Notas |
- Juan Cayetano de Ibarguren Castañares nació en Salta el 7-VIII-1715, y entró en la Compañía de Jesús el 14-IX-1734. De estudiante en Córdoba el hermano Ibarguren "porque hacía buena letra" fué señalado "para que escribiese (copiase) la historia que va haciendo el P. Lozano". Años después - 1739 - hizo renuncia de sus bienes. Donó la estancia de San Lorenzo - heredada de su padre - a su hermana Valeriana y a su marido, y a falta de ellos a sus sobrinos del Nogal Ibarguren. El resto de sus pertenencias lo dejó el futuro sacerdote a su hermana Teresa, exceptuando 15 láminas y la plata labrada que donaba a la capilla del Colegio Real de Nuestra Señora de Monserrat, en Córdoba. Profesó solemnemente el 2-II-1743. Más tarde - 1753 - enseñó filosofía en las escuelas jesuíticas de la Asunción del Paraguay. En 1759, el Gobernador de Buenos Aires Pedro de Cevallos organizó en Corrientes una expedición de 400 hombres que debía explorar el Chaco, al mando de Bernardo Lopez Inclán. Este jefe llevó como baquiano y capellán a Juan Cayetano Ibarguren, con fama de perito cosmógrafo. Según el historiador correntino Manuel Florencio Mantilla, "guiábase Ibarguren en un mapa errado, y como ni él ni López conocian el territorio la expedición se extravió". Además, la hostilidad de los indios y el desborde de rios y lagunas hicieron fracasar ese intento de establecer una ruta que uniera a Corrientes y Santa Fe, a través del Chaco, con Tucumán, Salta y Jujuy. El cura Ibarguren fué luego Párroco de la reducción misionera de "San Lorenzo" (llamada como la estancia de su padre en Salta), fundada sobre el rio Uruguay. Ahí lo detuvieron cuando la expulsión de su Orden en 1768, junto con sus compañeros religiosos Isidro Rojas, paraguayo, José de Rivarola, santafecino, y Andrés Bothelxe, alemán. Todos fueron remitidos a Buenos Aires y, con 80 regulares de la Compañía, despachados para Europa en los navíos "El Diamante" y "San Fernando". Llevaba consigo el Padre Ibarguren: "un manteo, una sobreropa, dos camisas, dos pañuelos, una bacinica (orinal), un bonete y dos pares de escarpines". Tal el sobrio equipaje de Juan Cayetano, quien, seguramente, exhaló el último suspiro en Roma, la cuidad eterna donde buscaron asilo temporario los jesuitas expulsos.
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