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- Fue un médico rural, naturalista, escritor y filántropo argentino, famoso por su modestia y abnegación, que pasó cincuenta años ejerciendo la medicina en Estanislao del Campo, una remota localidad en la provincia de Formosa.
Su vida fue un ejemplo de altruismo. Colaboró con las comunidades indígenas en varios aspectos: económico, cultural, humano y social. Además, realizó grandes aportes al conocimiento de las colectividades del noreste argentino, estudió sus costumbres e incorporó a sus conocimientos los de la medicina tradicional aborigen. En su honor, Argentina ha declarado por Ley 25.448 el 4 de julio, día de su nacimiento, como Día Nacional del Médico Rural.
Es autor de obras científicas sobre antropología, flora y fauna. Renunció a todo tipo de honorario y premio material viviendo en la humildad y colaborando con su dinero y tiempo con los más menesterosos, a pesar de que pudo haber tenido una cómoda vida ciudadana, gracias a sus estudios y a la clase social a la que pertenecía.
Viajando ya por lo que en aquel entonces se conocía como Territorio Nacional de Formosa, el tren que lo transportaba realizó una parada en la estación Estanislao del Campo (en aquel entonces denominada Guaycurri). Este era un villorrio formado por unos pocos ranchos sin ningún tipo de servicio de luz, agua corriente o gas, inmerso en el monte chaqueño. Una persona del lugar le pidió sus auxilios como médico para una parturienta que se encontraba en estado muy grave. Después de prestarle exitosamente atención y regresar a tomar el tren se encontró con un grupo de vecinos sin recursos que le rogaron para que no se fuera dado que no había ningún médico disponible varios kilómetros a la redonda. Maradona no lo dudó y se quedó, a pesar de que esto le hizo no solo perder su viaje sino también un trabajo seguro en Buenos Aires. Más aún, trabajaría allí por 51 años, viviendo siempre en una humilde vivienda de ladrillo, sin electricidad ni ningún otro tipo de servicio y prestando ayuda sin cobrar un peso a la comunidad indígena del lugar, formada por tobas, matacos, mocovíes y pilagás. Medio siglo después comentaría su arribo a Estanislao con estas palabras:
"Cuando yo llegué empezaron los problemas. Todo esto era monte, solo había cuatro o cinco ranchos y estaba todo rodeado de indios, que por otra parte me querían matar. Tanto que uno de ellos, que era famoso, me agarró de las solapas y me sacudió, amenazándome. Pero nunca les tuve miedo ni me demostré asustado. Y no por dármelas de valiente. Sino que soy así nomás. Pero con la palabra dulce y la práctica de la medicina, tratando las enfermedades, dándoles tabaco y consiguiéndoles ropas, las cosas fueron cambiando. Así los traté hasta hoy. Me remangué, me metí en el monte sin ningún temor, arriesgando mi vida y también mi salud."
En efecto, la comunidad indígena del lugar al principio le tuvo recelo, dado que en general los blancos los habían engañado y maltratado y por lo tanto no confiaban en la medicina del doctor. Sin embargo con el tiempo logró trabar amistad con los caciques del lugar y granjearse el respeto de todos, interiorizándose de sus necesidades y logrando erradicar de la zona terribles enfermedades como la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera y la sífilis. Por todo esto, los indios lo llamaban Piognak (que significa ?Dr. Dios? en pilagá).
Se dedicó además a investigar científicamente la vida y cultura de los pueblos originarios, así como la fauna y flora de la región. Logró que el gobierno le adjudicara algunas tierras fiscales en las cuales fundó la colonia aborigen Juan Bautista Alberdi (oficializada en 1948), les enseñó trabajos agrícolas y a construir casas con ladrillos confeccionados por ellos mismos, ya que hasta ese momento vivían desnutridos y enfermos sobreviviendo con el intercambio de artesanías por ropa y comida. Colaboró con su dinero en la compra de herramientas y semillas, fundó instituciones para cobijar y recibir indígenas marginados, proyectó un camino hacia el río Teuco, exploró fuentes de agua potable, realizó mejoras en la estación ferroviaria y ayudó a erigir la comisaría del pueblo. Despreció toda forma de poder que sus esfuerzos podrían haberle redituado. Dejó testimonio de todos sus contratiempos, esfuerzos y luchas en su libro A través de la selva. Éste es un estudio antropológico de gran valor sobre la cultura indígena. Realizó también una valiente denuncia de las condiciones de vida de los indígenas y de su explotación en los ingenios azucareros. Con estas críticas logró que en 1936 las autoridades le dieran su apoyo en un programa de promoción humana y social.
Maradona también fundó una escuela rural (en la cual se desempeñó como docente por tres años) que, a pedido de él, recibió el nombre de uno de sus tatarabuelos, José Ignacio Maradona, quien, como se explicó anteriormente, había sido representante por la ciudad de San Juan ante la Junta Grande (1810-1811) y responsable de que en 1811 se sancionara el decreto que extinguía el tributo que pagaban los indios a la Corona de España. Este decreto y otros relacionados con libertades otorgadas a los indios por los gobiernos patrios se mencionan en la obra de Esteban Maradona A través de la selva, donde se sugiere que aún no han sido puestos en práctica.
En 1986, con 90 años de edad, enfermó y debió trasladarse a la ciudad de Rosario, donde vivía su sobrino. Llegó en un estado calamitoso, por lo que debió internarse inmediatamente en un hospital. Ya de alta, se quedó a vivir con la familia de su sobrino, de donde no se mudaría más.
En sus últimos años recibiría muchos homenajes y distinciones y no aceptaría ningún tipo de pensión vitalicia. Murió de vejez, a los 99 años, en Rosario, pero sus restos se guardan en la ciudad de Santa Fe, en el panteón de su familia Maradona-Villalba.
El 4 de julio, día de su nacimiento, ha sido declarado por ley 25.448 como Día Nacional del Médico Rural [5]
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