| Notas |
- Comienzo esta semblanza indicando el grado militar de este destacado general del ejército húngaro, porque habitualmente lo citan con el grado de coronel, pese a que en el archivo del Ejército Argentino, se guarda el decreto firmado por el presidente Santiago Derqui y refrendado por su ministro de guerra Benjamín Victorica reconociéndole el grado de general en nuestro país. Juan Czetz, no fue notificado y se enteró veinte años después. En sus memorias inéditas expresó: "Que diferente carrera hubiera seguido si este decreto me hubiese sido comunicado entonces".
El yerno del general Prudencio Ortiz de Rozas, nació el 8 de junio de 1822 en Gidófalva, hoy una comuna en el condado de Covasna, Rumania, compuesta de cuatro pueblos. Formó parte de la región de Székely Land de la histórica provincia de Transilvania
Después de cursar el Colegio Militar de primeras letras de Kezdy Wásárhely, ingresó en la Academia Militar de Wienner Neustadt de la que egresó como oficial del ejército austríaco en 1842.
En el año 1846 fue destinado al Estado Mayor General Austríaco y residió en Viena, hasta la revolución de 1848. Al ser nombrado ministro de guerra en el Reino Húngaro el general Lazar Mészáros, es nombrado su ayudante y lo destinan a Buda Pesth. Hizo junto a dicho general la campaña contra los semios. Finalizada la batalla de Verlaez, el ilustre Lajos Kossuth, informado de sus aptitudes y su patriotismo lo nombra Jefe del Estado Mayor del Cuerpo de ejército que comandaba el general Józef Zachariasz Bem en Transilvania.
En ocasión de la entrada al último baluarte austríaco que era la ciudad de Hermauntads, el general Bemms, ascendió en el lugar a Czetz al grado de general por su heroísmo en el campo de batalla. Dicho nombramiento fue ratificado por Lajos Kossuth como gobernador de Hungría, encargándole se haga cargo de la organización de su ejército de reserva.
En los días trágicos de la catástrofe de Világos, - final formal de la revolución húngara de 1848 - la que tuvo lugar el 13 de agosto de 1849, día en que los húngaros no tuvieron más opción que rendirse y capitular, ante el poderío de las fuerzas austríacas. Juan Czetz tuvo que esconderse algún tiempo en Hungría, para luego escaparse a Hamburgo.
Afortunadamente se salvó de caer en la garras del cruel general austríaco Julius Jacob von Haynau, quién tuvo la triste gloria de hacer ahorcar en el mismo día a 13 valientes generales, cinco húngaros, cuatro alemanes, dos armenios, uno serbio y un croata y al Conde Lajos Batthyány Németújvár, quién entonces se desempeñaba como primer ministro luego de haber estallado la Revolución húngara de 1848. Pasaron a la historia como los mártires de Arad.
Después de la derrota en la guerra por la libertad tuvo que escapar de Hungría para evitar la represión de los Habsburgo, del joven emperador, Francisco José. Escapó a Alemania y escribió sus memorias con el título de Bern 's Feldzug in Siebenbürgen in den Jahren 1848 und 1849 (Las luchas del general Bem en Transilvania en 1848 y 1849). Sus días de exilio forzado duraron dos años, hasta que los austríacos ocuparon Hamburgo y los húngaros debieron emigrar a otros países de Europa.
Tiempo después pasó a Inglaterra invitado por su gran amigo el Conde Alejandro Teleki de Szék, quién estaba casado con Lady Langdale. Previamente, había publicado antes una gramática de la lengua militar húngara para los oficiales alemanes y sus memorias de la campaña en Bem. En Inglaterra permaneció siete años, y en diciembre de 1857, Czetz decidió aceptar una propuesta de unas damas inglesas para acompañarlas a España, llegando para Navidad a Barcelona.
En dicho viaje el conoció en Sevilla a Basilia Ortiz de Rozas, nacida en Buenos Aires el 15 de diciembre de 1823 y fallecida en su ciudad natal el 19 de enero de 1891. Contrajo matrimonio el 12 de marzo de 1859. La ceremonia religiosa se celebró en Sevilla en la iglesia de San Vicente. Era hija del general Prudencio Ortiz de Rozas y López de Osornio y de Petrona Catalina Almada Toscano. Tuvieron cuatro hijos, llamados León (1860); Cecilia Etelvina (1861) ; Celia Alejandrina (1863) y Juan José Guillermo (1871)
Luego de un fallido intento de formar un cuerpo húngaro y participar en le guerra de Francia y Piamonte contra Austria confiado en la promesa que le hiciera a los húngaros Napoleón III de recuperar su patria, acción frustrada con la firma de la paz de Villafranca, se frustraron sus esperanzas y cansado de tantos desengaños reunió a su familia en Sevilla y se embarcó a Buenos Aires.
El propio Juan Czetz, nos relata en sus interesantísimas memorias como fue llegada a Buenos Aires.
"El 15 de julio me despedí de mis amigos y me embarqué para Sevilla y de allí con mi mujer y mi cuñada, la señorita Manuela Rosas, pasé a Lisboa. El viaje lo hicimos con la célebre trágica Adelaida Ristori."
"Nos embarcamos por consiguiente en mayo de 1860 en el Royal Mail Inglés con nuestro hijito de cinco meses y llegamos con felicidad a esta capital en junio siguiente. En balizas exteriores vinieron a buscarnos los parientes, los señores Lucio Victorio Mansilla y Alejandro Baldez Rozas, en una ballenera del señor Nicolás Mihanovich, que la dirigía personalmente, entonces simple botero y hoy millonario por el trabajo."
"Nunca olvidaré la impresión tan grata que sentí al estrechar la mano del bizarro y elegante joven Mansilla, que con su cabellera rizada y un sombrero calabrés parecía la encarnación viva de un cuadro de Salvador Rosa". (1)
"Desde aquel momento se unieron nuestros corazones y de aquella fecha hasta hoy este sentimiento de íntima simpatía no ha variado; así se explican ciertas amistades por el choque eléctrico que reciben los ojos y pasa al corazón".
"Con un viento recio el río borrascoso llegamos al muelle y de allí a la casa solariega de la familia Baldez en la calle Tacuarí. Allí nos recibió la digna matrona, madre de Alejandro Baldez hermana del Dictador, con aquella noble sencillez y cariño que me recuerda la hospitalidad de la patria húngara y con el afecto que en aquella época caracterizaba a la alta sociedad bonaerense. La misma noche vinieron a darnos la bienvenida casi todos los miembros de la familia; entre otras la hermosa y elegante madre de los Mansilla, Agustina Ortiz de Rozas y su hija Eduarda Mansilla de García. Esta dama era conocida por su talento, por su gracia y por las dotes de su cultivada inteligencia, que la hacían aparecer en todas partes como una verdadera señora del gran mundo. La misma impresión imperecedera que su hermosura, me produjo la inteligencia y el talento de esta joven señora."
"Siempre tendré presente la amabilidad que nos dispensaron e hicieron que me considerase desde aquel entonces en mi hogar".
"En aquella misma ocasión vino a saludarnos también el hijo de otra tía de mi señora, Miguel Rivera, un joven serio que se ocupaba en agrimensura. La conversación llegó al fin, al punto de cómo y en donde íbamos nos íbamos a instalar y sobre la carrera que podría convenirme más para trabajar. El joven Rivera me explicó entonces que en el estado que estaban las cosas a la sazón quizá me convendría hacerme estanciero o agrimensor, y como el general don Juan Manuel de Rosas me había informado ya en Southampton sobre el estado militar del país, me decidí por la agrimensura."
Así comenzó la vida de este distinguido general húngaro en nuestra Argentina. Rindió examen de agrimensura ante destacados profesionales en el Departamento Topográfico y fue aprobado con la más alta calificación. Rápidamente su talento, su capacidad, su profesionalismo y su cálida personalidad, lo llevaron a convertirse en el agrimensor de moda.
En 1862 efectuó la mensura de todas las estancias de Azul. El general Mitre aún gobernador de la provincia y tal vez por la recomendación de la señor Andrea Rozas de Seguí, lo nombró conjuntamente con los señores Romero y Sourdeaux para efectuar 125 mensuras. Lo acompañó en aquel trabajo el agrimensor Carlos Glade. Llevó a cabo la mensura de varios pueblos, entre otros el ejido de la ciudad de Rojas. Luego de una dura enfermedad, no pudo continuar con sus trabajos de agrimensura.
El general Juan Gelly y Obes, entonces Ministro de Guerra y Marina, decidió nombrarlo jefe de una sección de ingenieros militares, con el rango y sueldo de coronel, en la Inspección General General de Armas. Desde ese cargo, planificó la futura sección de ingenieros militares. Comenzó a trabajar en el mapa de los límites de la República Argentina con el Brasil y Paraguay y en medio de esta tarea lo sorprendió la Guerra del Paraguay.
Concluida la guerra, propuso la prolongación de los estudios del ferrocarril hasta Sunchales, y de allí hasta Tucumán por el Norte y hasta Rosario por el Sur. Los planos de ese trabajo los llevó a cabo bajo su dirección con Ramón Falcón, quién fuera posteriormente el primer oficial egresado del Colegio Militar de la Nación, coronel y diputado nacional.
Fue el fundador del Instituto Geográfico Militar argentino (1875), que hizo todos los mapas de Argentina y muchos de Chile, Paraguay y Uruguay, gracias a lo cual ganó una medalla de oro en la exposición internacional de 1883.
Pasado el tiempo llegó a la presidencia de la nación, Domingo Faustino Sarmiento, nombrando como ministro de guerra a Martín de Gainza a quién le impartió la orden de poner en práctica el plan para ensanchar las fronteras Sur de Córdoba y Santa Fe u Oeste de Buenos Aires, con el fin de poner una valla a las continuas invasiones de los indios. Para tal fin nombró al Coronel Czetz para conducir dicho plan y lo envió en comisión junto al mayor Lucas de Pesionan, quienes se trasladaron a Rio Cuarto y quedaron bajo las órdenes del coronel Lucio Victorio Mansilla, entonces comandante de la frontera sur de Córdoba, quién debía facilitarle todos los medios para concretar la tarea encomendada.
El general Czetz, murió en la ciudad de Buenos Aires el 6 de noviembre de 1904. Los diarios de la época reflejaron el pesar que causó la muerte de tan distinguido oficial del ejército austríaco y argentino. Sus restos fueron enterrados en el entonces llamado Cementerio del Norte - hoy cementerio de la Recoleta - y posteriormente trasladados a la capilla del Colegio Militar de la Nación, donde reposan junto a sus queridos cadetes.
En Argentina sigue siendo muy respetado hasta nuestros días. Se puso su nombre a una plaza en Buenos Aires, el Correo argentino lo recordó emitiendo un sello con su retrato (Czetz 2007), una calle lo recuerda en la ciudad de Mar del Plata y una placa conmemorativa en el Colegio Militar de la Nación honra la memoria del general del ejército húngaro Juan Czetz, primer director del Colegio Militar y coronel del ejército argentino, la que fue colocada en ocasión del 150° aniversario de la fundación de la institución.
El diario La Prensa del día 7 de septiembre de 1904, lo recordaba diciendo: "El nombre del coronel Czetz está íntimamente vinculado con el de las nuevas generaciones militares, surgidas de las aulas, para dar al ejército un nuevo coeficiente de importancia y progreso".
"Durante el ministerio de Guerra del Coronel Martín de Gainza, bajo los auspicios de Domingo Sarmiento, el coronel Czetz fue elegido para colocar la piedra fundamental del Colegio Militar de la Nación, en la antigua residencia de Juan Manuel de Rosas en Palermo".
"Creada y dirigido por un soldado el Colegio Militar empezó por ser un cuerpo del ejército, donde la disciplina y los servicios especialmente militares, absorbieron todo el tiempo de la enseñanza. Czetz sabía perfectamente, que la piedra fundamental de toda institución militar no podía apoyarse sino en las reglas inexorables de la disciplina. El perfeccionamiento técnico vendría después, poco a poco, como consecuencia lógica de las labor constante, como resultado de la evolución que se iniciaba".
(1) Salvator Rosa fue un artista polifacético italiano del siglo xvii, activo en Nápoles, Roma y Florencia. 1615-1673.
Por Manuel Rafael García-Mansilla y Zavalía y Leopoldo E. García-Mansilla de Uriburu
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1822 - 1904 (82 años)
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