Notas |
- Nacido en Salta el 14 de Octubre de 1862, fueron sus padres el salteño Policarpo Romero de la Corte, comerciante y guerrero del Paraguay, y Delfina Juárez Arce y Zelarayán, tucumana. Tres días despúes fue bautizado en la Iglesia de La Viña con el nombre de José Gregorio Calisto Atanacio, siendo sus padrinos Ignacio Colombres y Doña Cesaréa de la Corte de Romero. Era nieto paterno del guerrero de la Independencia Gregorio Romero González mientras que su madre era sobrina del Presbítero y Doctor Pascual Arce Zelarayán y del General Celedonio Gutiérrez, gobernador de Tucumán.
Despúes de cursar sus estudios en el seminario diocesano de Salta, fue ordenado sacerdote en Buenos Aires por Monseñor Aneiros en 1886. Dedicado a la docencia y al estudio de la teología, pronto sobresalió por sus cualidades intelectuales y pastorales pero también por su oratoria y compromiso político. Tras asumir diversos cargos en su ciudad natal, asumió como canónigo de la Catedral de Salta y secretario del Obispo Pablo Padilla y Bárcena.
Romero se destacó pronto por ser un predicador infatigable y generoso. Fue capellán de lazaretos durante la epidemia del cólera, negándose luego a recibir la medalla con la que el gobierno decidió condecorarlo por su comprometida actuación. Su espíritu inquieto lo llevó a promover la fundación de distintas sociedades pías, asociaciones y escuelas de obreros como así también ateneos culturales para estudiantes. Su labor para con los pobres y enfermos convirtieron a Monseñor Romero en un personaje popular no solo en la provincia de Salta sino tambien en las vecinas Jujuy, Catamarca y Tucumán.
Involucrado en la vida política de la provincia fue primero diputado y luego senador. Presidió el Senado local en 1909, y desempeñó interinamente las funciones de gobernador por encontrarse con licencia el doctor Luis Linares. Desde la Legislatura de Salta el canónigo Romero se preocupó por involucrar la doctrina social de la Iglesia en las leyes que se sancionaban. Fue así que el Papa León XIII lo designó "prelado doméstico del Sumo Pontífice". En 1914 presidió una vez más el Senado salteño y asumió nuevamente interinamente el Poder Ejecutivo de Salta en reemplazo del gobernador Avelino Figueroa. Dado que Romero ya era vicario capitular se suscitó una situación única en la historia de Salta ya que una misma persona ejerció en simultaneo el gobierno eclesiástico y el gobierno civil de la provincia.
El 24 de febrero de 1915, por decisión de Pío X, Monseñor Romero fue consagrado Obispo de Salta. Su amigo y comprovinciano Victorino de la Plaza, en ese entonces presidente de la Nación, fue el padrino de su consagración episcopal. Gran conocedor de la encíclica "Rerum Novarum", orientó sus esfuerzos para que se comprendiera la esencia del magistral documento escrito por León XIII como así también las diferencias de la doctrina católica respecto al liberalismo y al marxismo. Asimismo, fundó un diario católico llamado Tribuna Popular. Desde este medio y cualquier otra tribuna fue un orador fervoroso donde demostraba su inteligencia, formación y fe religiosa.
Fue el promotor y autor junto al interventor nacional de Salta, Dr. Manuel Carlés, de la creación del Panteón de las Glorias del Norte. De esta forma, en 1918 se eligió un sector de la Iglesia Catedral con el fin de destinarlo a Panteón para dar descanso final a los próceres nacionales que habían actuado en las guerras libertarias del noroeste argentino. Asimismo, publicó numerosos trabajos de carácter religioso pero también sociológicos e históricos.
Su labor pastoral lo llevó a visitar las parroquias más distantes, predicando y administrando los sacramentos y encabezando el mismo las fiestas patronales. Romero generaba fervor y admiración en cuanto pueblo visitaba. En mayo de 1918 renunció a la candidatura que se le había ofrecido para la gobernación de Salta afirmando que un obispo era para todos y no para un partido político en especial.
A mediados del año siguiente Romero viajó a Buenos Aires con el objeto de participar en una reunión del Episcopado Nacional. Durante su estadía en Buenos Aires pronunció distintas conferencias y participó del IV Congreso de los Católicos Sociales. Regresó a Salta con una fuerte bronquitis. No obstante, se trasladó a Orán, donde se había comprometido a encabezar una misión pastoral entre los aborígenes del Chaco salteño. Fue así que la bronquitis se convirtió en neumonía y debió ser trasladado a la ciudad de Salta. Continúo igualmente al frente de la diócesis hasta su muerte, acaecida en Salta el 17 de setiembre de 1919. a los cincuenta y siete años de edad. En esos días se hablaba con insistencia de su candidatura a la púrpura cardenalicia en la Argentina.
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