Notas |
- El 25 de octubre de 1803 fue nombrado subteniente del Batallón de Milicias de Infantería del Potosí, y el 6 de noviembre de 1809 figuraba como teniente retirado del mismo cuerpo.
Tras el estallido de la causa revolucionaria, se mantuvo fiel a la corona y volvió al servicio activo. El 21 de agosto de 1810 salía de Potosí, rumbo a Santiago de Cotagaita, un contingente realista al mando de Indalecio González de Socasa. Iban 200 hombres en 4 compañías de a 50 con sus respectivos oficiales. En la 7ma de Granaderos marchaba Arriaga.
En agosto de 1813 revistaba en el Regimiento de la Concordia Española del Perú y en 1817 servía en Lima.
Su ferviente adhesión a la causa realista queda manifiesta en la carta que escribió al virrey José Fernando de Abascal, marqués de la Concordia, el 10 de enero de 1816:
"Excmo. Señor.
La sagrada ley del agradecimiento me pone la pluma en la mano para manifestar el mío a V. E.; pero la respetuosa idea de su grande persona, la hace temblar como la débil caña, combatida del recio viento. Y sin embargo, que los regulares principios que debo a la celosa educación de mis pobres honrados padres, me han proporcionado medios de conducirme en la sociedad, sin que el brillo me deslumbre, ni la grandeza me sorprenda; la de la alta persona de S. E. a quien he profesado siempre más amor que respeto, me ha tenido circunscripto en los límites del más perjudicial y doloroso silencio; sin que la necesidad y lastimeras circunstancias en que me he visto, ni la justa pública opinión, de ser V. E. el padre común de los fieles habitantes del mediodía de la América, hayan sido bastantes a interrumpirlo.
En la carta del Sr. D. Pedro Javier de Vera, apoderado de V. E., que he retenido por cerca de dos años, y remito ahora, hallará V. E. un testimonio que confirma la verdad de mi profunda veneración hacia su persona: pero el tiempo, y repetidos favores que he debido, sin mérito, a su generosidad y beneficencia, hasta haberse dignado recomendarme particularmente a este nuevo Sr. Presidente, no me dejan tranquilo, y ponen en el caso de parecer excesivo, por dar a V. E. alguna prueba de los apurados sentimientos de gratitud, que me animan, por sólo la idea de beneficiarme.
Así es que, aunque este tan recomendable Sr. Presidente en nada se ha manifestado hasta ahora, no proporcionado siquiera hablarle, como deseaba, y convenía a mi honor y circunstancias; yo quedo, y viviré tan agradecido de V. E., que siempre me llamaré una criatura beneficiada suya y mis labios serán eternos pregoneros de sus públicas virtudes. Sólo siento, que V. E. se aleje de estos dominios, cuando más necesitaba su protección, y quede acaso expuesto a la arbitrariedad de algunos jefes menos justos que V. E., más estimadores del perverso maldiciente, o quizás poco conocedores del verdadero mérito. Por esto pues, al paso que consagro a V. E. mis más respetuosas congratulaciones, me anticipo desde ahora a ofrecerle también las lágrimas que me ha de costar tan justo sentimiento, con el que, después de suplicar a V. E. no se olvide de esta pobre criatura suya, protesto acompañarle con mis votos hasta la más remota distancia.
Dios guarde a V. E. los muchos años que desea su más altísimo y reconocido súbdito, que besa las excelentísimas manos de V. E.
Santiago y enero 10 de 1816.
Excmo. Sr.
Fermín José de Arriaga."
La carta de recomendación a que hace referencia decía:
"Cádiz, 30 de agosto de 1813
Excmo. Sr.
Muy señor mío y dueño: Después de escrito el correo, me interesa un amigo de todo respeto para que recomiende a V. E. a don Fermín Arriaga, individuo del Regimiento de la Concordia, que solicita ser promovido al inmediato grado que obtiene actualmente. V. E. graduará si este sujeto es acreedor a la gracia que solicita, y en su caso atenderá en el modo que estime la recomendación que en obsequio de dicho Arriaga le hace éste su atento servidor como reconocido amigo, que su mano besa,
Pedro Xavier de Vera."
Participó en la batalla de Azapampa, el 29 de diciembre de 1820, a las órdenes del brigadier Mariano Ricafort. Más tarde se encontró en la primera rendición del Callao, el 19 de septiembre de 1821.
En noviembre, desde Ancón, partía la fragata inglesa "Catharte", conduciendo a varios oficiales comprometidos con la causa de la corona y que ahora abandonaban los dominios recientemente perdidos.
En carta del 28 de diciembre, José Ignacio Zenteno se interesaba con el ministro chileno Joaquín de Echeverría por la suerte de Arriaga:
"Don Fermín José de Arriaga , uno de los presos incomunicados que tengo a bordo de la Fragata Lord Catharte, en conformidad de la orden de VS. de 18 del que espira, es un ciudadano de quien tengo los mejores informes de patriotas respetables, y de la generalidad de de esta vecindad , así como por el contrario declaran incesantemente contra el Español Dublé y otros Godos que aún disfrutan de entera libertad en el país. Entre aquellos me lo recomienda muy particularmente el general Blanco, y entre éstos muchos vecinos que hacen presente que Arriaga fué un favorecedor en sus trabajos y persecuciones que sufrieron por el enemigo, y me han esforzado a interesarme en que procure mejorar la suerte que le ha cabido.
Con esta ocasión, y el haberme pasado una representación para S. E. el señor Director Supremo que tengo el honor de acompañar a VS. con sus antecedentes, me permito tomarme la libertad de suplicar a VS. que teniendo la bondad de ponerla en las supremas manos de S. E. incline su voluntad a fin de que se le conceda lo que apetece, no habiendo otra causa que la de haber servido al enemigo.
Dios guarde a VS. muchos años, Valparaíso, diciembre 28 de 1821.
José Ignacio Zenteno."
A principios de 1822 fue remitido en calidad de prisionero a su ciudad natal, donde se dedicó al comercio hasta su muerte. [1]
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