Notas |
- Como persona principal, ostentó Pascual el grado de Capitán, y en 1705, siendo apoderado de los hermanos Francisco y Antonio de Vera y Mendoza - vecinos de Santa Fé, en cuya jurisdicción eran "legítimos accioneros" - solicitó y obtuvo del Ayuntamiento bonaerense permiso para sacar de los campos realengos 11.000 cabezas de ganado cimarrón, destinadas a poblar las estancias de dichos mandantes suyos.
El año siguiente (1706) el Capitán Torres Salazar resultó elegido Alcalde de 2º voto en el Cabildo porteño. En tal carácter fue comisionado por dicha corporación a fin de que administrara, junto con su colega el Capitán Pedro de Giles, la percepción de los derechos de alcábalas; como así también, en compañía de mi antepasado Gaspar de Avellaneda, hubo de requerirles a José de Arregui y a Sebastián Agreda de Vergara las sumas que estos adeudaban al municipio por las cobranzas de aquel impuesto a las ventas realizadas en el período anterior; y "atento a acavarse el Libro de Acuerdos", dispuso el Cabildo que Torres Salazar mandara "hazer y formar otro, a cuio efecto comprará el papel nezessario", pagándolo con lo recaudado a aquellos deudores Arregui y Agreda, en concepto de "Alcávalas del año pasado".
En sus funciones de Alcalde, Pascual de Torres Salazar intervino preferentemente en las cuestiones referente al campo. Para solucionar los problemas rurales, recurrió tanto a la cooperación divina cuanto a la humana. Por ejemplo, en la sesión del 16-II-1706, presidida por él, y con asistencia de los Regidores Baltazar de Quintana y Godoy, Miguel de Obregón y Diego Pérez Moreno, amén del Escribano Francisco de Angulo, "estando así congregados" - reza el acta respectiva - dijeron y acordaron: "q. por quanto se están experimentando varios efectos en las sementeras y enfermedades nacidas de la continuazión de la seca q. se esta padeciendo de algunos años a esta parte, y q. si continúa se esperan muchas calamidades en plantas y cuerpos, y q. respecto de q. el modo mejor de aplacar la justa yra de Dios es ocurrir a su Divina Magestad por medio de oraciones y sacrificios, y por la ynterzessión de los Sanctos ... se haga un Novenario de Misas Cantadas al glorioso Patrón San Martín en la Yglesia chatedral". Por otra parte, en el acuerdo del 3 de septiembre siguiente, Torres Salazar manifestó su gratitud al Gobernador Valdés Inclán, por el celo que dicho mandatario había mostrado en reprimir las apropiaciones de vacunos que cometían, sin derecho, en las campañas bonaerenses, los vecinos de la ciudad de Córdoba y de la provincia de Cuyo. A fin de evitar tales latrocinios que provocaban considerables mermas en el ganado cimarrón, Torres Salazar propuso al Gobernador obligara a los vecinos "accioneros" - porteños y santafesinos - "vaian luego de coger las vacas q. pudieran criar en dichas sus estanzias sin permitir la saquen fuera, con ningún pretecto". Tan eficiente debió considerarse la actuación de mi antepasado en el Cabildo, que el año 1707, los miembros de ese cuerpo, lo designaron Procurador General de la ciudad.
Votaron por él, ese 1º de enero, el Alcalde de 1º voto Pedro de Giles, el Alférez Real Joseph de Arregui, el Alcalde de Hermandad Baltasar de Quintana Godoy, y los Regidores Diego Pérez Moreno, Juan Pacheco de Santa Cruz, Fernando de Rivera Mondragón y Gaspar de Avellaneda; 7 votos en suma; Torres Salazar votó por su colega Giles; en tanto el Alguacil Mayor Miguel de Obregón aplicó su sufragio a favor de Martín de Segura. Acto seguido - y luego de confirmada la elección por el Gobernador Alonso Juan de Valdés Inclán - el Cabildo "le rezibió juramento al Cap. Pasqual de Torres y Salazar de que usará bien y fielmente el oficio de Procurador General de la ciudad, con que quedó rezebido".
Mi remoto abuelo pierde el juicio
A partir de esa solemne ceremonia mi antepasado no volvió al Ayuntamiento para asistir a sus periódicos acuerdos. Y en la sesión del 2 de mayo siguiente, el Alcalde de 1º voto Luis Pesoa de Figueroa explicó aquella ausencia; "Dijo que respecto de haber más tiempo de tres meses que el Capitán Pasqual de Torres y Salazar, Procurador General de esta ciudad, está enfermo de un accidente melancólico que lo ha reducido al estado de faltarle el juicio natural, de suerte que se le han hecho varios remedios, no tan solamente no se ha experimentado alguna mejoría, sino que totalmente desesperaron los médicos de que la tenga tan apriesa; y porque de continuarse (la ausencia de mi 8º abuelo) se sigue notable perjuicio, por no haber Procurador que atienda a los negocios de la república, es de sentir se de cuenta de todo al Sr. Gobernador y Capitán General, para que Su Señoría, si le parece, se pase a hacer elección en persona que atienda estos ministerios". Posteriormente, y con el visto bueno del Gobernador Valdés Inclán, el Cabildo nombró Procurador a Baltasar Quintana Godoy, "en ynterín que el dicho Cap. Pasqual de Torres mejore".
Un mes más tarde, el hombre seguía contraído a "atender al miserable estado en que se alla". Sin embargo de su irremediable locura, el dió poder para testar el 8-VIII-1707, ante Francisco de Angulo, al Regidor y Juez de Menores Fernando de Rivera Mondragón y a su hijo Ignacio de Torres. Murió once días más tarde, y a su cadáver lo sepultaron en la Iglesia del convento de San Francisco. Los apoderados del difunto, el 26 de septiembre, extendieron su testamento ante el mismo Angulo; y en la distribución de los bienes sucesorios, a cada uno de los hijos del causante le correspondió de legítima la cantidad de 3.252 pesos corrientes.
Los casamientos de mi antepasado
A poco de llegar a Buenos Aires, Pascual de Torres Salazar se unió en matrimonio, el 29-VI-1680, con la porteña Francisca de Gaete, bautizada el 24-II-1649 (hija de Pedro Izarra de Gaete y de Leocadia Hurtado de Mendoza Medrano, de cuyos respectivos linajes y antecedentes biográficos me ocupo en los capítulos que dedico a sus apellidos). Bendijo aquella boda el cura de la Catedral Juan de Oramas Filiano, ante los testigos, General Alonso Pastor y Capitanes Juan Arias Maldonado, Pedro y Joseph Alvarado. Cinco meses atrás, el 9 de enero, la novia había sido dotada por sus padres con distintos bienes, que se valuaron en 6.618 pesos corrientes.
Fallecida su esposa, don Pascual, el 4-II-1707 (es decir, al borde de la locura y de la muerte, pues unos meses después le sobrevino el "accidente melancólico que lo redujo al estado de faltarle el juicio natural" que lo llevó a la tumba), contrajo 2as nupcias - pareciera que in articulo mortis - con Antonia de Azocar San Martín, nacida el 27-VIII-1665, que era viuda de José Martínez de Aberastury, e hija de Pedro de Azocar Hurtado y de Francisca de San Martín Humanés Molina. (Ver el apellido San Martín). Había testado el hombre el 8-VIII-1707; en tanto Antonia de Azocar lo hizo el 13-X-1709, ante Juan de la Cámara, mi ascendiente. La doble viuda nombró por tutor y curador de sus menores hijos Aberastury a Joseph de Arregui, y por tutor de su hijo Pedro Torres a Miguel de Riblos, antepasado mío también y tío político del pupilo.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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