Notas |
- Fue sostenido sobre la pila bautismal en la Catedral de Buenos Aires, el 8-I-1622, por sus padrinos el Contador de la Real Hacienda Luis de Salcedo y su mujer María de Avendaño.
En 1639 era Capitán y Comisario de la Caballería lugareña, y más tarde - entre los años 1650 y 1651 - se unió en matrimonio con María Suárez Maldonado, hija del Capitán Hernán Suárez Maldonado "el Mozo" y de Beatriz de Rivadeneira y Sierra, su mujer. (Los antecedentes biográficos y genealógicos de ellos pueden verse en los capítulos dedicados a estos dos linajes).
El Padrón vecinal bonaerense de 1664 registra, bajo en nº 122, a "Don Francisco de Gaete", quien "Dixo ser de esta Ciudad. hijo de D. Gaspar de Gaete y de Da. Polonia de Yzarra, y casado con Da. Beatriz Rivadeneira, y el dicho D. Gaspar fue aventajado en seis escudos en Flandes, y fue en esta Ciudad Sarxento Mayor, Teniente General, Alcalde, Alferez Real y Oficial Real interino; y el declarante fue Capitán y Comisario de la Cavallería".
Muy poco después, Francisco de Gaete murió ab-instestato. El 18-XII-1665, a pedido de su viuda María Maldonado y Rivadeneira, se procedió al inventario y tasación de los bienes del finado, en los autos sucesorios respectivos ,tramitados ante el Alcalde Alexandro Gutiérrez de Madrid. Estos resultaron los bienes más importantes ahí consignados.
Las "cassas de su morada" en la ciudad, compuestas de sala principal, otra sala y aposento, patio, corral, cocina al fondo, dos habitaciones más, contiguas, que daban a la calle, "con sus puertas y llaves". Tal vivienda era la misma que fue de los padres del propietario, y que perteneció también a su abuelo Pedro de Izarra. Se levantaba en el solar de la esquina N.E. de las calles hoy llamadas Alsina y Bolívar; y lindaban entonces; por su costado Sur con Felipe de Herrera Guzmán, marido de Isabel de Tapia de Vargas; y por el Este con Pedro de Guerra, heredero, sin duda, de Agustín de la Guerra que, en otro tiempo, había sido vecino, por dicho costado, de Gaspar de Gaete.
Una estancia en el pago de la Magdalena, de media legua de frente y legua y media de largo, que el causante compró al Teniente de Caballos Agustín Pérez - casado con Bárbula de Azevedo Rojas -, donde mi antepasado crió yeguas, potrillos, y - mediante la colaboración de 10 vigorosos burros "hechores" - mulas; así como ganados mayores y menores. Había en el campo un puesto con "aposento cubierto de madera y cañas, cocina embarrada y su perchel"; además de corral de ovejas y otro de vacas y yeguas. En el respectivo inventario practicado por el Capitán Ignacio Fernández de Agüero, figuran carretas, aperos y herramientas de labranza; 100 cabezas de ganado vacuno manso, entre novillos y vacas; 20 bueyes - 4 de ellos "aradores" y 16 "carreteros" -; 8 vacas lecheras; 30 caballos mansos y 900 lanares, entre chico y grande; sin contar las yeguas y el mulerío que sumaban casi mil piezas.
Dos campos más. Uno despoblado en el pago de la Magdalena, a 5 leguas de la ciudad, con solo un monte de duraznos y varios árboles frutales. El otro, 15 leguas más lejos, "hacia la parte del sur", limitaba con el río "Saladillo" (Salado) y la laguna "Encadenadas". La referida estancia de Gaete parece corresponder a la antigua merced de Juan Bernal "sobre el río Saladillo", cuyas tierras confinaban con el "arroyo que sale de la laguna que llaman las Encadenadas", más allá de la laguna de Chascomús. Este gran depósito de agua bañaba, en 1645, las tierras otorgadas a Francisco de Rivadeneira - cuñado y vecino campestre de Francisco de Gaete -, dueño de una merced "que alcanzaba parte de dicha laguna de Chascomús, hacia la vanda de Sanbodombón o Todos los Santos".
A los dominios rurales de mi antepasado sumábase la fracción de estancia sobre el río "Las Palmas", a 18 leguas de la ciudad, "poco más o menos", que el Capitán Hernán Suárez Maldonado, suegro suyo, le diera "de dote y casamiento". Ejercitando los derechos de "accionero", Francisco de Gaete había poblado esas tierras con ganados cimarrones que logró aquerenciar ahí.
Los referidos autos sucesorios anotaban como de propiedad del causante a 5 esclavos negros; Marcela, "de casta angola", de 35 años, y Manuela, su cría al pié, de 9 meses; Leonor, "angola" también, de 40 años, preñada; Pablo, marido de Leonor, de 50 años; y Martín, criollo, moreno de 22 años. Y la ropa, armas, objetos personales y distintos enseres del difunto figuran asimismo en dichos autos; tanto los de uso pueblero como los campesinos - así el "escritorio de jacarandá con gavetas embutidas de marfil", y la "silla de borrenes y lomillo de baqueta, labrados" para cabalgar. Todo ese importante conjunto - esclavos, muebles y semovientes - se evaluó en 8.000 pesos, por los tasadores; Luis de Villegas, para los bienes urbanos, y Carlos Gil Negrete, para los de pampa afuera.
Tres años después (23-IV-1668), se leyó en el Cabildo un escrito de "Doña María Suárez Maldonado, viuda del Capitán Don Francisco de Gaete", en el cual aquella solicitaba, "por ser notorio que el dicho su marido era aussionero, liçençia para hacer hasta veynte botijas de grasa". Considerado el petitorio, los Regidores acordaron permiso para matar ganado cimarrón a la señora, a fin de que juntara pella y sebo, con tal "que la matanza la haga en tierras realengas, y qualquiera de los señores Alcaldes le dé el recaudo nesesario para el efecto, y que la persona que señale pueda hacer la dicha matança". Y más adelante, en 1674, el nombre de "María Suárez, viuda", aparece en el "Padrón" de repartimiento de corambre, para que, al precio de 11 reales el cuero, los vecinos bonaerenses entreguen sus corambres a los "Maestros" de los navíos "Lubequesa", "Roble" y "San Joseph", de Miguel Gómez del Rivero.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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