Notas |
- El primero de la familia nacido en Tucumán, en 1801 Don Miguel ocupó el cargo de Alcalde de la Hermandad. Era hijo de don Manuel Pérez Padilla, nacido en Cabreras del Pinar, Soria, Castilla la Vieja, en 1748, y de doña María Rosa Pariente y Argañarás de Murguía.
Hallándose enfermo su suegro Don Juan García Cárdenas, hombre acaudalado, y que perteneció muchos años al Cabildo tucumano, en virtud de la legislación vigente, renunció a favor de su yerno al cargo de Regidor Perpetuo o Regidor XXIV, lo que provocó un voluminoso y prolongado juicio que consta en el Archivo General de la Nación.
En él Pérez Padilla hizo que se certificase su nobleza y limpieza de sangre, lo cual fue corroborado por los principales vecinos de la Ciudad. Los cabildantes hicieron furiosa oposición al nombramiento, basándose primero en la falta de fortuna de Pérez Padilla, y cuando éste probó ante el Gobernador Intendente de Salta que esto era inexacto, en su carácter ambicioso y prepotente, manifestando que "si se proclamase Padre de la Patria, los pueblos gemirían bajo su yugo".
Finalmente, el 1º de Enero de 1810, Pérez Padilla con su mano sobre los Santos Evangelios, prestó juramento como regidor del Cabildo de Tucumán. Poco tiempo después, el Alcalde de Primer Voto, Don Clemente de Zavaleta debió ausentarse de la Ciudad, correspondiendo reemplazarlo a Don Miguel, el cual presidió por ello el Cabildo Abierto que se reunió el 11 de Junio de 1810 para escuchar los comunicados enviados a Tucumán por la Primera Junta instalada en la capital del antiguo virreinato.
En 1816 Don Miguel Pérez Padilla se dirigió al General Belgrano, a la sazón en Tucumán. En su presentación Pérez Padilla decía: …"desde los primeros movimientos de nuestra gloriosa Revolución desplegué los más religiosos sentimientos de amor a la Causa, de unión y concordia a la Capital, influyendo a toda costa en el reconocimiento de la Superior Junta Gubernativa que se instaló. Sucesivamente sostuve con energía y constancia la Justicia de nuestro común reclamo y sin arredarme los peligros del momento, hacía ostentación de mi comprometimiento. Me había casi desprendido de mis particulares atenciones para entregarme del todo a servicios de la Patria…"
La nota que el General Manuel Belgrano elevó al Director Supremo está fecha 1º de Noviembre y está concebida en los siguientes términos:
"Excmo. Señor: Los documentos con que instruye su solicitud D. Miguel Pérez Padilla, y la constancia que fuera de ellos me asiste de su esmero y eficacia en las comisiones en que actualmente lo ocupo, me estimulan a recomendarla a la justificación de V.E. Bien es que no designe objeto, pero en mi concepto será compensado adecuadamente con los honores de Comisario de Guerra o lo que sea del supremo agrado de V.E. Dios guarde a V.E….Tucumán Noviembre 1 de 1816. Fdo: M. Belgrano." De costado figura esta resolución: "Expídanse Despacho confiriéndole honores de Comisario de Guerra". Lleva fecha 18 de noviembre.
Figura luego el siguiente certificado:
"Don Juan Ramón Roxas, Teniente Coronel y Comandante en Jefe del 1º y 2º Escuadrón de Granaderos a Caballo.
Certificado que habiendo venido con mi cuerpo al convento de Los Lules, por orden del Señor General del Ejército, el 11 de febrero; en la estrechez en que se hallaba la tropa, me ví obligado a construir algunos galpones y formar en hospital capaz de contener 100 enfermos, como así mismo un edificio para los diferentes talleres del cuerpo; y por las noticias que adquirí, confié la dirección de estas obras al vecino Don Miguel Pérez Padilla, quien no sólo ha desempeñado a satisfacción mía estas comisiones, y con el mayor desinterés, sino que en el abasto y cuidado que ha tenido de los caballos del Estado que han servido para la instrucción de mi tropa, ha manifestado el mejor celo y actividad, y para que conserve siempre un testimonio a que es acreedor de justicia, le doy éste, sin exigirlo el interesado, en Tucumán al 31 de abril de 1814.
Fdo.: Juan Ramón Roxas."
Luego se encuentra una autorización firmada por el General Ortiz de Ocampo con fecha 28 de Octubre de 1810, en la que consta que "El Señor Regidor" es el "encargado del acopio de monturas", y luego con fecha 26 de Octubre de 1812 una orden, firmada por Don Domingo García a los Alcaldes Ordinarios de la Hermandad, Comisionados y vecinos de las ciudades de Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Catamarca para que presten su colaboración a Don Miguel Pérez Padilla, comisionado por el General Belgrano para el abasto de carnes.
Sigue una orden del Teniente Gobernador, Don José Gazcón, concebida en los siguientes términos:
"Todos los Alcaldes de Partido y Comisionados de esta jurisdicción y demás vecinos de ellas prestarán cuantos auxilios necesite Don Miguel Pérez Padilla para el cumplimiento de las órdenes que tiene del Señor General en Jefe y de este Gobierno para el mejor servicio del Estado y abasto del Ejército haciéndolos responsables de cualquier falta a la que por demora o negligencia no presten los servicios necesarios al expresado Don Miguel en caso de necesitarlos".
Dos notas escritas de puño y letra del General Don Manuel Belgrano. La primera de ellas, con fecha 20 de Octubre de 1812, está dirigida al "Sr. Dn. Miguel Padilla". La segunda dice así:
"Por el de V. fecha de hoy quedo impuesto de las noticias que me comunica Ud. acerca de los movimientos de los enemigos. No hay duda que ellos procuran buscar todos los auxilios que proporcionan esos lugares comentiendo las mayores tropelías. De los 25 hombres que V. me dice los pondrá a caballo, y arma blanca, me parece conveniente se efectúe, y que estén éstos para recibir órdenes mías.
Dios guarde a Vd. muchos años. Fdo. M. Belgrano".
Un certificado que lleva la firma del ilustre militar Don José María Paz, que en aquel tiempo tenía el grado de Sargento Mayor y Comandante Interno del Regimiento de Dragones de la Nación. El texto es el siguiente:
"Certifico que habiendo sido destinado con mi Regimiento a este convento de Los Lules y siendo encargado por el Exmo. Señor General en Jefe, Capital General de estas Provincias, para proveer de todo lo necesario a las tropas a mi cargo, Don Miguel Pérez Padilla, está cumpliendo y ha cumplido antes sus atenciones, con un emulable empeño, exactitud y puntualidad no sólo en la provisión de abastos de toda clase, sino también en la construcción de galpones y de cuantos útiles han sido precisos a la regular comodidad de los oficiales y tropa, sin que hasta ahora se le haya notado la más mínima omisión, pues me consta por haberlo visto muy de cerca que con abandono de sus particulares negocios se contrae a estos servicios dando con esto prueba nada equivocada de su patriotismo desinteresado, y digno hijo de América. Todo lo que lo hace acreedor a la consideración de los Jefes Superiores y al reconocimiento y gratitud de todo este Regimiento. Y para su satisfacción y sin exigirlo él, le doy éste en Los Lules, a 11 de Octubre de 1816".
La importante documentación presentada por Pérez Padilla y el deseo expresado por el General Belgrano, tuvieron eco favorable en Buenos Aires, donde se expidió el siguiente decreto:
"Noviembre 18 de 1816. El Director Supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica: Por cuanto atendiendo a los méritos y distinguidos servicios que ha contraído en obsequio de la justa causa de la libertad el ciudadano con Miguel Pérez Padilla, he venido en conferirle los honores de Comisario de Guerra. Por tanto ordeno y mando se le guarden y hagan guardar las gracias, exenciones, y prerrogarritvas que por este título le corresponden, por lo cual le hice expedir el presente, firmado de mi mano y sellado con el sello de las armas del Estado y refrendado por mi Secretario de Guerra, del cual se tomará razón en el Tribunal de Cuentas…
Dado en la Fortaleza de Buenos Aires a 18 de noviembre de 1816. Fdo. JUAN MARTIN PUEYRREDON.- Juan Florencio Terrada". [6]
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