Notas |
- Abogado, filósofo, político, educador Y Rector de la UNT.
Varios libros y revistas, y no este reducido espacio, se necesitarían para analizar la vasta obra del Dr. Alberto Rougés, la cuál , como la de los demás pensadores de la Generación del Centenario, asombra por su libertad creadora, la actualidad de sus conceptos y la amplitud de su genio
El Dr. Rougés nació en Tucumán , el 23 de octubre de 1880. Fueron sus padres León Rougés, francés, fundador del ingenio Santa Rosa, y Mercedes Mañán, tucumana. Estudió en la Escuela Normal y en el Colegio Nacional, donde se graduó de bachiller en 1897. Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1905 y se doctoró al año siguiente con la tesis ? La Lógica de la acción y sus aplicaciones al Derecho?, que llamó la atención de pensadores como José Enrique Rodó y Theodule Ribot. Vuelto a Tucumán se encargó de los negocios azucareros de la familia, junto con sus hermanos León y Marcos, mientras también se dedicaba a profundizar lecturas filosóficas.
En 1907 empezó a colaborar en La Revista de Letras y Ciencias Sociales, que dirigía Ricardo Jaimes Freyre, y que redactaban Juan B. Terán y Julio López Mañán. Fue Convencional Constituyente en 1907, y fue también diputado a la Legislatura. El compromiso cívico e industrial no le impidió continuar afanosos estudios en soledad, mientras maduraban sus originales conclusiones filosóficas. Al inaugurarse la Universidad en 1914, Rougés integró su primer Consejo Superior. Pronto empezaron a aparecer sus ensayos profundos, como "La filosofía que se ve" (1921), "El filósofo de la contingencia" (1922), "La ciencia que filosofa y la ciencia que no explica" (1922), "El prospectivismo de Ortega y Gasset" (1925).
Proyectaba, además, ambiciosas iniciativas culturales. Entre ellas debe destacarse el estímulo que, junto a Ernesto Padilla, brindó a Juan Alfonso Carrizo, para la recopilación de la antigua poesía popular que se compilaría en los "cancioneros" del noroeste. Además, fue idea del Dr. Rougés de formar un instituto que , a la muerte de su amigo Miguel Lillo, preservase su biblioteca y sus colecciones, donadas por testamento a la UNT. Nacería así el organismo que existe hasta la fecha . Rougés fue uno de los albaceas del sabio, y presidente de la Comisión Asesora Vitalicia de la Fundación Lillo.
En 1931, fue designado presidente del Consejo Nacional de Educación del Distrito Tucumán. En las "Memorias" del Consejo, en trabajos como "Educación y Tradición" (1938) y "Educación inculta" (1934), y en sus cartas a Juan Mantovani, Lorenzo Luzuriaga y Leonardo Castellani, asentó ideas de avanzada, que expuso o aplicó en materia educativa. Durante su gestión en el Consejo de Educación se elevó de modo saliente el número de matrículas y se atacó con eficacia el analfabetismo. En 1933-34 volvió a integrar el Consejo Superior de la UNT, y luego fue elegido rector, cargo que rechazó. Renunció al Consejo Superior, junto a José Padilla, fijando con claridad su posición, sintiendo que el proyecto original de la UNT se había desvirtuado. Decía al respecto Rougés: "Ninguno de los tres factores que concurren al gobierno universitario se puede considerar como un privilegio. Si se permite la intervención de una asociación de tal índole en la Universidad , sería un teatro de contiendas político ?sociales , y su consejo Superior se convertiría en una legislatura sin poder para legislar. . . la educación pública del estado tiene en sí misma su propio fin".
En 1936, integró, junto al historiador Manuel Lizondo Borda y otros, la Junta Conservadora del Archivo Histórico de Tucumán, desde donde se publicaron trabajos fundamentales para nuestra historiografía provincial. Por sus múltiples ocupaciones declinó las cátedras que le ofrecieron en la flamante Facultad de Derecho. Recién en 1944 dictaría el seminario del Doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras, casa cuya conducción como delegado interventor asumió en 1945.
Sus trabajos filosóficos, que ya venía presentando , marcan un pensamiento de excepción: "La refutación kantiana del idealismo problemático" (1937), "Totalidades sucesivas? (1938), "La vejez del espíritu" (1939), "La vida espiritual y la vida de la filosofía" (1939), "El poder del espíritu" (1938). "Ensayo sobre Bergson" (1944), entre otros. En 1943, aparece su obra capital "Las jerarquías del ser y la eternidad", cuya originalidad en el pensamiento filosófico americano han destacado los estudiosos. "Corrigiendo a Bergson con la ayuda de Plotino y San Agustín, demostrando la sobrecogedora actualidad de los antiguos, dando testimonio de universalidad en un medio provinciano, encontrando en la soledad aguas puras para su sed de conocimiento, haciendo el don de su tiempo con la generosidad derrochona de quién sabe que en él se esconde algo más que la pura fugacidad. Rougés fue en persona el más noble testimonio de la libertad creadora. Reflexionó sobre ella como un filósofo, la vivió como una experiencia sagrada, pero también la asumió como la tarea de una cotidiana inmersión en el mundo", escribió su colega Víctor Massuh.
Su casa fue centro de concentración de grandes figuras. Hasta allí llegó Ortega y Gasset, que fuera presentado por Rougés con memorables palabras. Ya aquél, había comentado que Rougés, y Deodoro Roca, eran los hombres de mayor sensibilidad filosófica que había conocido la Argentina. Manuel García Morente también frecuentó su amistad, la que se hacía extensiva hacia otros grandes filósofos nacionales como Alejandro Korn, Francisco Romero, Carlos Cossio, Rodolfo Mondolfo, Eugenio Pucciarelli. Los dos primeros reconocían a Rougés como uno de los mayores filósofos argentinos. Diego Pro lo describe diciendo que "hasta Físicamente era un hombre con señorío. Pertenecía a esa clase de tucumanos distinguidos que Alberdi dibuja en sus descripciones del Tucumán. Era gentilísimo, fundamentalmente bueno, lo que se revelaba también en su modo de tratar a la gente".
Rougés sufrió un ataque cardíaco mientras decía su discurso de asunción del Rectorado de la UNT, el 20 de abril de 1945. Escribe Pro: "mientras volaban claras y fieles a su espíritu las palabras inaugurales, se le va desgarrando inesperadamente el corazón. Se va muriendo entre sus ideas que le florecen del alma, y que alzan vuelo con los últimos aleteos de su vida. Entre jadeos escribe su última lección." Pocos días después falleció, el 4 de mayo de 1945. El Dr Rougés estaba casado con María Elena Caínzo. En 1999, se editó : "Alberto Rougés. Correspondencia 1905-1945", cuyo solo análisis llevaría varias carillas. En su memoria, el edificio de calle Laprida 31 de S.M. de Tucumán, donde se levanta el Centro Cultural de la Fundación Lillo, se llama, desde su inauguración en 1990, "Alberto Rougés".
Por Raúl Rolando Hill.
Fuentes: Carlos Páez de la Torre y Ventura Murga. Las Calles de S.M. de Tucumán. La Gaceta. 2005. La Gaceta del 05-12-1992.
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