Notas |
- Hacia 1872, es enviado a Génova a estudiar junto a sus hermanos Juan Antonio y Ernesto. Ingresó en el “Convitto Nazionale in Genova”, acumulando premios y diplomas desde 1873 hasta 1881, año en que ingresa en el Instituto de Clínica Médica de la Real Universidad de Génova. En las aulas universitarias, acusando dotes singulares, Chiazzaro conquistó la predilección afectuosa de profesores tan eminentes como el Senador Maregliana, gloria del Ateneo Genovés y clínico de fama mundial; Azzio Caselli, célebre cirujano; Campana, Secondi, Albertoni, Ceci y otros, que lo contaron entre los más estudiosos en las varias clínicas médicas. Fue así como – entre otros lauros – obtuvo el premio destinado al estudiante de medicina que presentara, en público concurso, el mejor trabajo.
Recibido de doctor en medicina y cirugía el 9 de julio de 1887, a los 25 años de edad, al despedirle poco después, el famoso Profesor Azzio Caselli, por entonces Director de la Clínica Operatoria de la Real Universidad de Génova, suscribe para él un documento que reza así: “El abajo firmante declara que el Sr. Doctor Atilio Chiazzaro, natural del Salto Oriental (República del Uruguay), cumplió sus estudios en este Ateneo ocupando en el último año el puesto de ayudante interno de la clínica quirúrgica operatoria, dando siempre las más luminosas pruebas de buen ingenio, amor grande al estudio y de grande actividad, hasta el punto de resaltar entre los más distinguidos estudiantes de la Facultad Médico-quirúrgica. Con tales dotes no se puede más que presagiar óptimamente su porvenir en la carrera que ha emprendido. Profesor Azzio Caselli. Génova, 29 de julio de 1887”.
Sus pruebas, como lo atestiguan los documentos oficiales de la Universidad, fueron siempre excelentes y el “examen de Laurea” final fue rendido con una evaluación de 120 puntos sobre 120 posibles. Pero no se limitó Chiazzaro al ámbito de las aulas. Durante su carrera concurrió asiduamente a colaborar con la sección de Maternidad del Hospital Civil de Génova, y, en otros órdenes totalmente diversos pero interesantes como en el que conformó con algunos compañeros un conjunto musical estable con el cual amenizaba fiestas en el ámbito culto de Génova.
Al volver Chiazzaro al Uruguay revalidó su título el 19 de julio de 1888 con una tesis sobre “Rinoplastia total” El joven médico no aceptó los halagos de la sociedad montevideana, como antes tampoco había aceptado la tentación de quedarse en Italia junto a sus prominentes profesores, y retornó a su pueblo natal del Salto Oriental. instalando su consultorio en la calle Uruguay 233. Por casi setenta años ejercerá en Salto un verdadero apostolado médico. En setiembre de 1889 es designado médico de Policía del departamento. En 1910, el Poder Ejecutivo lo nombró Inspector de Higiene del departamento de Salto. Sus enérgicas medidas en pro de la salud pública le valieron se le llamara el “Dictador del Consejo de Higiene”; pero a ellas se debe el evitar una terrible epidemia de cólera que afectó a la ciudad vecina de Concordia; y luego sendas epidemias de viruela y tifus que, reconocidamente gracias a su gestión personal, se aislaron sin consecuencias para la población. Nunca negó su asistencia, que era gratuita la mayor parte de las veces, a personas sin recursos ni residentes en largas distancias en pleno campo.
En 1928, la mutual “Societá Italiana Unione e Benevolenza” organizó en su honor un sentido homenaje, al cumplirse cuarenta años de ejercicio profesional en medio de múltiples adhesiones particulares y públicas por su entrega, servicio, dedicación y maestría. En 1936, por decreto del Poder Ejecutivo, atento a “su larga y abnegada actuación en la ciudad de Salto, donde prestó relevantes servicios a la Asistencia, realizando verdadero apostolado de su profesión y dedicando sus mejores energías al cuidado de los indigentes vencidos por la enfermedad”, se acuerda entregarle la “Medalla de la Abnegación”
En el año 1939, a pesar de que el homenajeado aún vive, se resuelve poner el nombre de Atilio Chiazzaro a una céntrica calle de la ciudad de Salto. La iniciativa, recogida en la prensa, recibe la adhesión de varios miles de salteños, cuyos nombres aparecen en los periódicos durante semanas. Finalmente, el 25 de marzo de 1940 la Junta Departamental, por unanimidad, autoriza al Ejecutivo Comunal a sustituir el nombre de la calle “Gaboto” por el nombre “Dr. Atilio Chiazzaro”. Intensa fue la emoción del ya viejo Chiazzaro ante tal homenaje, que finalmente debió aceptar, y que dio lugar a un muy sentido acto, en un Teatro Larrañaga que no pudo dar cabida a todos quienes quisieron asistir al mismo, debiendo seguirlo desde una calle con tráfico interrumpido, y cuyos ecos se recogieron no sólo en la prensa de Montevideo sino aún en la de la lejana ciudad de Génova, en cuya Universidad había realizado sus estudios. En 1947, cuando ya tenía ahora sesenta años de recibido, al conmemorarse el “Día del Médico”, y con la adhesión de las autoridades del IV Congreso Latinoamericano de Cirugía Plástica, el Club Médico del Uruguay homenajea nuevamente al Dr. Chiazzaro.
Amante de la música, Chiazzaro es autor asimismo de varias páginas musicales del género popular de aquella época, algunas de ellas editadas e inclusive llevadas al disco, como la polca “A orillas del Uruguay”, o la mazurca “María”. En otros aspectos interesantes de su intensa existencia Chiazzaro se asoció a su cuñado Carlos Dodero, quien fuera un exitoso hombre de negocios, para establecer los primeros ferrocarriles del Chaco y de Corrientes. Tendrá también en Curuzú Cuatiá una cabaña ganadera y será, junto a un grupo de médicos montevideanos, uno de los fundadores del balneario Atlántida.
En 1952 Chiazzaro cumplió noventa años y recibió nuevos homenajes del Consejo de la Facultad de Medicina, del Ministerio de Salud Pública, de las autoridades departamentales, la prensa, el pueblo e Instituciones Médicas y Culturales del Salto. El 2 de junio de 1957 el gobierno de la Republica de Italia lo nombra Caballero de la Orden del Mérito Sobre los noventa y dos años, finalmente, luego de ejercer su profesión por más de sesenta y siete, acepta retirarse de la práctica activa. Con enorme dolor adopta su resolución y con serenidad se recluye a la vida familiar hasta su fallecimiento en 1958. [1]
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