, pasando en seguida a ocupar el destino de cirujano en el acantonamiento de la Guardia del Monte, lugar donde poco después adquirió una propiedad su amigo el General Lamadrid. Se desempeñó también en variados batallones, como el de "Guardia Argentina" y el batallón de "Patricios" mandados por el General Rolón, su íntimo amigo.
El 16 de abril de 1822 el Tribunal de Medicina lo propuso como médico de policía de la Provincia de Buenos Aires, nombramiento que extendió el Gobernador Martín Rodríguez, refrendando Rivadavia el correspondiente decreto en su calidad de Ministro de Gobierno. El Tribunal de Medicina había sido creado pocos días antes, el 9 de abril de 1822, por el famoso decreto rivadaviano de "Arreglo de la Medicina". Esta institución reemplazó al Tribunal del Protomedicato, suprimido por otro decreto del Gobernador Martín Rodríguez, del 11 de febrero de 1822.
Contando con la ayuda pecuniaria de su padre, concretó un sueño que proyectaba desde mucho tiempo atrás: el de realizar un viaje a Europa para perfeccionar sus conocimientos médicos, que posteriormente constituyó una costumbre generalizada, pero que Francisco de Paula fue ciertamente el primer cirujano argentino en realizar. A tal efecto el 16 de julio de 1822, previa licencia de ordenanza solicitada por su padre para ausentarse del país, se embarcó en el bergantín mercante "Correo de León" rumbo a Francia, cuyos centros de enseñanza médico-quirúrgica eran en ese tiempo los más famosos del mundo. Una vez instalado en París, inició allí una vida intensa de trabajo en hospitales y de estudio en cursos dictados por los mejores maestros de la medicina francesa, como Broussais, el barón Dupuytrén, Alibert, Esquirel, Capuron, Desormeaux y tantos otros, siendo, por lo tanto discípulo de Ciencias Médicas de la Escuela de París. Pero al cabo de cierto tiempo se produjo, en 1824, un hecho que le obligó a salir precipitadamente del territorio francés, desterrado por su gobierno a raíz de haber hecho imprimir ese mismo año en la capital francesa, "La Lira Argentina", antología de poesías patrióticas cuyas líneas cargadas del liberalismo republicano, no se compadecían con los gobiernos monárquicos en boga en la Europa de aquellos tiempos. El médico José Juan Almeyra, hijo de Francisco de Paula, escribió una breve biografía de su padre, con notas de Amancio Pardo, yerno de este último. Resulta interesante transcribir una nota del Señor Pardo, escrita en 1897, para echar luces sobre el asunto en cuestión desde la perspectiva de la tradición familiar, que frecuentemente llena las lagunas históricas y documentales e ilumina sus oscuridades. "La Lira Argentina, que como se sabe, era la colección selecta de las poesías patrióticas de la revolución, fue llevado en manuscrito por el Dr. Francisco de Paula Almeyra, por encargo de los poetas de ese tiempo, a Europa. Él redactó el precioso prólogo y se encargó de la edición. (...) Es este trabajo lo que ocasionó que fuera expulsado de las Naciones a que se refiere el apunte". Este episodio de su expulsión de Francia fue comentado por su mismo protagonista a su padre, en una carta datada en París el 4 de septiembre de 1824 y publicada en el periódico "El Argentino" Nº 2, pag. 24, Bs. As., el 24 de diciembre de 1824. El prólogo del libro de dicho libro fue firmado por "El Editor", dejando en el anonimato a su autor, ya que en ninguna parte de ese libro se hace referencia al nombre de su editor o a editorial alguna, con lo cual se explica la discusión sobre su autoría. De todas formas, lo cierto es que se puede concluir, siguiendo la tradición de familia a la par que a destacados historiadores, que pese a las controversias sobre el asunto, el encargado de la edición de "La Lira Argentina" fue el Dr. Francisco de Paula Almeyra y su compilador don Ramón Díaz, convirtiéndose aquél en el editor de la primera antología poética y patriótica de nuestro país.
Gabriel Almeyra Demaría dice en un manuscrito que "sino quería ser expulsado del territorio francés, pediría perdón al Embajador Español, rindiendo homenaje al Rey de España, como el más sumiso y fiel de sus vasallos. "Risum teneatis amici": afortunadamente Almeyra, había concluído sus estudios, así que huyó de Francia (...) Fugitivo y desterrado llegó a Marsella vió a Génova y respiró en Gibraltar y al fin llegó a Londres".
En Inglaterra asistió a las lecturas de medicina dadas por Lawrence, médico del rey y a las lecciones quirúrgicas teórico-prácticas de Albernethy, primer cirujano inglés. "Al Dr. Almeyra -dice Gabriel Almeyra- se le confirió el raro honor de ser colocado en los sillones de distinción destinados a los solos miembros del Colegio Real de Londres".
Allí en Londres, conoció y trató a Bernardino Rivadavia cuya amistad cultivó. Probablemente fuera miembro de la logia Lautaro, lo cual explicaría su implicancia en la edición de La Lira Argentina y de sus amistades en Inglaterra.
De regreso en nuestro país, con el conocimiento y la experiencia acumulados, tuvo un reconocimiento inmediato. El 10 de julio de 1826 por renuncia del Dr. don Justo García Valdés -segundo protomédico argentino- es nombrado para el desempeño de la cátedra de Anatomía y Fisiología (A.G.N. Legajo Gobierno, Ministerio de Fundación del Banco de las Provincias Unidas del Río de la Plata. 1826 (10-13-10-3)). Fue entonces cuando la prestigiosa figura del joven catedrático atrajo la atención del alumnado que, viéndose huérfano de docentes y de práctica médica, se allegó al Profesor Almeyra planteándole sus dificultades y terminando por solicitarle les diese una serie de lecciones de obstetricia. Aquél no sólo accedió a lo que se le pedía, sino que escribió una nota al Rector de la Universidad ofreciéndose para dictar gratuitamente un curso completo de partos a los estudiantes próximos a recibirse. Este tal vez sea, según D'Onofrio, el punto de partida de la historia de la enseñanza de la clínica obstétrica en la Universidad de Buenos Aires. El Rector de la Universidad aceptó la generosa propuesta. En la resolución firmada por Rivadavia y Aguero del 9 de septiembre de 1826 se ordenó, a pedido del ilustre médico, la entrega de un maniquí para la enseñanza. (A.G.N. Legajo 1825. 26, Universidad, Nº 2 (10-6-2-4)). Llevó entonces a sus alumnos a su domicilio particular para las clases teóricas y en cambio para las prácticas, Almeyra, decidió ser acompañado de sus discípulos, para asistir a los partos de las mujeres pobres de su clientela particular. Así, pasó a ser en el año 1826 el primer catedrático libre de partos en la Universidad de Buenos Aires, siendo su primer titular en el año 1850, el Dr. Francisco Javier Muñiz.
El 15 de enero de 1828 el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Manuel Dorrego, nombró a Francisco de Paula, Cirujano Mayor del Ejército, renunciando por razones de salud, 48 horas después de su designación.
El 3 de septiembre de 1836 ocupó por segunda vez una cátedra como titular: la de Clínica Médica.
Fue conjuez del Tribunal de Medicina en 1844 y Presidente de hecho, poco tiempo después, desempeñándose como tal hasta 1852, y renunciando unos días después que Urquiza entrara victorioso a Buenos Aires, una vez de producida la batalla de Caseros. El vencedor del "Restaurador de las Leyes" no sólo no aceptó la renuncia de Almeyra, sino que le nombró Cirujano Mayor del Ejército, cargo que también declinó. Sin embargo continuó al frente del Tribunal de Medicina por un lapso breve de tiempo, pues dicha institución desapareció el 29 de octubre de 1852, reemplazándola el Consejo de Higiene Pública.
El primer protomédico Dr. don Miguel de O'Gorman fue su maestro y le enseñó lo que sabía, regalándole como recuerdo su diploma de médico, obtenido en París en 1766; también le obsequió un cráneo en el cual habría hecho sus estudios. El diploma de médico del Dr. O'Gorman se encuentra en poder de la familia Raffo Almeyra.
Otro de sus logros como médico fue la operación exitosa del General José María Francia en 1848, a consecuencia de haber recibido un balazo en Vences, que le habría destrozado la mandíbula.
Asimismo, fue vocal de la Academia de Medicina.
Fuera de su vida profesional, fue vocal de la Municipalidad de Buenos Aires, desde su fundación en 1856.
Por otra parte fue dueño de una quinta en la Recoleta, sobre la calle Larga, una de las más grandes del barrio, conocida como la "Quinta Almeyra", que en otros tiempos fue conocida como la quinta de Elordi y que había pertenecido a la noble familia Belgrano Peri, la misma del General Belgrano. La casa principal estaba ubicada en las actuales "cinco esquinas" y a fines del siglo XIX fue loteada y se cedieron las calles a la Municipalidad, las que hoy llevan el nombre de Parera y Montevideo.
Francisco de Paula Almeyra y Gorría contrajo matrimonio con Trinidad Demaría y Escalada, nacida en 1802, hija de José Demaría y Camusso, de noble estirpe del Reino de las dos Sicilias, rico comerciante rioplatense y de la dama patricia María Eugenia de Escalada y Salcedo, hija del distinguido patriota Antonio José de Escalada y de Petrona de Salcedo y Silva, siendo Francisco de Paula y Trinidad primos terceros, ya que las bisabuelas de los contrayentes eran hermanas: Doña Tomasa de Silva de Iturriaga y Doña Juana de Silva de Salcedo respectivamente; siendo Isabel de Iturriaga de Almeyra prima hermana de Petrona de Salcedo de Escalada. Doña Trinidad era, por tanto, sobrina de Remedios de Escalada de San Martín, a quien cuidó en su última hora, cuando la tisis la consumió en 1824.
Francisco de Paula Almeyra y Trinidad de María formaron una honorable familia cuyos hijos se destacaron en la Política, en la Medicina y en la actividad rural. Así, José Juan, un hombre cultísimo que supo organizar tertulias de gran nivel social, artístico y científico, fue médico con destacada actuación durante las epidemias de cólera y fiebre amarilla, por lo que recibió una distinción de la Municipalidad de Buenos Aires. Antonio José, también fue médico, con similar actuación en la epidemia de cólera, pero más conocido por su actividad rural, siendo uno de los fundadores y principales dirigentes de la Sociedad Rural Argentina; se desempeñó como Secretario de ella; Francisco fue abogado nota, diputado en la Legislatura durante varios años, propietario de la "Quinta Almeyra" en San Fernando, Pcia. de Bs. As. Hubieron dos hijos más que fallecieron en la infancia, y dos hijas: Petrona, que tocaba con virtuosismo el violín y que murió muy jovencita habiendo dedicado su vida a los pobres y a las obras de caridad, tan así que en un retrato al óleo en poder de la familia Raffo del Campo Almeyra, se encuentran plasmados unos rayos celestiales que descienden hasta su cabeza, y cuya devota biografía escribió el Dr. Francisco Justo Almeyra, conocido como "don Pancho", y Trinidad casada luego con Amancio Pardo, quien fue autor de unos interesantes apuntes sobre los Almeyra.
Pero regresando a las Cinco Esquinas, según Maxine Hanon, el censo de 1855 encontró a la familia Almeyra en pleno en la casa de teja de una planta: Francisco Almeyra (62), médico; su mujer Trinidad de María (52); sus hijos: José Juan (27), empleado; Antonio José (24), médico; Francisco Justo (22), abogado; Trinidad (16), hija de familia; Petrona (11), estudiante; Albina Galeano (11), hija adoptiva, estudiante; más un peón español, otro italiano, una cocinera, una sirvienta y tres niños. En la misma propiedad, posiblemente en la casita anexa que ocupara Cayetano Escola, vivían Roberta Bilinghurst, inquilina (40), y su hermana Catalina Bilinghurst (38), costurera, hijas ambas de Roberto Bilinghurst. (Censo 1.855, AGN, Nº1394, Pilar, Cuartel Nº 15).
Para el censo de 1869, según refiere Hanon en su magnífico libro sobre las quintas de Retiro y Recoleta, la familia se había agrandado con Carmela Arriola Pacheco, mujer del Dr. José Juan Almeyra, y varias de sus hermanas; más cinco niños Almeyra, cuatro sirvientes, ama de leche, quintero y cochero. También vivían en la propiedad una almacenera y sus hijos. (Censo 1.869, Policía 15ª, Urbana (AGN, legajo Nº 35).
Francisco Almeyra testó conjuntamente con su mujer el 25 de abril de 1868 ante Francisco Fazio ("Almeyra, don Francisco s/Sucesión" AGN Nº3610) declarando que se encontraban "en el último escalón de la vida". Además de las usuales capellanías y legados, pedían a sus hijos funerales modestos y les rogaban que vivieran en la misma "unión y armonía en que hasta ahora viven", y que la descendencia siguiera el mismo ejemplo "y alcancen a disfrutar los bienes que adquirieron sus abuelos". Entre estos bienes figuraban varias casas, una parte de los famosos Altos de Escalada en la Plaza Mayor, una porción probablemente de estancia "El talar" en Navarro y la quinta de la Recoleta.
El Dr. Francisco de Paula Almeyra murió en la quinta de las Cinco Esquinas el 29 de septiembre de 1870. Poco después de su viuda y herederos se repartieron los bienes. La quinta de tres cuadras fue dividida en diversas partes: a Trinidad de María le quedó el terreno donde estaba la casa principal, sobre la calle Juncal, esquina Guido; a José Juan, la enorme esquina de las Cinco Esquinas, con frentes a Libertad, Quintana y Juncal; y al resto de los hijos, terrenos con frente sobre la calle Larga (Quintana) y las otras calles que recién se proyectaban (hoy Parera y Montevideo) con nombres tales como "calle Corta" y "calle del Pilar". Con el tiempo y la valorización de las propiedades, cada uno fue vendiendo sus terrenos fraccionados. Así el Dr. Francisco Justo Almeyra y su mujer se trasladaron a San Fernando donde fundaron la conocida "Quinta Almeyra". Entre otras ventas destacamos una del 5 de octubre de 1882 mediante la cual José Juan transfiere al futuro general Nicolás Levalle 23 varas y media de frente por 75 de fondo sobre la calle Larga (Quintana), entre las hoy Libertad y Parera. (Anotación al margen en escritura del 17.4.1.839 AGN, Registro Nº1,1839).
Trinidad de María de Almeyra murió en 1888, a los 86 años.
(Conf. "Los Almeyra Horne", Revista Nº 1 de la Junta Sabatina de Especialidades Históricas. Juan Bautista Fos Medina y "Las quintas de Retiro y la Recoleta". Maxine Hanon.). [1]
|